Muy grave: Bregman y Solano votaron ley sionista
El jueves 18 de junio, la Legislatura porteña aprobó por ley adherir a una peligrosa definición política promovida por el sionismo mundial a través de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), un grupo de 35 países comandado por los EE.UU. e Israel del cual la Argentina lamentablemente es parte.
¿Cómo fue la votación? El proyecto de ley lo habían presentado los bloques del macrismo y del Frente de Todos. Fue aprobado por todos los bloques con 55 votos, excepto un voto en contra de Autodeterminación y Libertad. Entre los votos a favor estuvieron los de lxs legisladorxs Myriam Bregman y Alejandrina Barry (PTS) y Gabriel Solano (PO), lo que consideramos una capitulación a las exigencias sionistas.
¿Cómo vino la bajada de línea? La IHRA promueve una definición falsa e intencionada de antisemitismo; el gobierno argentino cedió por completo a ese lobby y la adoptó mediante su Resolución 114/2020 del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto; propuso que la asuman también la Justicia, el Congreso, los poderes ejecutivos y legislaturas provinciales… y la Legislatura porteña acató servilmente dichas órdenes políticas yanqui-sionistas.
¿Qué dice la ley aprobada? Entre otras cosas lo siguiente: “El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”.
¿Por qué esto es muy peligroso? Dicha definición, al hablar de las instituciones judías, abre la puerta a calificar de antisemita cualquier declaración o acción crítica hacia la DAIA, la AMIA, el Club Hacoaj e incluso el Parlamento o el propio Estado de Israel. Y a tal declaración o acción, por ser supuestamente antisemita, podrían perseguirla y sancionarla. En nuestro país ya hay antecedentes de persecución a organizaciones de izquierda por manifestar ante la embajada de Israel. Es una definición absurda, que utiliza políticamente el legítimo rechazo al antisemitismo, rechazo que compartimos, para acallar las críticas hacia la opresión y los crímenes del sionismo e Israel contra los pueblos árabes en general y los palestinos en particular. Se utiliza a las víctimas de ayer en el Holocausto, los judíos, para tratar de camuflar que el Estado de Israel es el actual victimario del pueblo palestino.
¿Por qué se apuraron a aprobar esto? Como es obvio, la Legislatura porteña debería responder a necesidades sociales mucho más urgentes que este debate. Pero como bien dice la resolución ministerial, “este compromiso fue reiterado y reafirmado por el señor presidente en el 5º Foro Mundial del Holocausto, titulado ‘Recordando el Holocausto: combatiendo al antisemitismo’, que tuvo lugar en Yad Vashem el 23 de enero de 2020”. Es así: en su primer viaje como presidente al exterior, que no casualmente fue a Israel, Alberto Fernández se comprometió con el presidente derechista Netanyahu a impulsar esta aberración.
¿Qué opina el Comité de Solidaridad con el Pueblo Palestino? “La manipulación se completa por medio de un desplazamiento semántico, presentando los juicios condenatorios a los actos del Estado ocupante y colonizador de Palestina y de su ideología segregacionista como valoraciones hacia grupos y personas que profesan una religión específica… De esta forma, se despliega el chantaje retórico que busca obstruir el debate racional, excluyendo del campo discursivo las voces que articulan la solidaridad con el pueblo palestino”
¿Por qué es una capitulación el voto de Bregman, Solano y Barry? No es cierto, como intentan disimular ahora, que se votara “a favor o en contra del Holocausto”. El texto dice lo que dice. Además, el punto 20 de la plataforma nacional del FIT Unidad, el frente electoral que nuestro MST integra junto al PTS, el PO e IS, plantea, como es la tradición del trotskismo: “Apoyo al heroico pueblo palestino. Abajo la ocupación sionista de Palestina”.
Pero además se da tras el llamado “acuerdo del siglo” entre Trump e Israel para avanzar contra Palestina. Ya dos años atrás Israel cambió su “ley fundamental” para discriminar y quitar derechos a los habitantes árabes y a su idioma, alentar nuevas ocupaciones y disponer su propiedad excluyente sobre Jerusalén (hasta la ONU reconoce que debería compartirla con Palestina). Encima, el 1 de julio Netanyahu se apresta a cumplir su promesa electoral de anexar territorios palestinos ocupados en Cisjordania.
Por eso la única política correcta es denunciar todas las atrocidades del gobierno genocida y colonizador y seguir proponiendo la destrucción de ese Estado. En cambio, dejándose presionar y aprobando esta definición funcional al sionismo, se abre la puerta a todavía más persecución a quienes levantemos nuestra voz en defensa del pueblo palestino, amparados ahora en la votación de la Legislatura.
En semejante marco, la ley porteña sobre “antisemitismo” es funcional a la ofensiva colonial y racista del sionismo con respaldo del imperialismo norteamericano. Y a la vez es, de hecho, un revés contra la lucha histórica y presente del heroico pueblo palestino. Reclamamos a las conducciones del PTS y el PO a que rectifiquen su postura y reviertan esta capitulación.
Pablo Vasco