La Matanza: Marcha de la Gorra Vol.2

Este viernes 6 de diciembre se realizó en San Justo la segunda edición de la Marcha de la Gorra local con gran participación y exigencias hacia todos los niveles del estado y sus gobiernos

Antes de las 17hs, ya las columnas colmaban el frente del Shopping sobre ruta 3. Cientos fuimos cuando decidimos comenzar a avanzar. Encabezada por una bandera de arrastre de referentes de DDHH, sociales y políticos, seguido por una cabecera de familiares de víctimas de gatillo fácil locales, el Volumen N°2 de la La Marcha de la Gorra, superaba en cantidad a la primera.

Los casos de Ariel, Juanse y Diego -cuyos familiares estuvieron presentes-, se suman al de Matías Alderete. Hacia mitad del año en La Matanza, se vivió una concentración de casos de este tipo, a manos de la Federal -la misma que mató a Luciano- y en el caso de Ariel, un agente de la Policía Aeroportuaria. La marcha exigió justicia por todos ellos. Nosotres agregamos, que la conformación de comisiones investigadoras independientes se vuelve necesaria teniendo en cuenta la complicidad con las mafias y la justicia de las fuerzas de (in)seguridad.

 

Espinoza, más gendarmería no es seguridad

Es represión. «La Matanza tenía mil gendarmes y Vidal y Macri nos los sacaron», «Tiene que volver gendarmería al municipio», «Con la policía no alcanza», «Tenemos una policía de brazos caídos». Serían frases propias de Patricia Bullrich. Pero no. Es la campaña electoral de Fernando Espinoza, que además prometióque en el 2020, con él como intendente, Axel y Verónica en la Provincia y Alberto y Cristina en Nación, la Gendarmería volvería a patrullar La Matanza. La mayoría de estos dichos fueron paralelos a la «ola» de casos que atravesó nuestro municipio a mediados de año.

El rol original de la Gendarmería es cuidar las fronteras nacionales. Los gobiernos la traen a los barrios del conurbano a cuidar la frontera de clase, expresó en el acto final Vilma Ripoll que acompañó la marcha junto a la delegación del MST local. También nuestra jóven compañera, Sofía Vega, que además es presidenta del Centro de Estudiantes de la Técnica 8 y coordinadora de la UET subió al escenario junto a otras jóvenes a dar voz al documento. En ese acto -además de en el documento de elaboración colectiva-, hubo reiteradas menciones de repudio en voces de diferentes organizaciones a la orientación represiva del gobierno local. Es que, para combatir la inseguridad, no necesitamos más represión y mano dura, sino políticas de inclusión con presupuesto.

 

«No vamos a tirar un gendarme por la ventana»

Hace algunos días la GNA le entregó a Patricia Bullrich un sable con ese grabado. Esa frase, la diría la ministra macrista de seguridad luego del asesinato de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, dónde gendarmería tuvo responsabilidad directa. Esta ministra instaló la Doctrina Chocobar como un modelo, el del gatillo fácil y la impunidad. Así lo demuestra el informe con el que salió a «desmentir» a CORREPI, cuyas estadísticas hasta febrero de este año arrojaron 1303 casos de personas asesinadas por el aparato represivo del estado en el periodo 2015 – 02/2019, de los cuales 51% fueron en la provincia de Buenos Aires.

Hace días también, la cámara de diputados de la Nación votó favorable el proyecto de «Reequipamiento de las Fuerzas Armadas» presentado por Agustín Rossi, que asumirá su cargo como Ministro de Defensa en los próximos días. El proyecto, votado por un 95% de la cámara, argumenta la defensa contra ataques externos para crear un Fondo que asigne un presupuesto extra al ejército.  Somos críticos y también lo fue el documento unitario leído en la Plaza el viernes:

 

«Sabemos que el ajuste no pasa sin represión. Por eso, hemos visto la militarización del Hospital Posadas para garantizar su vaciamiento. Y las represiones a conflictos educativos, y de trabajadores contra cierres, ajuste, por paritarias. Así también hemos vivido la represión a los jubilados para garantizar el plan de ajuste del FMI. Denunciamos la decisión que ha tomado una mayoría aplastante de diputados de designar un presupuesto de aumento progresivo para el “reequipamiento de las fuerzas armadas. Esas fuerzas armadas han sido rechazadas por el pueblo por ser garantes de la última dictadura militar y no han sido depuradas estructuralmente. Ese compromiso con los derechos humanos se reafirmó en el enfrentamiento al 2×1 a los genocidas, y en la alegría que hoy, a pocos días festejamos de la aparición del nieto número 130 recuperado. Actualmente, en nuestros países vecinos adoptan un rol de represión interna, no de defensa genuina. Además, ese presupuesto representa un 20% del presupuesto de educación. Decimos ¡No al ajuste en educación y salud! ¡Plata para educación no para represión! ¡No al FMI, ni un peso para los especuladores y grandes empresarios! ¡No a la represión de la protesta! ¡Libertad a les preses por luchar!».

 

El MST y una respuesta desde la izquierda

Sabemos que el delito y la violencia crecen cuando crece la miseria y que la criminalización a la protesta intenta lograr pasar el ajuste sobre la clase obrera y los sectores populares. Por eso nuestra columna incorporó la consigna «Macri se va, pero el FMI queda. Basta de ajuste y represión». El control social en los barrios y el gatillo fácil muchas veces, como en el caso de Luciano, viene de la mano de intentar hacer parte del delito organizado a los jóvenes, o garantizar su silencio, otras veces son demostraciones de fuerza. Por eso exigimos «Basta de gatillo fácil, fuera la policía y la gendarmería de los barrios» y frente al aumento del presupuesto al ejército reclamamos que esa plata nutra el de educación. Esa, junto a las ofertas laborales sin precarización, es una real política de inclusión para los pibes y las pibas.

Además, creemos que una política contra las mafias policiales, relacionadas con el gatillo fácil, la trata y el narcotráfico, es la depuración de las fuerzas como resultado de la investigación independiente de una comisión integrada por familiares de víctimas, organismos de derechos humanos y personalidades intachables; que los comisarios sean electos por voto popular y revocables. Que roten de su zona de ejercicio para no favorecer el establecimiento del delito organizado y que tengan control popular, además de la posibilidad de denunciar a sus superiores. Todo esto en el camino del desmantelamiento de todo el aparato represivo que funciona al servicio de los capitalistas.

Un gran perro Matapacos se lució en la columna del MST, acompañado de pancartas con la consigna «fuera Piñera represor», en un gesto de internacionalismo militante. «No es un policía, es toda la institución» se canta ante cada reclamo por gatillo fácil. En Chile podríamos cambiar policía por paco. No hay diferencias sustanciales en el objetivo estratégico de las fuerzas represivas en una u otra parte del mundo. Por eso, un programa antirrepresivo en clave internacionalista, anticapitalista y socialista, es fundamental. Y la unidad de acción para avanzar hacia ese horizonte, indispensable.

 

 

Ana Paredes Landman / MST en el FIT-Unidad (La Matanza)