Hacia la Cumbre de los Pueblos 2019
Las corporaciones del capital diseñaron una agenda para los meses de noviembre y diciembre en Chile con un grosero error de cálculo. Imaginaron un país estabilizado por el gobierno derechista de Piñera, en tándem con una Concertación timorata y funcional, gestora de la misma matriz sin más diferencias que el doble discurso progresista. La idea consistía en que Santiago fuera escenario a mediados de noviembre de un foro económico que recibiera a Trump, Putin y el primer ministro de China para firmar una serie de acuerdos / tregua comercial. Y desde ahí, operar como punta de referencia y hoja de ruta de las potencias capitalistas en la región. Bueno, evidentemente “pasaron cosas” en Chile y, por lo tanto, no queda claro qué va a suceder con ese foro / cumbre en pocos días. Incierto todo. Pero eso no es todo. Como compensación política a este evento de carácter económico destinado a estimular condiciones para más desarrollo contaminante, la ONU resolvió que Santiago tenía que ser anfitrión en diciembre de la COP25, es decir: de la reunión internacional de los contaminadores para discutir sobre cambio climático, compromisos inconsistentes y testimoniales. Esto está programado para los días 2 al 12 de diciembre. Como siempre está organizada una Cumbre alternativa, de los Pueblos en la misma fecha. Nunca en tan buen lugar, nunca tan oportuna.
Greta, el clima, el sistema
La activista sueca comprometió su presencia en diciembre en Chile. El eje del cambio climático va a gravitar como centro del debate. El año 2019 va a pasar a la historia de las luchas socioambientales como el punto de inflexión de una nueva, masiva y planetaria ola verde. En este asunto la causa fundamental para discutir es cómo erradicar el sistema capitalista. No hay caminos intermedios. El mundo tiene límites físicos y choca contra la ley intrínseca de un modo de producir que se justifica con superproducción ampliada e hiper-consumo artificialmente fomentado. La matriz de energía contaminante basada en hidrocarburos o la industria agroganadera, son la superficie del problema del cambio de clima, de sus alteraciones abruptas. En realidad, la lógica de la competencia permanente y la acumulación privada, refuerzan un modo de producir y consumir, que contamina, depreda y es insustentable. Por lo tanto, nuestra lucha es por la abolición de ese sistema y su reemplazo y reorganización social sobre bases nuevas. Nuestra lucha es anticapitalista y (eco) socialista.
Hay vida despues del extractivismo (y va a valer la pena)
Pero en nuestra región, el cambio climático como problema crucial se combina con otro, de derivas dramáticas: el modo de acumulación capitalista en este siglo en América Latina. Su forma se caracteriza por la mercantilización de la naturaleza y la transformación de todo en commodities. Sus rasgos más notorios son el despojo y la depredación socioambiental. La megaminería en el corredor andino; el fracking en todas partes; la sojización transgénica y la cementación anárquica y especulativa, abruma nuestros países. Es la modalidad del capital para reducir costos de producción y ampliar la rentabilidad de sus negocios. Las consecuencias son increíbles. En este punto, resalta un dato político: los gobiernos y fuerzas políticas tradicionales de todos los signos coinciden en la definición estratégica de consolidar el extractivismo como modelo en nuestros países. De hecho, la “segunda temporada” de algunos de los progresismos regionales llega de la mano de más extractivismo. En Argentina, por ejemplo, Alberto Fernández integra en su coalición representates de la megaminerías, de los pooles del agronegocio y es lobbysta promotor del fracking en la Patagonia. Un verdadero escándalo.
Chile rebelde, Chile de los pueblos, Chile ecosocialista
La Cumbre de los Pueblos en Santiago se tiene que transformar en un pronunciamiento político contra toda la hipocresía política de los contaminadores en la COP25. Esta es nuestra primera propuesta de orientación.
A la vez, entre los miles y miles que seguramente van a confluir en Santiago en diciembre, tenemos que intervenir organizadxs lxs que levantamos una visión anticapitalista y alternativa como salida de propuesta positiva frente a la catástrofe climática y socioambiental de corporaciones, gobiernos y oposiciones. Esa posición incluye un programa antagónico al del capital para reorganizar todo el modo de producir y consumir, y señala con total nitidez que el único escollo para salir de esta encerrona es político, y que se sintetiza en que hace falta una fuerza organizada con vocación, energía, determinación e influencia para luchar por un poder para los que nunca gobernamos. Este propósito anima nuestra militancia y propone un desafío: viajar en un importante contingente desde Argentina a la Cumbre en diciembre en Santiago. ¡Vamos a Santiago del 2 al 12 de diciembre! Y ¡viva el Chile en revolución!