El gobierno cede, la canasta básica aumenta
El gobierno nacional dio vía libre para el aumento de precios en alimentos, bebidas y artículos de limpieza de entre un 2,5% y un 5%. La nueva lista solamente se mantendrá hasta el 31 de agosto.
Escribe: Gastón Baldomir
En el día de hoy el Gobierno Nacional, a través de la disposición 13/2020, publicada en el Boletín Oficial, estableció aumentos en todos los productos de la canasta básica. Irónicamente, desde la secretaría de Comercio Interior, informaron que seguirán tomando medidas de control, pero siguen apelando a la responsabilidad empresarial. Continúan con esta postura cuando ya se efectuaron aumentos durante la cuarentena, que ellos mismos caratularon de “irrazonables”. Según lo que indicó el INDEC, en el mes de mayo, el incremento fue de 0,7% en el rubro de alimentos.
Lácteos y frescos | 3% |
Harinas, fideos, galletitas y panificados | 4% |
Limpieza del hogar, cocina y bazar | 2,5% |
Cuidado personal | 3,5% |
Bebidas | 4% |
Aceites | 4% |
Arroz y legumbres | 4% |
Conservas, dulces, endulzantes y encurtidos | 3% |
Sopas, caldos, puré, aderezos, condimentos y snacks | 2% |
Aumentos aprobados
Basta mirar la suba de precios durante los meses del gobierno Alberto Fernández para comprobar que lo único que ha “cuidado” es la ganancia de los empresarios. Un ejemplo contundente, es que tras su asunción restituyó el IVA sobre los precios de la canasta básica. Mientras que, en los primeros cinco meses del año, la inflación minorista, el peor de los “impuesto” regresivos, marcó un avance de 11,1 % según datos del propio INDEC.
Todo parece indicar que la política pos-pandemia, que comienza a delinear el ejecutivo nacional, es de mayor ajuste para las mayorías y premios para los empresarios. De conjunto estamos frente a un aumento generalizado de precios de un 65% y 75 % en los últimos doce meses. Las infancias y las adolescencias son el sector etario que más viene sufriendo la carestía y a los cuales se les está robando el futuro.
Números en rojo
Los voceros del gobierno nos dicen que el aumento de precios es necesario y que no debemos preocuparnos porque son “precios cuidados”. Lo real es que estamos frente a un nuevo aumento que eleva el costo de Canasta Básica Total (CBT). En el mes de abril, una familia integrada por dos adultos y dos niños, necesitó percibir ingresos por $ 45.593,98 para no caer debajo de la línea de la pobreza.
Más aumentos de precios seguramente van a complejizar aún más la precaria situación de los jubilados, que sufrieron el congelamiento del aumento que les correspondía por ley. Ni hablar de la situación de aquellos miles de despidos o que padecen rebajas de salario. El aumento generalizado de precios hace que el valor del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) de 10 mil pesos haya perdido “valor real” sin siquiera ser cobrado y que el ingreso en el caso de los planes sociales, que siguen sin recibir aumentos, sea cada vez menor.
Terminemos con los aumentos
El actual contexto nacional implica tomar medidas en defensa de los intereses de las mayorías, de las poblaciones más vulnerables y no de un grupo de especuladores, como el dueño de Coto, que curra con los precios de los alimentos y expone a miles de empleados al contagio de coronavirus. Hay que ponerle un límite a los que especulan con la crisis.
Desde la izquierda venimos insistiendo que necesitamos un golpe de timón en matería de políticas públicas para enfrentar el aumento de precios y frenar los índices de pobreza. Por eso proponemos eliminar el IVA de la canasta familiar, retrotraer los precios, congelarlos y sancionar al remarque o acapare con la Ley 20.680 de Abastecimiento (Art. 5º). Conformar comités de control de precios y de abastecimiento populares para ponerle un límite a la especulación empresarial.
Necesitamos medidas de fondo y que apunten a reforzar la economía. Es necesario que el Congreso Nacional habilite el tratamiento del único proyecto de impuesto a la riqueza, presentado por el FIT-Unidad que posibilitaría contar con U$S 15.000 millones para hacer frente a la emergencia sanitaria y económica.
Para que dejen de celebrar los buitres y los más ricos proponemos el no pago de la deuda externa, todo ese dinero se destine que destinar para revertir la pobreza mediante un paquete de políticas públicas, que apunten a generar puestos de trabajo genuinos con plenos derechos laborales y fortalecer las obras que se necesitan en barrios, escuelas, hospitales y demás lugares.