Mucho ruido y pocas nueces. Las mentiras de Alberto a los monotributistas

Semana tras semana la situación de la pandemia en nuestro país empeora. Durante los últimos días se registraron de manera continua nuevos picos de contagios de COVID – 19. En sintonía, la crisis económica azota los ingresos de los trabajadores. La ayuda de los gobiernos, tanto nacional como provincial y municipal, es pobre o nula. En este marco los monotributistas aparecen como uno de los sectores abandonados y librados a la suerte de tener que vivir con solo $10.000 y ser estafados por créditos que están pensados para favorecer a los bancos.

Desde que llegó el coronavirus a nuestro país, además de descubrirse todas las falencias que existen en nuestro sistema de salud, también se recrudeció la situación económica de miles de familias. Los índices de pobreza no saben hacer otra cosa que crecer, la última medición arrojó un 35,5% según datos del INDEC. El gobierno nacional, que a principio de año anunció el “fin de la Argentina de los vivos”, sigue privilegiando las ganancias de las grandes empresas. Esto queda demostrado en el pacto con la CGT y la UIA para acordar la reducción del 25% del salario de los trabajadores, la inacción ante las empresas que despiden y suspenden y la garantía de apertura de sectores que no son esenciales, como el caso de las mega minerías.

Esta custodia furiosa a los grupos más concentrados del país, se contrapone al abandono por parte de Alberto Fernández, los gobernadores e intendentes, de sectores como los monotributistas. Un sector que, como muchos otros en Argentina, vive en una situación dramática porque si no trabaja en el día no consigue dinero para comer. En plena cuarentena esta situación se agrava y las respuestas de los distintos gobiernos son más un chiste que una ayuda efectiva.

Ayudas que no son

Para atender la problemática que aqueja a los monotributistas, el gobierno nacional dispuso, hasta el momento, sólo dos medidas insuficientes. En primer lugar, impulsó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) que consta de un bono de $10.000; monto que no es ni la mitad de los $42.593,98 que hoy vale la canasta básica de una familia de 4 integrantes[1]. Por otro lado, hay que agregar que el IFE es sólo para los monotributistas categorías A y B, además, por grupo familiar sólo lo puede percibir un solo integrante. Habría que preguntarle a Fernández y los demás funcionarios si pueden vivir con $10.000 al mes, ya que se niegan rotundamente a renunciar a sus sueldos de privilegio.

Como segunda ayuda, dirigida más a los bancos que a los monotributistas o autónomos, se encuentran los créditos a tasa cero. El primer punto a remarcar de esta medida es el negocio que se les permite a las entidades bancarias, ya que el crédito, que tiene como tope un valor de $150.000 y se deposita en 3 cuotas del mismo monto, sólo puede ser adquirido si el solicitante posee tarjeta de crédito. En otras palabras, la ayuda propone a las familias seguir endeudándose con los bancos. Un negocio redondo para el sector que siempre gana.

Otro punto a remarcar es el carácter restrictivo del mismo, ya que su acceso sólo es posible si no:

  • Se ha recibido el IFE,
  • Se factura al sector público nacional, provincial o municipal.
  • Es jubilado o pensionado[2].

Pareciera no tener remate. La ayuda se le prohíbe al sector de trabajadores precarizados por parte del Estado con relaciones laborales basuras, donde no se les garantiza estabilidad. También, quedan afuera los jubilados que, desde la asunción de Alberto y por medio de los aumentos por decreto, no paran de perder; ubicando a una masa del 92% de las jubilaciones debajo de la canasta de la tercera edad (se calcula en $45.000, la jubilación mínima es de $15.891).

En fin, el gobierno nacional se jacta de resguardar nuestra salud, pero lo único que hace es deteriorarla. Pedirle a una familia que viva con $10.000 al mes, es pedirle que vivan bajo los índices de indigencia. También cabe mencionar el ahogo impuestario del sistema tributario. El relato de un gobierno que se preocupa por los más necesitados tiene límites y estas son sus políticas conscientes, que nos hunden en la pobreza mientras siguen resguardando los intereses de los sectores más ricos y concentrados del país.

Invertir prioridades para poner fin a la crisis

La pregunta de dónde sacar recursos para tomar las medidas necesarias en favor de palear las necesidades, como la de los monotributistas, es un debate permanente. La exención del pago del monotributo, medida necesaria, y una renta básica se pueden asegurar. Desde el MST en el FIT Unidad, sostenemos que es falso el discurso que pregonan desde distintos espacios políticos que tienen como slogan la falta de dinero. La realidad es que sobra. Basta poner el ejemplo de los bancos que el año pasado recaudaron ganancias por el monto de $314.044 millones[3].

Por esto hace falta avanzar hacia un impuesto a las grandes riquezas, como el impulsado por el FIT-U que “establece impuestos extraordinarios a los grandes patrimonios, los bancos privados, las altas rentas, la gran propiedad agraria, y las viviendas ociosas de mayor valor. Alcanza a unas 15.000 personas (el 0,03 % de toda la población) e implicaría fondos por más de 15.000 millones de dólares para ser utilizados exclusivamente para dar respuesta inmediata a las necesidades sanitarias y sociales, entre otras, elaboración e importación de material sanitario y contratación de personal de salud; un salario de cuarentena de $30.000 para todos los trabajadores que no tengan licencias pagas por sus empleadores, desocupados, empleados de servicios eventuales, trabajadores de casas particulares, monotributistas de las categorías A y B, y cuentapropistas; y un plan de construcción de viviendas populares. Disponiendo, a su vez, de un mecanismo de control de las y los trabajadores para no dejar el uso de los recursos a la discrecionalidad del Poder Ejecutivo”[4].

Además, contrariamente a lo que el ministro Martín Guzmán y Alberto Fernández quieren, no hace falta conseguir un nuevo acuerdo para pagar la deuda externa, sino que habría que dejar de pagarla. Se torna una medida necesaria y posible. El default soberano tiene que ser la solución para evitar que se sigan fugando los dólares del país.

Para encontrar una respuesta a esta crisis te invitamos, desde el MST en el FIT Unidad, a pelear por una salida que establezca como prioridad defender nuestros derechos, en busca de una vida digna. Te convocamos a organizarte con nosotros políticamente para construir una herramienta que vaya por una salida socialista y anticapitalista. Hay que dar vuelta todo y terminar con este socialismo al revés, en donde el 1% socializa las pérdidas y se apropia las riquezas. Construyamos uno donde las riquezas sean de los trabajadores y las crisis las paguen quienes las provocaron.

Jesús Vega (Monotributista) y Nicolás Zuttión

[1] Informes técnicos/ Vol. 4, n° 89. Abril 2020

https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/canasta_05_205663094BE4.pdf

[2] Créditos a tasa cero: paso a paso, cómo pedirlos y a quiénes alcanzan

https://www.ambito.com/opiniones/afip/creditos-tasa-cero-paso-paso-como-pedirlos-y-quienes-alcanzan-n5099323

[3] Informe sobre Bancos. Diciembre de 2019

http://www.bcra.gov.ar/PublicacionesEstadisticas/Informe-sobre-bancos-diciembre-19.asp

[4] Impuesto a la riqueza: apoyo al proyecto de ley del FIT Unidad

https://mst.org.ar/2020/05/15/impuesto-a-la-riqueza-apoyo-al-proyecto-de-ley-del-fit-unidad/