Bad Bunny y el premio que escandalizó
El 7, 8 y 9 de julio, la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores organizó la premiación eligiendo como mejor compositor al cantante puertorriqueño. La polémica se desató en las redes sociales, cuando un sector de la audiencia espantada por el contenido sexual de las composiciones cuestionó al artista. Se pone nuevamente en debate cuál es el rol del arte en esta sociedad.
La polémica
Una de las polémicas que se abrió en las redes, fue cómo se mide la calidad de un compositor generando indignación por la elección del jurado. La crítica se centró en analizar las canciones por las que fue premiado “La Canción”, “Ni bien ni mal”, “No me conoce (remix)”, “Qué pretendes”, “Solo de mí” y “Soltera (remix)”. Señalando el bajo nivel creativo de las palabras o los argumentos que retoma la conservadora idea de un arte elitizado. Desde nuestra postura el arte debe producirse en la máxima libertad para dar espacio a la creación. Porque cada nueva producción, expresa las fuerzas en tensión dentro del momento histórico en que vivimos. El trap y el reggaeton surgen como expresiones del arte de masas y popular, con una muy fuerte cosificación de las mujeres. La contradicción es que este artista es reivindicado por muchas jóvenes de la revolución feminista, ligado a la liberación sexual. Sin embargo, la mayoría de sus canciones fortalecen los estereotipos que buscamos combatir.
Arte, mercancía y premios
Que estamos en un momento de crisis y revoluciones es innegable a esta altura de la pandemia. Por lo que cabe recordar que Bad Bunny, junto a René de Calle 13 y Ricky Martín, fueron una voz para visibilizar la rebelión juvenil de Puerto Rico que los grandes medios ocultaron. Por lo cual sería importante pensar por qué temas recibió el premio.
El cuestionamiento a los Premios ASCAP de la Música Latina 2020, así como su anterior premiación en los Spotify Awards, no está centrado en el rol de estos galardones sino en el artista. Primero, debemos tener en consideración que los ASCAP solo premian a los compositores que son parte de su compañía, y están profundamente ligados a la publicidad y venta en el mercado de los productos que generan. El arte en las instituciones capitalistas, está condicionado por dos objetivos centrales: sostener la ganancia de esta industria y fortalecer las falsas ideologías con las cuales nos violenta esta sociedad. La elección de las canciones no fue menor, considerando el valor en el mercado y para las instituciones. Se eligen canciones como “Qué pretendes”, mientras que “Afilando los cuchillos”, expresión de un pueblo en lucha, fue ocultada.
Cuestionemos cada idea que sostenga nuestra opresión, sin negar que el arte que este sistema vuelve visible y financia sólo lo que sirve para mantenernos en nuestro lugar. Por eso quienes luchamos por el derecho al arte exigimos que el Estado garantice el acceso a la formación y experimentación a través del fortalecimiento y financiamiento de los centros culturales y recitales gratuitos, donde libremente les artistas puedan organizar la expresión de sus necesidades creativas individuales.
En el camino a un arte revolucionario independiente, como lo plantearon Trotski y Bretón: “Si para el desarrollo de las fuerzas productivas materiales la revolución está obligada a erigir un sistema socialista de plan centralizado, para la creación intelectual debe instaurar y garantizar desde el comienzo mismo un régimen anarquista de libertad individual ¡Ninguna autoridad, ninguna coacción, ni la mínima huella de mando! Las distintas asociaciones de expertos y los grupos colectivos de artistas que trabajarán en la resolución de las tareas, que nunca habrán sido tan grandiosas, sólo podrán surgir y desplegar trabajo fecundo sobre la base de una libre amistad creadora, sin mínima coacción del exterior».
Jeanette Cisneros