Por un verdadero impuesto a la riqueza ¿Ahora les toca a los ricos? O el impuesto que no será
Alberto anunció con pompa un supuesto impuesto a la riqueza, pero el proyecto se desinfla. Ceden al lobby empresarial, priman las internas en el Frente de Todos y la derecha lo rechaza. Solo la izquierda plantea un real impuesto a los ricos, progresivo.
Escribe: Francisco Torres
Con una publicitada reunión de Alberto Fernández, el ministro de Economía y los diputados Máximo Kirchner y Carlos Heller, el gobierno anunció un proyecto para cobrar un impuesto a la riqueza como supuesta medida para que las grandes fortunas paguen frente a la crisis.
A comienzos de abril dijeron tenerlo listo. Luego, que le hacían retoques. Después, que lo presentaban en Diputados el 17 de abril, pero nada. Pasó un mes, el proyecto no aparece y ya muchos dan por sentado que ese tibio impuesto no será.
Hasta ahora no pasa de anuncios mediáticos y de relato para del aparato del PJ y el Frente de Todos que necesita vender epopeya. Pese a que para su impulsor, el banquero y diputado del PC, Carlos Heller, con el impuesto a los ricos con un patrimonio mayor a los 3 millones de dólares, recaudarían U$S3.400 millones.
Hablan de apenas un impuesto del 2% al 3,5% sobre fortunas que declaran más de $200 millones. Heller calcula que alcanzaría a 12.000 personas sobre 45 millones de argentinos. Y aclaró que si el corte para pagar lo ponían en U$S 2 millones, el número de ricos alcanzados casi se triplica, hasta 32 mil personas. Pero este falso “comunista” no se quiere meter mucho con el capital y, junto a Máximo Kirchner, reducen todo lo posible el total de empresarios, banqueros y sojeros que podrían tocar.
Ni Robin Hood ni combatir al capital
No se vaya a pensar que el PJ de Alberto y los K esté “combatiendo al capital” cómo coreaba la ya histórica marcha justicialista. En verdad, lejos de combatir al capital, hablan de un impuesto por única vez. Y aun así los dueños de Argentina pegan el grito y hacen lobby con políticos del PRO y la UCR, economistas como Espert o Prat Gay y burócratas de la CGT como Barrionuevo, el que dijo que en este país nadie hace la plata trabajando.
Se escandalizan, cuando apenas alcanzaría al 0,08% de la población económica activa. Y tan solo al 1,1% de quienes pagan el impuesto a los bienes personales. Una ínfima parte de los ricachones del país, en su mayoría de empresas extranjerizadas. Al contrario, éstos piden mayores “incentivos” del Estado, es decir, de todos para quienes “se la llevan en pala” como reconoció Cristina bajo los gobiernos K.
Hay presiones de la UIA para que todo quede apenas en un préstamo al Estado, como “adelanto” de impuestos futuros. Mientras tributaristas del capital despotrican hablando de una supuesta “confiscación que afecta el derecho a la propiedad privada”. Y adelantan que lo frenarán en la justicia, con amparos de inconstitucionalidad.
Eso mismo es lo que piensan que pasará en el bloque del Frente de Todos, lo que queda claro es que el anuncio no es más que otra puesta en escena del relato oficial. Necesitan hacer creer que van a combatir a los ricos, cuando en realidad ajustan a los pobres, la clase obrera y sectores populares que salen a luchar ante el ajuste.
Se apoyan para eso en una de las falsas conciencias que difunden periodistas y economistas del capital: Que Argentina sería el país donde más impuestos se pagan del mundo. Nada más falso. La carga impositiva en Argentina ronda el 28,8% del PBI y está por abajo de Brasil donde es del 33,1% y de Uruguay con el 29,2% del PBI. El promedio en la Unión Europea es del 38% del PBI y si se compara con los países nórdicos, en Suecia es del 44.3%, Finlandia 42.3% y en Dinamarca es del 45.7%. Incluso en la OCDE, el “Club de países ricos” al que Argentina quiere ingresar, la carga impositiva promedio es del 34,2% del PBI.
¿Quién les pone el cascabel a los ricos…?
Pero aquí no solo pagan menos impuestos, sino que buena parte de esas fortunas están en el extranjero y no pueden tocarlas los supuestos “sabuesos” de la AFIP. Sólo en abril de este año, gracias a informes de la OCDE, la AFIP “detectó” casi 1.000 cuentas de argentinos en el exterior sin declarar, que sumarían U$S2.600 millones.
Pero se dice que hay más de cien mil cuentas en el paquete que le llegó a la AFIP, de capitalistas argentinos que atesoran en el extranjero más de 400.000 millones de dólares. Es decir, se fugaron mucho más que un PBI entero.
Para la revista Forbes, entre los 50 dueños de compañías más rico del país, acumulan la abultadísima suma de U$S70.000 millones. Por eso, Alberto y el PJ están en las antípodas de un Robin Hood que fuera a quitar al rico para dar al pobre. Pero como insisten con su relato, alguien se puede preguntar si esta vez echarán mano a las billeteras de los “dueños” del país. Pero no.
Hasta el ala “izquierda” del Frente de Todos demostró su impotencia y funcionalidad al capital imperialista, al integrarse a esta alianza burguesa que comanda el PJ. Hugo Yasky, diputado y dirigente de la CTA, junto a otros, tuvo que dar marcha atrás con el promocionado Impuesto Patria.
Alderete, el “combativo” diputado del PCR-CCC, intentó anticiparse con un proyecto que solo gravaba desde… los U$S15 millones. Pero se alineó rápido y reconoció a La Nación: “el proyecto nunca lo ingresamos en mesa de entrada. Quedamos de acuerdo con el bloque en que los responsables sean Máximo Kirchner y Heller…”.
Por el lado de Patria Grande, la legisladora porteña Ofelia Fernández se limitó a pedir a Paolo Rocca, “el hombre más rico de la Argentina que tiene un patrimonio de 9700 millones de dólares. ¿Te complicaría mucho tener 9.699 Paolo…?”. Nada. Hasta ahí llegó esta corriente adaptada al sistema.
Solo en la izquierda planteamos impuestos progresivos
Para la revista Mercado, que hace el ranking de las 1.000 mayores empresas de Argentina, el acumulado en ventas superó los 9.4 billones de pesos en 2018. Pero hay gran concentración y las 41 empresas líderes -apenas el 4% del ranking-, acumularon el 40% de las ventas o ingresos registrados, por más de $3.7 billones. A su vez, sólo 20 de las mayores 50 empresas son de capital mayormente nacional. El resto son compañías multinacionales o de capital mayoritario extranjero.
Entre las 10 que más ganaron están Cablevisión, Banco Nación, YPF, Mercado Libre, Irsa, Central Puerto, Banco Macro, Dreyfus, Santander Río y Ternium (ex Siderar), sumando $373.000 millones de ganancias en 2018. En cuanto a los ingresos, entre 37 bancos privados extranjeros y públicos, sumaron más de $1.07 billones. Aquí también hay alta concentración ya que solo los 10 primeros, el Nación, Provincia, Santander, Macro, Francés, Galicia, HSBC, ICBC, Credicoop y el Ciudad, sumaron $780.000 millones en ingresos. En cuanto a la rentabilidad, la banca da envidia ya que casi la duplicó en 2018.
Seguramente, al leer esto estarás tan indignado como uno al investigar para hacer esta nota. Porque lo cierto del supuesto impuesto a los ricos es que no serían ni las migajas que puedan caer del banquete del capital imperialista, que controla la economía de una Argentina semicolonial.
Plata hay y mucha. Pero el gobierno no ajusta las billonarias ganancias de las corporaciones, bancos, energéticas, privatizadas, agrarias o alimenticias. Tampoco grava a la timba financiera y bursátil. Apenas una aspirina y por única vez, al cáncer capitalista. Solo desde la izquierda proponemos un verdadero impuesto progresivo a la riqueza.
Así lo plantea el proyecto de diputados del FIT Unidad presentado en el Congreso, al plantear un Impuesto Extraordinario a los Grandes Patrimonios, para quienes superen los $100 millones. Es decir, una base imponible mucho más alta y con tasas a pagar del 5% al 10% y el 15%.
Los socialistas del MST planteamos, como propuesta de fondo para una reforma impositiva progresiva, que esos impuestos sean de forma permanente. Junto a la necesidad de abolir el impuesto al salario y eliminar el IVA de la canasta familiar.
Para acabar con la evasión y elusión impositiva, se debe auditar y ejercer control social a través de comisiones de trabajadores, profesionales y consumidores sobre los libros contables, cuentas bancarias y activos empresarios. Además de poner la lupa en los paraísos fiscales y cuentas offshore.
Para evitar que fuguen capitales y especulen con sobrefacturación y subfacturación de exportaciones, se deben nacionalizar toda la banca y el comercio exterior. Así habrá fondos de sobra para abordar las acuciantes carencias del pueblo trabajador.