La pandemia y los anuncios del Presidente: más dudas que certezas
Flanqueado por Kicillof y Larreta, presentando una imagen de “unidad nacional”, Alberto Fernández realizó los esperados anuncios en conferencia de prensa y cadena.
Precedido por un clima periodístico que prometía grandes medidas, nuevamente apeló a lo que viene siendo una constante desde que el temido virus arribó al país y derrumbó la tesis facilista del ministro Ginés, generando una seria crisis en el gobierno. Algunas medidas generales de bloqueo, sin dudas necesarias en cuanto a levantar barricadas contra la epidemia para enlentecer su curso, pero que distan del plan de emergencia que se necesita fortaleciendo el sistema de salud y con medidas económico sociales que brillaron por su ausencia.
Fernández anunció tres medidas: la suspensión de las clases, el cierre de fronteras y la disposición de licencias para mayores de 60 años (el presidente se equivocó y anunció… 65). Medidas que, imitando lo realizado en otros países, apuntan a poner el país en cuarentena, pero que son muy insuficientes y no atacan los graves problemas estructurales de la economía y del sistema de salud para combatir en serio la(s) epidemia(s). Por ello la improvisación y los límites de no querer avanzar sobre las ganancias capitalistas.
Se suspendieron las clases, pero no se plantearon medidas para licencias pagas a madres y padres que no tengan con quién dejar a sus hijos, cuando ellos deban acudir a sus trabajos. Tampoco se contempló la situación de lxs trabajadorxs de la educación, que reclaman sus licencias, expuestos al virus y sin los elementos de prevención en las escuelas que van a permanecer abiertas.
Se cerraron las fronteras y se suspendieron los eventos que implican concentración humana, pero no se tomaron medidas para el transporte público que es sinónimo de hacinamiento.
Y todas las medidas de aislamiento, son correctas parcialmente, por la ausencia de medidas ecnómico-sociales para sostenerlas. Y por la falta de un plan de contingencia sanitario.
El aislamiento es una medida elemental, pero inicial, una primera barrera para evitar la propagación del virus. Pero no va a ser eficaz sin medidas que garanticen por un lado de manera efectiva las licencias pagas en todas las jurisdicciones y en los sectores públicos y privado y la prohibición de despidos y suspensiones, y por otro el abastecimiento de la población, en especial la más necesitada, con un programa antiinflacionario, eliminación del IVA en los productos de la canasta familiar, control popular de precios, aplicación de la ley de abastecimiento para combatir el acaparamiento, distribución de comida y elementos de higiene en los barrios populares, entre otras premisas.
Y sin fortalecimiento del sistema de salud pública, será absoluto el fracaso de todo intento de combatir en serio la pandemia.
Las emergencias sanitarias decretadas tanto en el nivel nacional como bonaerense, son esencialmente declamativas y no atacan las raíces de la crisis sanitaria, porque no apelan a la participación de lxs trabajadorxs y la población para el control mediante comités de crisis o emergencia. Porque no hay inversión suficiente y porque no se declaran de utilidad pública tanto los insumos como la infraestructura ya que siguen respetando las tropelías de los acaparadores de las corporaciones farmacéuticas que lucran con la enfermedad y de las clínicas y sanatorios privados que, encima, pretenden que el estado les pague las prestaciones relacionadas con la pandemia. Desde los tests de diagnóstico que deben estar disponibles gratuitamente en todo el país y en todas las jurisdicciones disponibles, barbijos y alcohol en gel, hasta las máscaras de oxígeno, los respiradores y demás insumos, deben ser considerados bienes sociales y quedar a cargo del estado, mientras se implementa la producción pública que corresponda. Así como las camas necesarias, incluyendo a disposición del sector público la capacidad instalada del sector privado.
Hay que invertir en un programa de investigación a cargo del CONICET y las universidades nacionales, para el estudio y la producción de vacunas y eventuales tratamientos.
Desde la izquierda planteamos que esta es la verdadera emergencia que se necesita. El lunes habría nuevos anuncios complementarios y deberían ser en este sentido. Hay recursos para financiar el plan de proponemos, si se suspenden los pagos de la deuda, se rompe con el FMI y se aplica un impuesto extraordinario a los que más tienen. Las prioridades tienen que quedar claras: la salud está primero, no las corporaciones y los banqueros.
Guillermo Pacagnini