El reclamo de los presos en La Rioja

Los tiempos de pandemia, son tiempos de tensión y preocupación en la sociedad. Hoy, el coronavirus parece no haber dejado espacio libre de contagio. Su llegada a las cárceles llevó a protestas y huelgas de lxs presxs que denuncian las condiciones deplorables en las que se viven. La primera respuesta fue la represión de la policía, que se cobró la vida de un preso en el penal de Florencio Varela.

En La Rioja, también tuvimos que lamentar otro fallecido, Francisco Britos. Aparentemente fue a causa de la inhalación del humo de los colchones incendiados, pero la familia duda de esta versión de los hechos.

Los testigos hablan de cómo otros presos tuvieron que socorrerlo, en vano, con baldes de agua por falta de matafuegos. Está claro, a Francisco lo mató la precariedad del Servicio Penitenciario Provincial, donde emergencias así de previsibles no se pudieron resolver. Una situación que no es de hoy, que se ha denunciado innumerables veces pero que el Estado nunca resolvió.

El hacinamiento, la falta de productos de limpieza e higiene personal, la mala alimentación y el complicado acceso a la atención médica hacen del sistema penitenciario un potencial escenario de verdaderas catástrofes humanitarias. Y es que medidas como el distanciamiento social son prácticamente imposibles en una infraestructura que hace años se encuentra colapsada (en casos como el de Devoto, pobladas por más de la mitad de presos sin una condena firme, es decir, con prisión preventiva).

En un mundo como el de hoy, donde la vida de los sectores más vulnerables es algo descartable para el sistema, hay que defender lo obvio: el derecho a vivir y a la dignidad. Por eso, los derechos humanos también deben ser garantizados para quienes se encuentran privados de su libertad.

Es también un reclamo por la igualdad. Porque sabemos bien que a las cárceles no van lxs ricos, si no criminales como Menem ya estarían guardados hace mucho (porque motivos sobran). Al contrario. La policía y la justicia persiguen a lxs pobres, a lxs que se les niega una educación de calidad o un trabajo digno, lxs que viven las peores realidades, lxs que muchas veces tienen la delincuencia como única salida. «Nadie nace choro», el problema real es el capitalismo: un sistema excluyente, basado en el consumo y la explotación, que utiliza a lxs pobres como carne de cañón.

 

Nuestro reclamo es por domiciliarias para lxs presxs que están en los grupos de riesgo por Covid-19 y por morigeraciones de las penas para lxs condenadxs por delitos leves. Asimismo, exigimos testeos masivos, acceso a la salud y el mejoramiento de las condiciones sanitarias de las cárceles.

Cabe aclarar que el reclamo no incluye a los genocidas, asesinos, femicidas, abusadores y violentos. Sus condenas son el fruto de la movilización popular contra una justicia y un poder político cómplices, que desde siempre los han apañado.
Por eso repudiamos la liberación de Carlos Capdevila (el partero de la ESMA), ¡ningún genocida suelto!, así también repudiamos las declaraciones de Ricardo Quintela (que entiende a la violencia machista como un delito menor) y rechazamos el accionar arbitrario de los jueces que sacan provecho de la cuarentena para beneficiar a femicidas, violentos, violadores y operadores de las redes de trata.

Martín Fuentes