Juventud e izquierda en tiempos de (raro) progresismo
A casi 2 meses de asumido, las medidas de la coalición oficialista y la ubicación de la izquierda colocan debates estratégicos. Abordamos algunos de forma parcial en este artículo.
Con el nuevo gobierno en Argentina, y después de la experiencia del macrismo, resurgen polémicas que ya en su momento tuvimos durante los 12 años de kirchnerismo. Las claves del voto a AF y la expectativa en superar al macrismo, se podrían resumir así:
- El repudio a la política de ajuste (inflación, salarios a la baja y tarifazos) y la subordinación al FMI.
- Rechazo a la geopolítica internacional en el campo del imperialismo y la participación en el Grupo de Lima.
- El lobby clerical, como un actor preponderante. También motivo de reacción anti-macrista.
- El reforzamiento del extractivismo como matriz productiva que aglutinó oposición.
- El repaso de estas razones tiene una utilidad: monitorear cómo se va procesando esa expectativa en contraste con las medidas de estos dos primeros meses de gobierno, que ya perfilan un “modelo AF”.
¿Medidas contingentes o los contornos de un modelo?
Las primeras decisiones en materia económica, social y política internacional de AF son bastante categóricas:
Pagar la deuda privada como prioridad número uno. Empezando por la contraída (y denunciada en campaña) del gobierno anterior. Este eje, ordena todo.
El “ahorro fiscal” se hace con los jubilados. El cálculo es que son 100 mil millones de pesos, los que se recortan congelando la movilidad previsional.
- Devaluación del 30 % que confisca ingresos de trabajadorxs y sectores medios.
- Exenciones impositivas a bancos (la renta financiera sigue desgravada) y reducciones de retenciones a petroleras y megamineras.
- Reforzamiento de la matriz petro-dependiente con el impulso a Vaca Muerta y la megaminería.
- Visita al Vaticano y señales inequívocas hacia la corporación clerical.
- Legitimación del sionismo con el viaje a Israel, permanencia en el Grupo de Lima, firma de compromisos “anti-terroristas” (Cumbre de Bogotá), criminalización de Hezbollah.
- Autorización de maniobras de tropas estadounidenses en las costas del país.
Esta descripción, casi periodística, revela un rumbo muy claro en todos los terrenos. Se elige una perspectiva pro-FMI, de ajuste a jubilados y sectores medios, beneficio a banqueros y corporaciones, y subordinación al lobby clerical y la administración Trump. La herencia macrista existe. Sin embargo, ¿para superarla se elige la continuidad de su matriz en economía, política y ubicación internacional? Raro progresismo este.
Encrucijada
El peronismo jugó siempre un papel clave para el capitalismo en Argentina. Desde su origen, bloquea la radicalización de la clase obrera y los sectores populares, y contiene a esos sujetos sociales en los marcos del capital. Levanta una ideología estratégica: el capital se puede humanizar y por eso las clases tienen que colaborar, armonizar sus intereses. El PJ gobernando, tutelaría esa colaboración. Esta fuerza política ya gobernó en cuatro ciclos y con AF inaugura el quinto.
Frente a este actor político, que no es siempre igual, aunque mantiene su estrategia pro-capitalista y cambios de estilo táctico, para ese propósito, surgieron siempre debates en la izquierda. Todo un sector de izquierda denominado “antiimperialista”, “independiente” y “popular”, decidió integrarse a la coalición de gobierno actual. Son el PCR-CEPA, Patria Grande – La Mella y La Dignidad. Dicen que para “dar la pelea desde adentro”. Sin embargo, su actuación de arranque con varias bancas en el Congreso ubica a esos proyectos como colaboradores disciplinados del gobierno capitalista. Repasemos:
- Votaron o facilitaron la aprobación del proyecto de pago de la deuda y el ajuste jubilatorio.
- Aprobaron las maniobras de marines yanquis en las costas del país.
- No dijeron una sola palabra frente a la visita y elogios al estado nazi-sionista de Israel por parte de AF.
Es decir: se asimilaron por completo al rumbo general de un gobierno que llegó para administrar capitalismo en crisis. Es indudable que en esas fuerzas hay militancia que reivindica su identidad antiimperialista, de izquierda o popular. Evidentemente están ante una encrucijada política: justificar la colaboración con un gobierno capitalista o emprender un rumbo distinto, coherentemente de izquierda.
Programa y método para superar la herencia macrista
Nuestro punto de partida, para discutir el rumbo necesario para el país es reconocer el saldo dejado del macrismo, obvio. Sin embargo, para resolver los dramas sociales de la mayoría que trabaja y la juventud, nuestra perspectiva programática es directamente opuesta a la encarada por el gobierno y toda su coalición.
La deuda, clave: el propio AF en campaña, denunció “que la deuda de Macri había sido exclusivamente para favorecer a sus amigos”. Entonces: ¿hay que pagar esa estafa? Nuestro planteo es simple: suspender el pago, investigar, auditar y que el pueblo decida. ¿Qué tiene de “utópico” este planteo?
Inflación y tarifas: sin medidas sancionatorias a los remarcadores, nunca en ningún país del planeta bajo el capitalismo, los empresarios tuvieron gestos de “compromiso social”. Eso sí es una utopía. Por lo tanto, nuestra propuesta es establecer precios máximos, sanciones y un reaseguro para los ingresos populares: indexar los salarios a la inflación real, partiendo de un piso equivalente al costo de vida. En materia de tarifas, prorrogar los aumentos no soluciona nada: posterga la confiscación popular. Hay que anular los aumentos del macrismo y estatizar, pero con control social.
Aborto, ESI, subsidios: no hay ningún argumento serio para retardar estas medidas. El oficialismo tiene mayoría en diputados y quorum propio en la cámara de dinosaurios. Hace falta voluntad política de actuar sin subordinación clerical. ¿Esto también es utopía izquierdista?
Matriz productiva: ¿Hasta cuándo el sometimiendo neo-colonial y la depredación socioambiental? En este punto, no creemos que queden dudas: el fracking, la megaminería o el agronegocio, ni reactivan la economía a favor de la gente, ni desenvuelven un rumbo independiente. Todo lo opuesto. Entonces: ¿no hay que girar 180° como reclaman movilizaciones masivas como en Mendoza?
Estamos con Palestina, contra el apartheid del sionismo y Trump: Nada puede justificar el aval a la política de limpieza étnica, nazi, del Estado de Israel. Salvo, la cobardía burguesa y neo-colonial de un gobierno reaccionario en política internacional. Nadie puede decirse de izquierda sin levantar la causa del pueblo palestino y los pueblos de Medio Oriente. Inadmisible.
Finalmente: se nos suele argumentar que las relaciones de fuerza y la conciencia social “no dan” para respaldar un programa con las medidas que levantamos. Sin embargo, la acumulación y resistencia bajo el macrismo prueban lo opuesto. El marco regional del continente, con Chile o Ecuador, corroboran otra cosa. La clave es de decisión y orientación política. Condiciones objetivas, sobran.
La izquierda no colabora (con el capital)
Ante circunstancias históricas como las actuales, estos debates no son abstractos. El carácter de la época capitalista, su crisis ya de largo aliento desde 2008 no deja márgenes para reformas en el sistema. Esta definición organiza toda nuestra perspectiva y estrategia. Para disponer de recursos es deuda y FMI, o camino soberano para reactivar la economía a favor de la mayoría, de la clase obrera en primer lugar. Y esa decisión articula otras medidas: estatizar los resortes del sistema bancario, del comercio internacional del país y movilizar, fomentar el protagonismo democrático de las calles. Garantizar servicios públicos como derechos es confrontando con las privatizadas, caducando esos negocios. La democracia individual más elemental que consiste en asegurar al derecho a decidir de las mujeres, implica romper con las iglesias. ¿Independencia económica y agua como bien social? Entonces, hay que prohibir la megaminería, el fracking. ¿Soberanía alimentaria? Entonces es sustituir el agronegocio, y eso, inexorablemente cuestiona la propiedad y tenencia de la tierra.
Ser de izquierda no es una religión, ni un dogma “a priori”: es la conclusión razonada de luchar por derechos y banderas básicas, humanas, solidarias, y elementales. Ser de izquierda, es una necesidad de vida y un desafío generacional, más que nunca. Y se concreta militando con paciencia, constancia y pasión para construir un gran partido revolucionario de miles y miles. En eso estamos con el MST en el FIT-Unidad.
Mariano Rosa