Hebe / Fernández: Una imagen vale más que mil palabras
El acto oficial que el gobierno de Fernández hizo el pasado del 9 de julio trajo muchos disgustos y debates y terminó de expresar una crisis pública con la carta que Hebe de Bonafini, de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, le enviara a Fernández y que se transformó en uno de los debates políticos del día.
La imagen en cuestión habla por si sola; Fernández eligió rodearse en su exposición de dirigentes de la Sociedad Rural, la UIA, la Bolsa de Comercio, la Cámara de la Construcción, la Asociación de Bancos, la Cámara Empresaria de Comercio entre otros de los representantes de grandes corporaciones capitalistas invitadas. Junto a ellos sentaron a uno de los más claros símbolos de la nefasta burocracia sindical pejotista; Daer de la CGT. ¿Cómo no indignarse frente a esa foto que representa lo peor de este país? Con todos ellos, Fernández y el Frente de Todos se proponen avanzar en lo que llaman la pospandemia. Por eso estaban allí, ni por error, ni por casualidad.
Frente a este acto la carta de la presidenta de este sector de las Madres entre otras cosas dice: “nos sentimos agraviadas y heridas en lo más profundo de nuestro corazón, al ver que Ud. sentó en su mesa a todos los que explotan a nuestros trabajadores y trabajadoras, y a los que saquearon el país. Lo más grave de todo: a los que secuestraron a muchos de nuestros hijos e hijas que luchaban por una Patria liberada”.
El golpe fue tan fuerte y comentado que el propio Fernández tuvo que inventar con el correr de las horas una respuesta de urgencia. Es que la crítica esta vez no vino ni de Juntos para el Cambio ni de retrógrados derechistas. Sino que llegó desde las propias bases de apoyo del gobierno. Hebe – a quien respetamos por su lucha contra el genocidio pero con quien tenemos profundas diferencias políticas en muchos temas– ha sido, equivocadamente, defensora acérrima de este gobierno y de los anteriores del PJ de CFK y Néstor Kirchner. Que ahora salga con sus críticas, muestra hasta qué punto hay expresiones crecientes de descontento, lo cual puede estar preanunciando un nuevo momento en la relación entre algunas franjas que apoyaron a Fernández y hoy comienzan a ver serios problemas. Porque la crítica a este acto e imagen del mismo no se redujo solo a este sector de las Madres. Por estos días críticas similares, pero sin tanta publicidad, surgieron desde otros sectores de movimientos sociales afines al gobierno. Y votantes, jóvenes y trabajadores de a pie, también han visto con desagrado ese acto de 9 de Julio nada soberano y muy simbólico del país de las corporaciones, que solo en el relato, se dice enfrentar.
La carta de respuesta de Fernández, aunque cuidadosa y en tono conciliador, en el fondo aclara todavía más que su proyecto es junto a todos sus privilegiados invitados del 9 de Julio. Por eso se reafirma y dice: “tengo una gran responsabilidad y en mi mesa se sientan todos, grandes empresarios, medianos, chicos, trabajadores, movimientos sociales…”
Más allá de que en su acto no estaban “todos” sino solo las grandes corporaciones y la burocracia sindical, igualmente vayamos al contenido de su planteo de unir y representar a todos; lo cual no es otra cosa que una vieja falacia. Cómo ya sabemos, por la triste historia de nuestro país, esa supuesta “unidad de todos” bajo el capitalismo dominante solo contribuye a garantizar que siga el poder económico y político de las grandes corporaciones, que siga la desigualdad, la entrega, la explotación. Y a que el esfuerzo lo hagamos los mismos de siempre.
No es casual que hacia la pospandemia el gobierno hable de un nuevo blanqueo de capitales, de sacarle impuestos a las patronales, de facilitarles a las exportadoras nuevos negocios, mientras se demora el impuesto a los ricos y se anuncia la suspensión de la IFE. Para acompañar esta política, que será un nuevo ajuste, el supuesto representante de los trabajadores, Daer de la CGT, tendrá el nefasto rol de evitar las movilizaciones y los paros, como parte de un nuevo pacto económico y social. Ese es el país que está construyendo Fernández. Y por eso, más allá de Hebe de Bonafini, cada vez habrá más manifestaciones de descontento y ruptura por abajo con este proyecto.
A todas y a todos aquellos jóvenes y trabajadores que quieren un país distinto, sin corporaciones ni fotos indeseables, los convocamos a impulsar y a apoyar cada lucha contra el ajuste en marcha. Y a fortalecer desde la izquierda, con el MST en el FIT Unidad, un gran espacio político alternativo a toda la derecha y al gobierno. Es la principal tarea y aporte que tenemos y podemos hacer el tiempo que viene.
Sergio García