En campaña, promesas por Ni Una Menos
Los femicidios siguen. Y a cuatro años del Ni Una Menos, nuestra exigencia sigue sin respuesta oficial. Desesperados por juntar votos, Macri y Bullrich lanzaron un “plan nacional de seguridad para la reducción de femicidios”. Su anuncio por twitter es puro verso:
1. “Investigación automática”. Si bien algunas comisarías con distintas excusas eluden tomar las denuncias, es su obligación hacerlo e informar a la justicia para que abra una investigación. Lo que hay que combatir es la formación machista de las fuerzas policiales y de seguridad.
2. “Cualquiera puede denunciar”. Quienes acompañamos a víctimas de violencia sabemos el riesgo que implica esta medida aislada, por las represalias del violento. Un gran obstáculo para denunciar es la falta de autonomía económica de la mujer, problema al que el nuevo “plan” tampoco da respuesta.
3. “Centralizar la información”. Es inadmisible que esta medida básica para el cuidado de las mujeres no se aplicara. Pero aparte de demostrar la complicidad institucional con la violencia de género, el gobierno se centra en la detención de prófugos, no en proteger a las víctimas.
4. “Acción desde la primera alerta”. Esta mentira ya la anunció Macri apenas asumió, como “plan nacional de erradicación de la violencia de género”. Pero le asignó fondos miserables al INAM, organismo que debe aplicar la Ley 26.485 antiviolencia: 11 pesos por mujer por año en 2019 y 18 pesos en 2020.
5 “Policía preparada”. La violencia machista y la violencia policial se retroalimentan. Según el informe anual de Correpi 2018, casi uno de cada cinco femicidios es cometido por un agente policial o de fuerzas de seguridad. Este año, 4 de los primeros 15.
En suma, Macri utiliza los femicidios para fortalecer el aparato represivo.
Con un ministerio no alcanza
Para cautivar el voto femenino, Alberto Fernández plantea crear un ministerio para “coordinar todas las políticas públicas que traten el tema de la mujer”. Pero el problema no es abrir una oficina nueva, ponerle una chapa y nombrar a un par de burócratas:
¿Se va a destinar o no el presupuesto suficiente? Se necesita para nombrar personal, garantizar la asistencia jurídica y psicológica gratuita a quienes sufren violencia, abrir decenas de casas-refugio, otorgar subsidios de reinserción laboral y habitacional, colocar tobilleras electrónicas en vez de los inútiles botones antipánico, etc.
¿Se va a aplicar o no en todo el sistema educativo, público y privado, laico y religioso, la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral con perspectiva de género? Es la herramienta irreemplazable para prevenir la violencia y los abusos.
¿Se va a dar o no participación genuina a las organizaciones feministas en el diseño y el control de las políticas públicas? Es la única garantía para que realmente se apliquen.
Pero de todo esto, Alberto no dice ni una sola palabra.
Nuestras vidas valen. No podemos permitir que las conviertan en slogans de campaña. Si no se toman estas medidas concretas, no habrá Ni Una Menos.
Jeanette Cisneros