UIA, CGT, Iglesia, la Mesa de Enlace del campo y Fernández. Todos por el pacto social
Fernández empieza a tejer la estrategia para intentar comandar la nave del ajuste por aguas turbulentas. Tomando nota de la paliza recibida por el modelo económico de Macri y el FMI en las elecciones, que lo colocaron como virtual presidente, desempolvó la idea de un “pacto social” para montar un acuerdo de gobernabilidad de los sectores dominantes, para contener, engañar y enfrentar a la clase obrera.
Mientras se prueba el traje de asunción Fernández no pierde la vista fijada en el horizonte de lo que tendrá que enfrentar: una deuda externa impagable que ya representa más del 100% del PBI, un ajuste que debe profundizar y la asunción de un cargo con un mandato tácito de los votantes que no puede cumplir: cambiar el modelo económico que millones condenaron en las PASO.
En una carrera contrarreloj se fue reuniendo con todas las esferas del poder económico y político sectorial. También viajó a Europa para poder demostrar su predisposición a cumplir con las exigencias del imperialismo.
Finalmente, en el encuentro en Tucumán con Manzur de anfitrión, al cumplirse 50 años de la UIA, con Acevedo, su presidente, Daer (CGT) y otros personajes explicitaron la necesidad del “pacto social”. Desde ese día otros sectores se fueron pronunciando por el “pacto social” como la Iglesia, Moyano y hasta el empresario Cabrales que antes de las PASO había dicho que era necesario tener “facilidades para despedir”, se pronunció totalmente de acuerdo con el “pacto social”. ¿Algo bueno puede traer para los trabajadores un pacto con el dueño de Aceitera General Deheza (Acevedo) y Martín Cabrales? ¿Algo bueno puede traer un pacto promocionado por los que como Daer permitieron el ajuste y ni siquiera se movilizaron en contra de la reforma laboral?
Por supuesto que no. La burguesía siempre busca nombres engañosos y pomposos para no confrontar directamente con los trabajadores. Pacto social, concertación, paz social, gran acuerdo nacional, mesa de diálogo, son las palabras o frases que aparecen en determinadas circunstancias de la lucha de clases. Cada una de éstas marcó una coyuntura de la Argentina que no vamos a reseñar por cuestiones de espacio, pero todas tienen el mismo objetivo: subordinar las necesidades de la clase obrera a favor de las de la clase capitalista.
¿Qué medidas se están discutiendo para instrumentar el futuro pacto?
Es un programa que aún no lo explicitan a fondo (pensemos que estamos a días de una elección), pero que por lo que fue trascendiendo podemos decir que tiene tres ejes:
1) Congelamiento salarial de 180 días, medio año. Con la excusa de que lograría concertar un “acuerdo de precios” con los empresarios. Mientras los precios suben todos los días, ya han enterrado la reapertura de paritarias por un adelanto de $5.000 a cuenta de futuros aumentos. Un bono que ni siquiera van a pagar todas las empresas. Con una inflación estimada del 55% y paritarias de un promedio del 30%, la cuenta del deterioro salarial es muy clara.
2) Aunque afirman que no promoverán una reforma laboral por ley, pretenden meter convenios colectivos a la baja con el verso de la modernización y “regularizarán” los empleos de “plataforma”. El ejemplo del flexibilizado convenio petrolero en Vaca Muerta, que entregó conquistas históricas como era el pago de las horas de viático, es un ejemplo de lo que pretenden y la legalización de los trabajos sin derechos laborales de empresas como Uber, Globo, Rappi, etc., constituyen el otro modelo flexibilizador que están considerando.
3) Bajarles los impuestos a las empresas, sobre todo las cargas sociales. Es decir, menos aportes para los empresarios y menos jubilación para los trabajadores.
Con estos primeros esbozos de las principales medidas que integrarían el futuro pacto social, podemos pintar el cuadro completo con gran facilidad y también concluir en que esta propuesta de conciliación de clases tiene un inequívoco vocero: el PJ.
Problema de la Nación Argentina o problema de las clases sociales
La base sobre la cual se estructura la doctrina del pacto social es la ideología o falsa creencia de que los problemas que atraviesan el país, son problemas de “todos los argentinos”. Como si tuvieran los mismos problemas y responsabilidades los empresarios y los trabajadores. Por ejemplo, Acevedo el presidente de la UIA que es el dueño de Aceitera General Deheza, cultiva 200.000 hectáreas y procesa 20.000 toneladas por día de semillas. Tiene puertos en Rosario y el ferrocarril Nuevo Central Argentino, privatizado por Carlos Menem. Factura 3.000 millones de dólares anuales y está dentro de las cinco mayores exportadoras de granos. ¿Pueden ser los problemas de este “argentino” los mismos que uno de los obreros portuarios “argentinos” de Rosario? No hace falta contestar esta pregunta.
La pregunta que es necesario contestar es por qué la burocracia sindical del PJ, los políticos patronales, la Iglesia y los representantes de la oligarquía dicen que es necesario un pacto social de todos los sectores para que “la Argentina salga adelante”. Bajo el gentilicio “argentino” ocultan su interés de clase. Es decir, hacen referencia a la condición de “argentinos” para que los trabajadores nos sacrifiquemos y les paguemos la fiesta. La realidad es que para que a los empresarios les vaya bien (tengan ganancia) a los trabajadores les debe ir mal (empeoren sus condiciones laborales y salariales). Esta es la raíz fundamental de los problemas de los laburantes, y es por ello que debemos organizarnos los propios trabajadores con independencia política de los empresarios, para poder llevar adelante una salida para nosotros mismos. Esto es lo que hacemos desde el MST constantemente.
Pacto social, ¿fortaleza o debilidad?
Cuando la relación de fuerzas no le es favorable a la burguesía aparecen las propuestas de “pactos sociales”. Esa es la primera conclusión que es necesario sacar. La formulación del pacto social es una política defensiva de la burguesía. Esta mira con horror el ascenso obrero que viene haciéndole caer los planes que necesita implementar por un lado y por otro, deteriora todos los mecanismos e instituciones de la dominación capitalista (el último golpe fue para la ingeniería de las PASO). Y esto ocurre a pesar del apoyo incondicional de la burocracia sindical y todo el arco político, sin el cual la derrota de sus planes sería total.
Ahora bien, teniendo en cuenta esta doble realidad (no pueden avanzar como quieren, pero no podemos derrotarlos e imponer una salida favorable para el 99%), nos lleva a la necesidad de decir con toda claridad que la tarea de fortalecernos en el terreno sindical es condición necesaria pero insuficiente a la vez, porque para poder darle una salida positiva a la crisis es necesario avanzar en la construcción de una herramienta política de los trabajadores.
Entonces, además de demostrar que esta nueva reedición del pacto social a manos de les Fernández muestra el verdadero carácter antiobrero del futuro gobierno, por más que muchos no lo quieren reconocer aún, decimos con claridad que hay que fortalecer la campaña del MST que llama a votar por el FIT-Unidad, que es la única opción anticapitalista para las próximas elecciones.
César Latorre