25 de mayo: otra revolución, ahora socialista. Gran acto online del MST
Nuestro partido conmemoró esa fecha con un acto transmitido por las redes sociales. Allí expusimos nuestra visión histórica y marxista del 25 de mayo y de la realidad actual nacional e internacional. Concluyendo en la necesidad y oportunidad de otra revolución, ahora socialista, ente la crisis mundial del sistema capitalista. Aquí una síntesis de las intervenciones en el acto.
Sergio García
Para nosotros y nosotras, socialistas, esas jornadas de Mayo tuvieron un contexto histórico y continental, con hilos de continuidad y consecuencias que llegan hasta nuestros días… La Revolución de Mayo de 1810, como los eventos soberanos que se dieron en 1811 en Caracas y Santa Fe de Bogotá reflejaban el mismo proceso independentista.
Mientras el imperio español perdía cada vez más el control político y económico, Mayo expresó parte fundamental de ese fenómeno y a su interior luchaban entre sí distintas alas, que reflejaban sectores de clase distintos. Había un ala más radicalizada encabezada por Moreno, Castelli y Monteagudo, y otra más conservadora, representada en Saavedra primero y después Rivadavia…
Reivindicamos esa Revolución de Mayo que reflejó el ímpetu popular para romper cadenas y la dependencia, por ser un quiebre contra la dominación imperial y un avance que acabaría declarando la independencia en 1816 y derechos sociales de importancia en la Asamblea previa del año 13.
Aunque también hacemos notar las limitaciones burguesas de ese proceso y el hecho que terminó imponiéndose la visión más moderada, para décadas después constituir a la Argentina bajo un modelo capitalista, de nuevo dependiente, pero del imperialismo inglés…
Con toda esa historia a cuestas, nuestro país y nuestro continente han sido y son tierra de revoluciones. Por eso rescatamos de esos tiempos el coraje colectivo de animarse a dar vuelta todo.
Pasajes centrales del discurso de Alejandro Bodart
Mayo es un mes hermoso. Se inicia con el Día Internacional de los Trabajadores y termina con la conmemoración de nuestra fugaz Independencia y el glorioso cordobazo. Es el mes de la Revolución Francesa, del Mayo francés. Les traigo el saludo de la Liga Internacional Socialista.
Estamos viviendo un momento histórico, sólo comparable a las catástrofes de las dos Guerras Mundiales. La pandemia, ha hecho aflorar la podredumbre y la decadencia del sistema capitalista. A los desastres ambientales y a los ataques permanentes a los derechos de los trabajadores, las mujeres y la juventud, ahora se le suman la catástrofe sanitaria que está provocando la muerte de cientos de miles. La pérdida de millones de puestos de trabajo y el hambre. Vimos escenas tremendas en ciudades que hasta ayer eran símbolo de la abundancia imperialista como Nueva York, Roma París, Londres.
El mundo no será lo mismo después de la pandemia. El capitalismo, que venía golpeado por la crisis de 2008 está recibiendo un golpe demoledor. Para recuperarse, las burguesías y el imperialismo intentarán brutales ajustes, y chocarán contra la resistencia de la clase obrera y la juventud. Se reactivan los procesos revolucionarios en el Líbano, en Chile, vamos a un período de grandes rebeliones y revoluciones en regiones enteras del planeta, se agudizará la polarización social.
Para evitar que sectores de masas avancen hacia la izquierda revolucionaria reaparecen viejos proyectos de centroizquierda. Hasta están hablando de crear una nueva internacional que de nuevo no tiene nada. Estos sectores son virtuosos del engaño. Ahora nos hablan de que el problema es el neoliberalismo. Están hablando que se abriría una etapa poscapitalista, aunque en la letra chica dicen claramente que no hablan de socialismo, sino de reformas supuestamente para mejorar el nivel de vida de trabajadores y sectores populares. Otra vez el verso del capitalismo con rostro humano. Nos prometen que ellos mejoraran la salud, el medio ambiente, la educación, la democracia.
Lo que no dicen es por qué, cuando gobernaron, aplicaron planes que deterioraron la salud, permitieron que el extractivismo se adueñara de nuestros países, rebajaron los presupuestos de educación, se deterioró la vivienda y la vida. No tocaron las grandes privatizaciones de los periodos anteriores. Dicen que ellos son los garantes contra la derecha, pero no dicen que fruto de las políticas que aplicaron cuando gobernaron llevaron a los trabajadores a la desilusión y facilitaron la posibilidad de que las derechas llegarán al poder. Ahora nos proponen que nos juntemos todos detrás de ellos.
En Brasil para enfrentar electoralmente a Bolsonaro, en Estados Unidos detrás de Biden y el Partido Demócrata supuestamente porque así estaríamos enfrentando a Trump. En España ya directamente se han integrado al gobierno junto a la casta que prometían enfrentar. En Chile son los que cuando Piñera estaba contra las cuerdas, acorralado por la movilización popular, salieron a salvarlo, pactaron para desviar el proceso hacia a unas elecciones que vaya a saber cuándo se realizarán. En Argentina son los que hablan contra los ricos, pero subsidian las empresas más grandes. Son los que hablan contra el FMI pero acuerdan con ellos seguir pagando deuda y no se animan a aplicar un mísero impuesto a las grandes riquezas. Ninguno de ellos son salida a favor de los trabajadores. Lo que nos proponen es una utopía; reformar el capitalismo es imposible. La única salida se llama socialismo.
Los socialistas somos los únicos que tenemos propuestas concretas para reconstruir el sistema de salud y hacerlo un sistema eficiente. Somos los únicos que planteamos la necesidad de ir hacia un Sistema Único de Salud y no nos temblaría el pulso para nacionalizar la salud privada. Los socialistas somos los únicos que planteamos poner todos los recursos al servicio de enfrentar la pandemia. Somos los únicos que planteamos ponerles fuertes impuestos a los ricos y no pagar las deudas. Para poner nuestros recursos al servicio de alimentar a nuestros trabajadores y garantizarles salarios dignos mientras duren las cuarentenas. Somos los únicos que tenemos propuestas concretas para resolver el problema del empleo, como reducir la jornada laboral con igual salario, para que trabajen todos. Somos los únicos que tenemos la posibilidad de reindustrializar, porque nacionalizaríamos la banca e impediríamos que nuestros recursos vayan a la timba financiera.
Los escribas a sueldo del capital nos dicen que nuestras medidas son inviables. Y dicen que después de la pandemia vendrá una recuperación tipo Plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial, y por lo tanto habrá capitalismo próspero por muchísimos años más. Nosotros creemos que es una ilusión pensar que esto es lo que sucederá. Estamos convencidos que así como pasó después de grandes catástrofes, serán millones los que saquen las conclusiones de que es el sistema capitalista el que nos ha traído hasta acá. Y se abrirán las mentes para entender que hay otro sistema posible. Que el socialismo es la salida para revertir la barbarie a la que nos ha llevado el capitalismo, y avanzar a una sociedad sin explotación del hombre por el hombre.
Para alcanzar esa sociedad que soñamos es necesario construir fuertes partidos revolucionarios, como el que estamos construyendo en Argentina, el MST. Es necesario avanzar en la unidad con otras fuerzas revolucionarias. Impulsar la movilización, apoyar a los que luchan. Y también necesitamos construir una fuerte y extendida organización internacional, como la Liga Internacional Socialista, que en poco tiempo se ha desarrollado en todos los continentes y regiones. En la LIS, nos proponemos superar el viejo modelo de construcción de pequeñas internacionales que giran en torno a un partido, donde todos piensan igual. Estamos comenzando a construir con compañeros y compañeras que provienen de distintas tradiciones y, en base a un programa común, aprendiendo a trabajar con matices y diferencias. Y este es tal vez el mayor valor que tiene la nueva construcción que hemos iniciado. Por eso en tan poco tiempo pudimos empezar a implantarnos en Europa, en el convulsionado Medio Oriente y en Asia, en varias repúblicas de la ex Unión Soviética, poner un pie en Estados Unidos, fortalecernos en Centroamérica y el Caribe. Y por supuesto, lo que estamos construyendo en el cono Sur, en Brasil, en Argentina.
Con la LIS hemos participado de algunos de los procesos más dinámicos de la lucha de clases: en la rebelión catalana contra el Estado Español y por su independencia, junto a los chalecos amarillos en Francia, junto a los jóvenes en Nicaragua contra Ortega Murillo, en la extraordinaria revolución que viene conmoviendo desde hace meses al Líbano y a nuestro pueblo hermano, Chile, junto a los jóvenes contra el régimen de Piñeira. El socialismo será internacional o no será. Por eso, es tan importante que sigamos construyendo nuestra organización internacional.
¡Viva el MST! ¡Viva la Liga Internacional Socialista!
Vilma Ripoll
Mis compañeres trabajadores de la salud son héroes hace mucho. Trabajan en condiciones precarias, con falta de insumos, con hospitales rebalsados de gente. Su trabajo es esencial siempre. Pero ahora se hizo evidente.
La pandemia muestra el fracaso de las potencias capitalistas para enfrentarla, se revalorizó lo público y se evidenció la necesidad de invertir en investigación científica. Los mismos que desfinanciaron las investigaciones contra el COVID hoy se matan por ver quién se queda con la patente de la vacuna. En esa disputa veremos a los ricos garantizarse el acceso cuando esté disponible, el resto esperará. Porque el virus no discrimina, pero este sistema capitalista decadente sí.
Estoy orgullosa de les compañeres de salud que salieron a luchar… Se organizan y exigen los elementos de protección, los testeos para todo el personal de salud, las licencias para el grupo de riesgo, el aumento de presupuesto y de salarios. Y el derecho a ser parte de los comités de crisis por ser la primera línea del combate.
Tenemos que luchar por un sistema único de salud, gratuito y universal. Que termine con el lucro de la salud privada y ponga toda su infraestructura bajo gestión estatal y controlada por sus trabajadores.
Luciana Echevarría
Cada aniversario de la Revolución de Mayo nos permite abrazar de nuevo esa revolución y actualizarla, sobre todo en momentos cuando es tan necesario cuestionar todo, como hicieron hace 200 años las y los revolucionarios del 25.
A lo largo de la historia, a nuestro país lo han gobernado una casta de privilegiados (…) se creen con el derecho de meternos la mano en el bolsillo. Como hizo Schiaretti, que aprobó una ley para recortar las jubilaciones en plena pandemia. Enfrentamos esta verdadera canallada adentro de la Legislatura denunciamos las maniobras del gobierno y afuera pusimos el cuerpo para defender a nuestros viejos.
Cuando asumí me comprometí a llevar a la Legislatura la voz de los trabajadores, las mujeres y la juventud y estamos cumpliendo con eso. Porque ese es el rol que la izquierda revolucionaria tiene que jugar en un parlamento. No nos callamos nada y enfrentamos las maniobras de este gobierno de ricos.
Es un orgullo haber sido la única que, cuando Schiaretti rebajó su salario y el de los funcionarios por 4 meses, denuncié que era una trampa, que la rebaja debía ser mayor y para siempre y que si ahora se hacían los sacrificados era para después exigirle a los trabajadores sacrificios mucho mayores. Incluso hubo partidos de izquierda que acompañaron esta estafa. Hoy las consecuencias están a la vista. Los privilegios de la casta política tienen que desaparecer, de una vez y para siempre.
Esta cara perversa y autoritaria es la verdadera cara del sistema. No existe capitalismo humano, el combo capitalista incluye represión, saqueo, precarización y muerte. Por eso queremos sacárnoslo de encima y dar vuelta todo. Para que de una vez por todas los que hacemos girar al mundo seamos también los que decidamos todo. Y para que nunca más nuestras vidas valgan menos que sus ganancias. Hoy más que nunca hace falta una revolución, hoy más que nunca hace falta democracia desde abajo y socialista. Y hoy más que nunca somos orgullosas constructoras de ese destino.
Cele Fierro
Hacemos este acto a 210 años de una gesta heroica, revolucionaria, que además fue continental y que demostró la fuerza del pueblo para dar vuelta todo, independizarse del imperio, cuestionar el orden establecido y luchar para cambiarlo. Es clave que analicemos ese proceso histórico desde una perspectiva socialista, de clase, para sacar conclusiones útiles para el hoy y el mañana.
Como decía Alejandro, la pandemia profundizó la crisis capitalista mundial que ya venía. Las y los trabajadores, la juventud, los sectores populares, el pueblo oprimido, ¿podemos animarnos hoy a romper las cadenas y dar vuelta esta situación que está provocando más pobreza, más miseria, más explotación y opresión? Los partidos del sistema, el imperialismo, los grandes medios siempre difunden la idea de que no se puede cambiar, que hay reglas fijas, inamovibles. En este nuevo aniversario de la revolución de mayo, nosotras y nosotros, como socialistas, reafirmamos que todo se puede cambiar y que podemos hacerlo.
Hoy te dicen que no hay otra que rebajar el salario un 25%, o suspender, «para cuidarte y cuidar tu trabajo». ¡No nos cuiden más, nos cuidamos solos! Nos cuidamos si se prohíben los despidos, suspensiones y rebajas salariales. El gobierno financia a las grandes empresas con la plata de la ANSES, o sea con la plata de tus aportes. Les están pagando a grandes empresas millonarias como Techint, Clarin, a la Sociedad Rural, es increíble que hagan eso con la plata del pueblo, pero al hacerlo demuestran que intereses defienden.
¡Se puede hacer otra cosa! En vez de rescatar a los grandes empresarios, hay que Obligar que las empresas abran sus libros contables y que de sus ganancias paguen el 100% de los salarios. Y si no lo hacen, estatizarlas bajo el control de sus trabajadores!
Además; ¿cómo puede ser que no haya asistencia real del Estado para millones de personas que no tienen trabajo formal, que viven al día? Tiene que haber un subsidio universal de emergencia, con mínimo de 36 mil pesos, tienen que garantizar los alimentos a los comedores. Nos van a decir que no hay plata. ¡Por favor! Que les pongan un fuerte impuesto a los ricos. Hace más de un mes que dan vueltas con una ley, ultra limitada, con temor de tocar esos intereses. Nosotros no tenemos ningún temor y lo demostramos, el único proyecto hasta ahora en el Congreso es el del FIT Unidad, de un fuerte impuesto extraordinario a las grandes fortunas, en el camino de que sea permanente.
Nosotros peleamos en defensa propia y por dar vuelta este sistema decadente. ¿Cómo van a responder a esta crisis con una salud pública desfinanciada, donde se priorizó al sector privado como negocio, como bien decía Vilma? Hay clínicas privadas semivacías, pero los hospitales públicos van hacia un colapso. Así no va. Queremos un sistema único de salud estatal, con control de sus trabajadores, y gratuito. El gobierno usa la pandemia para ajustar, y a la cuarentena necesaria la fue flexibilizando justo cuando se venía el pico de contagios, algo insólito. Y ahora en vez de retroceder simula dureza, pero deja que hagan negocios sectores que no son esenciales como el peaje, las mineras y otras industrias obligando a salir a calle a miles de trabajadores que exponen sus vidas innecesariamente. Aunque ya hay más de 700 casos nuevos de contagio por día, siguen priorizando los intereses capitalistas. Para nosotres es al revés: la crisis la deben pagar ellos. Y hay que cuidar nuestras vidas que son la prioridad.
Otro tema clave es la deuda externa. El gobierno ya hizo dos pagos millonarios y ahora extendió la negociación con los fondos buitres, que aunque dilate un poco los pagos, igual los beneficia. Hay que hacer otra cosa; declarar un no pago, un default soberano, desconocer esa deuda ilegítima y volcar toda esa plata a las necesidades sociales por la pandemia. Y nacionalizar la banca y el comercio exterior, para controlar todo el flujo de divisas y de productos necesarios.
Y además, ¿Por qué tenemos que seguir soportando la violencia de este sistema capitalista y patriarcal? En toda la historia, las mujeres jugamos roles importantes. En la gesta revolucionaria de ayer: Juana Azurduy, María Remedios del Valle y otras. Y hoy, en la primera fila de cada lucha. Con esa fuerza luchamos por todos nuestros derechos, incluidos los de género. Si en medio de la pandemia crece la violencia de género, exigimos presupuesto de emergencia, como hicimos el viernes pasado ante el Ministerio de la Mujer, ese ministerio de cartón pintado. Luchamos por aborto legal, por la ILE, por la ESI, por separar Iglesia y Estado. ¿Se puede hacer? Por supuesto, si se tiene la decisión política de ir contra los retrógrados y los antiderechos, como la tenemos en el MST.
Tenemos todas estas propuestas, junto con la defensa soberana del territorio, recuperar los bienes comunes, poner fin a la propiedad privada de los resortes de la economía… Pero su concreción nos plantea un debate decisivo, ¿quiénes pueden hacerlo? Marx y Engels ya lo decían en el Manifiesto Comunista: la burguesía es incapaz de llevar hasta el final medidas de independencia nacional y ruptura con el imperialismo. Lo demostró la Revolución de Mayo. Hoy no solo son incapaces: son cómplices del imperialismo y las corporaciones. Sólo las y los trabajadores, nuestra clase, las puede llevar adelante, con la movilización y con una organización política jugada por esa transformación de fondo.
Para eso hace falta analizar la situación política y sobre todo fortalecer una organización que se anime a pelear por esto. Capaz de coordinarse con quienes luchan por lo mismo en todo el planeta, de fortalecer los lazos internacionales. Una organización que siempre esté junto a la clase obrera y sus luchas, jamás con los patrones y la burocracia. Una organización que pueda servir para enfrentar al patriarcado, la destrucción ambiental, la discriminación. Esa es la organización que construimos desde la LIS y el MST, hoy en el FIT Unidad.
Tareas tan importantes como la independencia, requirieron y requieren procesos muy profundos para concretarse, peleas duras y organizaciones políticas revolucionarias capaces de bancarlas. Y como ya dijimos, hoy más que nunca hace falta una nueva revolución, esta vez hasta el final, esta vez socialista.