El FMI y los fondos buitres, las peores pandemias
El capitalismo mata, destruye, genera el mal vivir de millones. Ahora llegó el coronavirus, pero hay otros males internacionales que nos afectan y degradan, el rol siniestro del FMI y los fondos buitres. Y la política de ajuste y entrega del gobierno. Las propuestas alternativas de la izquierda.
Escriben: Cele Fierro y Sergio García
El mundo vive por estas horas el drama del coronavirus que ya se cobró muchas vidas en diversos países y tiene a miles de perjudicados sufriendo las consecuencias de este virus pandémico, con poblaciones y familias enteras en medio de la angustia e incertidumbre. A estos males evitables nos condena el capitalismo cada tanto, consecuencia de falta de prevención y control, de ajustes permanentes, falta de inversión y presupuesto en salud pública y por el crecimiento de la pobreza y la destrucción ambiental que generan condiciones óptimas para el surgimiento de estas enfermedades. Esta terrible realidad hoy tiene que soportar la población mundial.
Aunque no es objetivo de este artículo referirnos específicamente al coronavirus que nos agrede y ya llegó a nuestro país, sí queremos señalar, en sentido metafórico y periodístico, una comparación; no solo este virus es una pandemia, dejando muerte y destrucción a su paso, lo mismo hacen todo el tiempo los fondos buitres y el FMI. Dos flagelos del capitalismo imperialista que en medio de su crisis sigue dominando la economía mundial, entre otras formas, a través de capitales y fondos de inversión de carácter especulativo (buitres) y con organismos de crédito y rapiña (FMI), atando a los países deudores a sus designios e intereses.
Nuestro país sufre hoy las consecuencias del ataque organizado de estas dos pandemias económicas que siembran un mal vivir colectivo de país en país. No exageramos; los números reales muestran que son un flagelo muy superior al coronavirus. Veamos.
El FMI existe desde el año 1944, tras los acuerdos de Bretton Woods, que levantaron después de la 2º Guerra Mundial una nueva arquitectura financiera. Desde entonces y hasta ahora, más allá de distintas etapas y montos de préstamos, el rol del FMI en cada una de sus intervenciones en los países (México, Rusia, Turquía, Polonia, Letonia, Brasil, Grecia y Argentina, entre otros) lo hizo otorgando líneas de crédito y resguardándose mediante intereses súper elevados, auditoría de la economía de esos países y poder político y económico para delinear medidas que garanticen el pago del préstamo otorgado y las reformas que el capitalismo imperialista necesitó en cada uno de eso momentos.
Podríamos enumerar una lista de ejemplos donde este accionar hundió países enteros, solo bastaría recordar los célebres ejemplos de Argentina en el 2001 bajo el gobierno de la Alianza y De la Rúa que terminó eyectado por el Argentinazo, o el de Grecia en el 2010, cuando la coalición Syriza desoyó el mandato popular, se ató al FMI y a la troika, llevando al país a una crisis social de envergadura. El último ejemplo es de nuevo nuestro país bajo Macri, que tras el acuerdo con el FMI subió en 2019 los índices de pobreza por encima del 40%, aumentó la mortalidad infantil, el desempleo, la destrucción de la educación y salud pública.
En cada uno de estos casos las poblaciones sufren las consecuencias con muerte. Sí, con muchas más que las que el propio coronavirus se cobró hasta hoy. Entran en la cuenta del FMI las y los jubilados que se mueren sin atención médica, los que se suicidan al no ver un futuro, les niñes de las comunidades wichis muertos por hambre, las mujeres asesinadas por femicidas sin que el Estado invierta en prevención y en medidas de control, los muertos por «accidentes» de trabajo evitables si hubiera prevención y controles y no las leyes laborales esclavistas que el propio Fondo impone en beneficio de las patronales de cada país. Estos y otros ejemplos, de muerte segura o de al menos una vida de muy precaria condición, son la resultante de condiciones sociales degradadas de millones de asalariados en cada país donde el FMI interviene.
A otro nivel y desde otro ángulo, pero con similares resultados, se destaca la intervención de los llamados Fondos de Inversión o fondos buitres, como popularmente se los conoce. Son grupos de inversores de grandes corporaciones financieras que van de país en país usufructuando ante cada crisis, comprando bonos a bajo precio a cambio de usurarios intereses a futuro. Viven de la carroña de continente en continente, haciendo negocios suculentos de las crisis de otros y en beneficio propio. Aunque la crisis de «otros» les es bastante cercana. Ya que muchas veces tienen mucho que ver con esas crisis que el conjunto del sistema financiero con sus corporaciones ayudaron a generar. Alrededor de estos fondos de inversión deambula también la muerte. Cuando el gobierno de Fernández las próximas semanas decida pagarle la deuda a estos especuladores, como ya anticipó, habrá nuevas y nuevos jubilados, trabajadores y jóvenes que sufriremos las consecuencias. De eso estamos hablando. De estos males mundiales, epidémicos que al igual que el coronavirus, podrían evitarse.
Romper con el FMI, la única salida
En una nueva maniobra discursiva, el gobierno anunció que en las próximas semanas darían a conocer una investigación de la deuda contraída por el gobierno de Macri, cortina de humo que quiere esconder que van a pagar todo, incluido el descomunal endeudamiento de Cambiemos. Todo el tiempo escuchamos que «no se tiene que pagar la deuda con el padecimiento del pueblo», pero eso es lo que ya está haciendo Fernández. ¿O no es a costa de pagar al Fondo el ajuste que le propinaron a los jubilados? ¿O la eliminación de la cláusula gatillo en la negociación salarial, con la excusa de que es inflacionaria, no es un golpe al bolsillo de les trabajadores que ha perdido casi el 30% del poder adquisitivo? La reposición del IVA a productos de la canasta básica, la suba anunciada de tarifas, el insuficiente aumento de les docentes tras una paritaria trucha. Ni hay aumento para quienes perciben ayuda social. Esta es la realidad que vivimos, y para modificarla, hay que tener decisión política de destinar mayores fondos para solucionar los problemas sociales, y hacerlo, como proponemos nosotres, partiendo de romper con el FMI y dejando de pagar la deuda externa. Deuda ilegítima, fraudulenta y odiosa, que incluso utilizando la legislación internacional burguesa, como es la jurisprudencia internacional sobre deudas odiosas, se podría desconocer y dejar de pagar.
A las calles por el no pago
Para enfrentar la política de dependencia al FMI del gobierno, tenemos que seguir impulsando una fuerte movilización, ser miles en las calles, llegando a toda la población con diferentes acciones en el país, organizando debates, foros, para que el fraude de la deuda sea conocido por todes. Tenemos que hacer los mayores esfuerzos para que las acciones de movilización sean unitarias y a la vez independientes del gobierno y contra su política. No como hace la llamada «izquierda popular» o las CTA´s que hablan de investigar solo para quedar bien, pero después apoyan a Fernández que pagará esta estafa. La movilización en las calles es fundamental como la denuncia de esta usura, planteando con claridad el no pago soberano de toda la deuda externa, la suspensión unilateral y la auditoria total para desenmascarar a los responsables y castigarlos. Con esta política denunciemos y enfrentemos la política ajustadora y de sometimiento del gobierno, el FMI y los fondos buitres.
La izquierda se planta y dice NO
Cuando se iniciaban las negociaciones con el FMI fuimos los primeros en salir a la calle a denunciar esta nueva entrega. En diciembre denunciamos que la ley de solidaridad social y reactivación productiva, era ajuste para el pueblo, beneficio para las corporaciones y los bancos, y para dar garantías al FMI. En enero denunciamos la negociación, porque renegociar es pagar y pagar es ajustar. Salimos en febrero contra el pago de la deuda y por la ruptura con el FMI, consecuentes en esta política, llamamos a fortalecer a la única fuerza que se planta y defiende los intereses de la mayoría. Nosotres, la izquierda, somos quienes decimos no a la deuda y al FMI, y tenemos una verdadera propuesta soberana, anticapitalista y socialista, que incorpora como propuesta la nacionalización de la banca y del comercio exterior, entre muchas otras tan necesarias. Te invitamos a sumarte a esta campaña, a conocer todas las propuestas del MST y a seguir fortaleciendo el FIT Unidad; la fuerza de izquierda unitaria que estamos impulsando.
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