Vicentín: otra marcha atrás del gobierno
De la expropiación, a veedores de la intervención judicial
En menos de 20 días pasamos de la “epopeya” de la expropiación que anunció Fernández, a ir bajando el tono y aceptando lo que llamaron la “opción Perotti” que será la intervención dentro del concurso de acreedores. Poco duró la farsa.
Escribe: Cele Fierro
La supuesta expropiación de Vicentín sacó del centro el debate sobre la pandemia. Esto fue así porque por un lado, sectores afines al gobierno salieron a defender esta propuesta como una medida de fondo que nos pondría a un paso de la soberanía alimentaria; y por el otro, la derecha y la oposición tradicional salieron a defender a Vicentín, agitando un fantasma inexistente de que “venían por todo”. Ruidazos, banderazos y mucho tiempo mediático para presionar que no se avance en la expropiación.
Defensores de lo indefendible
Ante a medida anunciada por el gobierno aparecieron viejos y nuevos personajes de la política intentando explicar lo negativo de la misma. Todos sectores de la derecha más rancia, defensores del liberalismo, de las ganancias de uno pocos a costa del sudor de la mayoría. Son aquellos que salen a defender los intereses de una empresa que estafó al Estado, a sus trabajadores, a productores. Que sin filtro sus accionistas dicen por televisión que no están en quiebra, que se presentaron al concurso de acreedores, por los embargos en puerta, otra estafa.
Se pasearon por los medios y llenaron las redes intentando ganar a gran parte de la población con el falso discurso de que si se avanzaba en la expropiación era el primer paso para avanzar sobre otras empresas, cuestión que el mismo Fernández desestimó inicialmente. Jugaron con la falsa ideología que esas medidas “comunistas” iban a seguir hasta por las casas de la mayoría. Todas falsedades, primero porque el gobierno no quiere avanzar en tocar intereses de los capitalistas de verdad, ellos defienden también este sistema desigual, ni siquiera conocen lo que de verdad planteamos quienes somos socialistas, y no es expropiar la casa a una familia, sino los resortes fundamentales de la economía, los medios de producción. A más de uno habría que mandar a leer los clásicos o al menos conocer un poco más de historia.
Ya con la expropiación descartada, los escribas de la derecha ahora intentan plantear que quieren intervenir para avanzar contra Vicentín sin indemnizar. Porque si expropiaban, en algún momento el Estado iba a tener que pagar. Queda demostrado nuevamente, que para defender los intereses de las corporaciones, que fugan divisas, explotan y precarizan a sus trabajadores, estafan al Estado, van a estar ahí en la primera línea.
Contra la derecha, expropiación sin pago
Ante los titubeos, y finalmente la vuelta atrás con la expropiación, los sectores progresistas del gobierno volvieron con el discurso de “la derecha se nos viene con todo”, “no tenemos correlación de fuerza” y es por esto que ya dejaron de hablar de expropiación y redireccionan su pluma para solo insistir con intervención. Se olvidaron los argumentos de la soberanía alimentaria. Para derrotar a la derecha hay que ir hasta el final, en este caso por la expropiación sin pago, poner la producción al servicio del pueblo, y apoyarse en los sectores organizados y ganar a la mayoría para que estas medidas no solo se consoliden, sino que de verdad sean el primer paso para poner en marcha otro modelo productivo. Es lo que hace falta, pero no es hacia donde se encaminan.
No es malo recordar que quien está ahora conduciendo todo el proceso es Omar Perotti exponente del PJ santafecino, que ha beneficiado a las corporaciones del agro. Nada bueno se puede esperar de estos sectores.
Con el doble discurso y las medidas progresivas en punto muerto o marcha atrás, muy lejos estamos de avanzar hacia la planificación económica y productiva que hace falta en el país. Lo de Vicentín pone sobre la mesa lo que veníamos planteando desde la oposición de izquierda, el gobierno no va a profundizar, porque eso implicaría ir sobre los intereses del sector privado, de los capitalistas, en definitiva, contra el modelo que ellos defienden. No hay lugar para las medias tintas. En ese sentido está circulando un texto -lamentablemente apoyado por algunos sectores que se reclaman de izquierda- que avala la posición del gobierno sobre Vicentin, sin ninguna crítica a las idas y venidas del oficialismo y que ni siquiera menciona la expropiación.
Avanzar hasta el final
En el caso Vicentín hay que avanzar por la expropiación, si ningún tipo de indemnización. Además, avanzar en una investigación para destapar todo el fraude a la administración pública, exigir que se repatrien todos los activos en cuentas en el extranjero, y poner la producción bajo el control de sus trabajadores.
Pero para poder tener una planificación social de la producción y lograr la tan mencionada soberanía alimentaria, hay que ir por todo, hay que expropiar los medios de producción que hoy están en manos de los capitalistas.
Expropiar a las grandes multinacionales, como por ejemplo a las exportadoras del agro, que concentran el 90% de las exportaciones. Socializar las tierras a través de una reforma agraria. Se tiene que discutir democráticamente qué y cuánto se tiene que producir, en base a lo que se necesita, pero para satisfacer las necesidades sociales y no las ganancias. Se tiene que terminar con el monocultivo, el uso de agrotóxicos, la tala indiscriminada. Para esto hay que nacionalizar el comercio exterior, para definir qué se importa y qué se exporta.
Se tienen que prohibir la megaminería, el fracking, y todas las técnicas que permiten el saqueo y la contaminación. Se tiene que nacionalizar toda la producción de hidrocarburos y avanzar en la reconversión energética para poner en marcha un nuevo modelo en base a energías limpias y renovables. Que la producción sea en armonía con la naturaleza y las poblaciones.
Para controlar todo el flujo de divisas, y no permitir ni más estafas ni más fuga de capitales, se tiene que nacionalizar todo el sistema bancario.
Reducir y repartir las horas de trabajo, con salarios acordes al costo de vida real. Millones podrían ingresar al mercado laboral, bajando la desocupación, el subempleo y garantizando tiempo libre.
Estas son solo algunas de las medidas que proponemos les socialistas del MST, pero que son parte de un programa integral que cuestiona el modo de producción capitalista, y propone los cimientos para una nueva organización social, igualitaria, democrática, una sociedad socialista.
En tiempos de pandemia donde todo se discute, no podemos permitir que nos quieran hacer creer que no hay otra salida que mantenernos en este sistema que ya ha demostrado su incompatibilidad con los derechos a la salud, al trabajo, a la educación, a un ambiente sano para las mayorías. Hoy tenemos la obligación quienes nos organizamos y queremos cambiar al mundo de base de demostrar que no solo es posible, sino que es necesario.