La inconsistencia en las garantías laborales y el engaño del capitalismo
Por Atziri Cruz, estudiante de Psicología y activista.
El sistema actual es hipócrita y seductor, mientras en su base legal establece la vida laboral digna como un derecho indispensable, en el campo real no todas las personas logran integrarse al ámbito laboral, por lo que se posicionan en empleos informales, especialmente en empresas de delivery y corporaciones de comida rápida que, para conseguir trabajadores brindan un panorama completamente alejado de las verdaderas condiciones de trabajo mediante la idea de “ser tu propio jefe” “decidir el número de horas a laburar diariamente” que no es más que una trampa resultado de la gran amenaza que enfrenta todos los días y a todas horas la clase proletaria: el sistema capitalista. Dicho sistema frena el desarrollo de las habilidades y capacidades de las personas al someterlas a jornadas largas y explotadoras, y por lo tanto limita su calidad de vida.
La calidad de vida de las personas es claramente marcada no solo por sus condiciones intrapersonales, sino también por las condiciones sociales, políticas y económicas del medio en el que se ubican. Como sistema social no podemos escindir una esfera de vida de otra, es por ello que las condiciones laborales de les trabajadores repercuten directamente en su calidad de vida y por lo tanto, en su salud mental. Lo anterior nos lleva a plantear la siguiente interrogante ¿El ritmo y la duración de las jornadas laborales actuales, especialmente precarizadas, son aptas para alcanzar una calidad de vida?
Por ello es necesario luchar por una solución* que rompa con la lógica de precarización del ritmo de vida que impone el capital, a partir de la implementación de:
- Salarios sin recortes en la pandemia ni nunca. Además, equivalentes al costo de vida y ajustables a la inflación real.
- Derechos sindicales, democráticos.
- Estatizar las empresas que no cumplan, y convertirlas bajo control de sus trabajadores, en el caso de las de comida en cadenas saludables.
- Reducción de la jornada a 6 horas, 5 días por semana. Sin afectar el salario. Trabajar para vivir y tener tiempo libre.
- Incorporar toda la innovación tecnológica, pero con una lógica no-capitalista, para facilitar la colaboración social y alivianar la carga colectiva.
- En estos términos pensamos el presente, de lucha y construimos ese puente indispensable de orientación para otro futuro, socialista, de la clase obrera sin vampiros.
(*) Consignas extraídas del artículo https://mst.org.ar/2020/04/16/vampiro/