Dos pandemias: Barbieri y el coronavirus
El día viernes 03/04 a las 23hs hemos recibido por parte de las autoridades del Rectorado de la UBA un escueto y confuso comunicado, donde se imponía un cambio en el calendario académico con la postergación del inicio de clases del 2020 para el mes de junio y con finalización en marzo del 2021. Dejando a disposición de cada unidad académica, la modalidad de cursada virtual. Esta resolución se da en un marco extraordinario. El coronavirus ha acelerado la crisis, en todos los órdenes, que se venía incubando y que hoy es de dudosa resolución.
Más allá del blindaje mediático en torno a la pandemia, la realidad es que la irrupción del coronavirus expone a los ojos de la sociedad el nivel de PRECARIEDAD que sufre nuestro escuálido sistema sanitario, educativo y laboral, debido a años de desfinanciamiento. Vivimos tiempos de incertidumbre y de profundos cambios. Las sociedades han perdido su circuito de funcionamiento «normal», y en ese marco nuestro sistema educativo no es excepción.
Las autoridades de la UBA construyen una respuesta improvisada y poco clara a la situación de excepción, que estamos viviendo sin tener en cuenta ni a la docencia, ni al estudiantado, ni a les trabajadores de las universidades. Desde el MST queremos aportar con algunas consideraciones.
Ser docente y no morir en el intento, nuestrxs primera línea
Al momento de tomar esta decisión de manera unilateral, las autoridades no solo no han considerado el nivel de precarización en el que se encuentra la docencia universitaria sino que además han determinado que dar clases en la UBA es una “tarea esencial” en el marco de la pandemia y que el 1 de junio, se vuelve al cursado normal tras la enfermedad que ha sacudido al mundo como nunca antes en la historia ¿?¿?.
Volviendo a la realidad docente, a principio de año se ha cancelado la cláusula gatillo, que significaba un aumento salarial ínfimo para nuestros docentes. En este momento lxs docentes están cobrando el mismo salario que en octubre del 2019, y el próximo aumento llegaría recién en mayo. Este sería del 5%. No hay remate. Por otro lado, esta situación que lleva tiempo acumulándose, deja a muchxs docentes, la gran mayoría ad-honorem, sin las herramientas o plataformas virtuales necesarias para realizar sus labores de manera correspondiente. “¡ARREGLENSE COMO PUEDAN!” Esto sin considerar que dar clases, de esta manera, implicaría una combinación de las tareas profesionales y ser madres, padres o cuidadores de adultos en circunstancias de vulnerabilidad.
En fin, demandarle que realicen estas actividades, no es otra cosa que empeorar sus condiciones de trabajo, sin contar el costo que significa el deterioro de la formación de les estudiantes.
Por esto creemos conveniente que los gremios docentes deben rechazar en todos sus términos la resolución del rectorado e impulsar el no inicio de cuatrimestre.
¿Y lxs estudiantes qué?
El plan de Barbieri deja más dudas que certezas. Es evidente que la insuficiente infraestructura y la precariedad docente no podrán garantizar una cursada digna. Por otro lado, es una realidad que un sector del movimiento estudiantil no posee los recursos necesarios para participar de la cursada virtual y esto conlleva a mayor deserción. En este sentido se tiene que garantizar la regularidad de lxs estudiantes a las materias a las que se inscribieron al principio de cuatrimestre.
Esta situación extraordinaria nos tiene que interpelar al conjunto de les estudiantes para dimensionar los cambios que se avecinan y renovar nuestro compromiso social para tejer en cada facultad brigadas de emergencia, a fin de poner nuestro conocimiento al servicio de superar esta crisis sanitaria que en los marcos de pobreza y despidos, corre el riesgo de transformarse en una crisis social.
Democracia y presupuesto, otra vez
El carácter unilateral e improvisado de las autoridades de la Universidad, solo devela su carácter de camarilla, años de una gestión subordinada al poder de turno, siendo la correa de transmisión del ajuste, el desfinanciamiento y el negociado con las corporaciones privadas. Distante de las necesidades y la realidad del conjunto de la comunidad educativa, abogan falsamente que “DE ESTA SALIMOS TODOS JUNTOS” pero con imposiciones y bajadas de líneas de una minoría en las alturas no vamos a ningún lado. La única manera de resolverlo es abriendo todos los canales de diálogo, democratizando todos los espacios de participación para construir un comité de emergencia, donde se diseñe una hoja de ruta real con las diversas organizaciones gremiales de docentes, estudiantes y no docentes.
El rector y cñia, sector privilegiado al que nadie votó, nos condena al conjunto de la comunidad académica a condiciones de formación totalmente indignas. Levantan un discurso porteño, centralista y antipopular al decir que “SOMOS LA ARGENTINA”. Desconocen al conjunto de las universidades nacionales y que nuestra identidad se construye con les miles de estudiantes de diversas naciones que apuestan por la educación pública, gratuita, masiva, científica y de calidad. Por todo esto reiteramos la necesidad de triplicar el presupuesto universitario, no podemos seguir funcionando con el mismo presupuesto del año 2019, sin plata no hay educación de calidad, no hay formación docente digna. Urge organizarnos para pensar otro modelo universitario, de país y de sistema
Jessi Gentile