Cooperativa 8 de enero (San Martín): Una historia de lucha y dignidad
Soy Evangelina García, una de las trabajadoras de la fábrica textil Sportech de la zona de San Martín, gran Buenos Aires, que confeccionaba ropa deportiva para NIKE, ADIDAS y PUMA y otras marcas más chicas. Mi trabajo era encargada de la línea en la fábrica. A pesar de la situación del país en el año 2018, nosotros teníamos un contrato con NIKE y teníamos trabajo asegurado. La fábrica textil Sportech era una fábrica reconocida mundialmente y con mucho prestigio en el país.
En ese momento, el dueño de la fábrica era Pablo Enrique, un hombre muy desagradable que trataba mal a todas las compañeras mujeres. En ese año 2018, aprovecharon la situación del país y el dueño comenzó a pagar en cuotas. En un momento la empresa nos debía aguinaldo, vacaciones y los retroactivos y la situación se hacía insostenible. Con la excusa de que lo hacían para pagar lo que nos adeudaban, los dueños comenzaron a vender rollos de tela. Pero era otra mentira de esta patronal. Vendían los rollos de tela porque estaban comenzando el vaciamiento de la fábrica.
El dueño Pablo Enrique, tenía también otra fábrica en la localidad de Luján. A todos los trabajadores de esa fábrica, les había dado vacaciones. Y cuando las compañeras y compañeros volvieron de las vacaciones, se encontraron con una faja de quiebra en la puerta de la fábrica. Esto sucedió el 29 de diciembre de 2018. Los trabajadores de la fábrica de Luján se comunicaron con nosotros y nos contaron lo que estaba pasando allí. Y pensamos que a nosotros nos iba a suceder lo mismo.
Cuando fuimos a hablar con el señor Pablo Enrique para averiguar sobre esta situación, nos dijo que cerró la fábrica de Luján para poder pagarnos a nosotros. Por supuesto que no le creímos una palabra. Ese año nos dio las vacaciones a todos juntos y ya sabíamos lo que iba a suceder. Si nos íbamos todos de vacaciones, iba a pasar lo mismo que con la planta de Luján. Así fue que decidimos, el 8 de enero de 2019, quedarnos en la fábrica en asamblea permanente. Fuimos a nuestras casas, agarramos nuestra ropa, cosas para comer, elementos de limpieza, y les dijimos a nuestras familias que nos quedábamos dentro de la fábrica y no sabíamos cuando íbamos a volver. Ese día empezó la lucha. Nos quedamos 16 compañeros dentro de la fábrica, durmiendo en los pisos, comiendo lo que teníamos, bailando, cantando, llorando y con todas las emociones encontradas. Pero teníamos que bancar adentro para defender nuestros puestos de trabajo. Afuera de la fábrica teníamos una carpa, y allí también había compañeras y compañeros que hacían el aguante día y noche. Fue duro, muy duro. Hoy lo recuerdo y me viene a la memoria todo lo vivido. Se me caen las lágrimas al recordarlo. Pero sabíamos que queríamos la continuidad laboral, que no queríamos quedarnos en la calle y que solo con la lucha se podía lograr.
Nace la Cooperativa 8 de enero
Siempre nos dicen que las mujeres estamos preparadas para parir, para tener hijos, para llevar adelante una casa. Pero una vez más se demostró que las mujeres somos muy fuertes, que sacamos fuerza de todos lados para salir adelante. Y que las mujeres fuimos claves en esta pelea por nuestra fuente de trabajo. Las mujeres bancamos la carpa, estuvimos en la primera línea de las marchas, enfrentamos el viento, las lluvias y todas las dificultades junto a nuestros compañeros.
Pero todo ese esfuerzo y esa lucha valió la pena. Conseguimos armar la Cooperativa 8 de enero. Conseguimos mantener los puestos de trabajo. Conseguimos seguir trabajando y mantenernos nosotras y nuestras familias. Como se dice siempre, la lucha sirve y no solo sirve, sino que fue determinante para conseguir nuestros objetivos. Y en mi caso, la lucha también fue importante para conocer a mis actuales compañeras y compañeros del MST que se acercaron a llevar su solidaridad y apoyo a nuestra lucha. También agradecer a todos los que se acercaron a apoyarnos.
Ahora hacemos barbijos y trabajamos para la gente
En la Cooperativa 8 de enero estábamos trabajando para Cheeky y otros clientes. Y cuando comenzó la pandemia del COVID 19 y la cuarentena, tuvimos que parar la fábrica por una semana. Después decidimos reabrirla, con todas las medidas de seguridad, porque la mayoría de nosotros somos cabeza de familia y tenemos que pagar las cuentas, porque nos las siguen cobrando. Uno de nuestros clientes nos propuso hacer barbijos, para sectores públicos que los iban a necesitar. Y decidimos comenzar a fabricar barbijos.
Así que ahora, en medio de la pandemia y de la cuarentena, los trabajadores de la Cooperativa 8 de enero hacemos barbijos y trabajamos para la gente. Como dije antes, no solo valió la pena luchar, sino que la gran enseñanza es que sin la lucha no conseguimos nada y que gracias a esa lucha hoy seguimos trabajando y ahora produciendo barbijos para la población.