Teletrabajo: PJ y derecha se unen para precarizar
Regularlo en la excepcionalidad
El PJ y la derecha votaron en Diputados un proyecto de ley sobre el teletrabajo para legalizar la precarización. Pese a que no regirá mientras dure la pandemia, las cámaras empresarias pegaron el grito y piden más flexibilidad. ¿Es posible regular el teletrabajo en la emergencia y poner fin a los abusos de gobiernos y patronales?
Escribe: Francisco Torres
El 25 de junio en Diputados, por mayoría se aprobó y giró al Senado el proyecto de ley para regular el teletrabajo. Modalidad que se impuso a millones al tener que teletrabajar en casa, afectando sus empleos, ritmos y horarios de trabajo, privacidad, familia y calidad de vida.
Porque debieron hacerlo sin tener garantizadas las condiciones, el espacio, mobiliario, recursos, insumos, servicios ni capacitación. A su vez, bajo el capitalismo patriarcal, se implementó superponiendo el trabajo y las tareas de cuidado en el hogar, lo que sobrecarga fundamentalmente a las mujeres, incrementa el trabajo no remunerado, la exposición a la violencia machista y a la mayor vigilancia patronal, por el control online.
Una ficción sobre el futuro del trabajo
Patrones y gobiernos nos venden una ficción al decir que el teletrabajo sería más cómodo y práctico para conciliar la vida personal con la laboral. Para bajar costos, darnos mayor flexibilidad, potencial y tiempo para las cosas personales, a ser responsables y auto-liderarnos en remoto, a reducir el tránsito y los accidentes, y hasta bajar la contaminación.
¿Es así? Nada más lejos de lo que viven centenares de miles de trabajadores y el millón de docentes del país, al teletrabajar de una. Se trabaja mucho más, con estrés al estar niñes y familias en casa. Suben las presiones, mensajes y requerimientos de gerentes, funcionarios, directivos o la comunidad a cualquier hora. ¿Privacidad? Ninguna. ¿Derecho a desconectar? Menos.
Por eso venimos exigiendo que se regule el teletrabajo en esta emergencia. Se lo reclamamos a Alberto Fernández, el PJ y su ministro de Trabajo, Moroni, a los gobernadores, empresarios y burócratas de la CGT y las CTA. Pero van cuatro meses sin regular ni resguardar derechos de trabajadores y familias.
Con la ley, ¿sí nos van a proteger? En materia laboral, se debe amparar a les trabajadores por ser la parte más vulnerable de la relación laboral. Pero eso no va a ocurrir, aunque el Senado vote sin cambios el proyecto de Diputados.
Nueva concesión a los ricos: No rige hasta después de la pandemia
Es que las tímidas regulaciones establecidas -y esto es lo más pérfido-, no se aplicarán hasta tres meses después que pase la pandemia1. Y eso si no se licúa todo al reglamentar la ley o si se pierden derechos entre los convenios por rama o sector que negocie la burocracia. Es decir, explotan y abusan por meses, seguirá así en la cuarentena y habrá que esperar tres meses más para que algo se aplique. Escandaloso para un gobierno que dice reivindicar la justicia social.
La traidora CGT hizo la vista gorda mientras empresas como Telecom, Personal, YPF, Cisco, Tenaris, AESA, Merk, Garbarino, Nielsen, IBM, Byte Tech o agencias como Adecco Grupp lo venían aplicando. Aunque Google o Microsoft desarrollan software y bancos como el Santander den créditos para implementarlo.
Pero lejos de regular el teletrabajo, Alberto y Moroni se la facilitaron a las patronales y gobiernos. El 13 de marzo, con la Resolución 202/2020, Trabajo dispuso que el teletrabajador “deberá en el marco de la buena fe contractual, establecer con su empleador las condiciones en que dicha labor será realizada” (Art. 4°). Una barbaridad ya que no se trata de algo individual, sino de reglas y exigencias a la patronal.
Pese a crecer en la pandemia y no haber mucha normativa que lo regule, con la Resolución 21/2020 del 16 de marzo, la dupla Fernández-Moroni suprimió los efectos de la Resolución 1552/20122, que fijaba obligaciones al empleador como proveer elementos de protección, seguro, material de trabajo y un Manual3 del Teletrabajo.
Ese Manual del ministerio y la OIT, si los gremios exigen que se aplique, defendería derechos. En 2012, Trabajo editó el documento Teletrabajo, motor de inclusión sociolaboral con detalles sobre el contrato de teletrabajo, y en su punto 5 dice qué debe dar la empresa al teletrabajador: la PC, silla ergonómica, mouse pad, matafuegos, botiquín, escritorio y hasta telefonía móvil. También señala la protección de datos y la compensación mensual por más gastos del trabajador.
La tecnología y los avances en herramientas, máquinas y técnicas no son perjudiciales. El problema es el uso que le dan las corporaciones. En cada oportunidad que el capitalismo imperialista introdujo innovaciones en las técnicas o tecnologías, las usan para maximizar su tasa de ganancia. En lugar de ponerlas al servicio de la humanidad, en una más armónica, racional y eco-socialista relación con la naturaleza, la otra fuerza productiva junto al trabajo obrero. Eso implica “modernas” formas de explotación.
Los avances en las TIC, Tecnologías de la Información y la Comunicación, deberían contribuir a transformar las relaciones de producción, avanzar en las condiciones de vida de la humanidad y tender a independizarla del trabajo como mecánica de alienación, bajar horas y ritmos de labor, hacia una plena y libre realización de la clase trabajadora, sectores populares y oprimidos.
No podía ser la excepción el uso que dan a los avances con las TIC, bajo este “experimento” social, sincrónico y a escala planetaria. Los socialistas del MST somos muy críticos del teletrabajo capitalista y rechazamos la extensión de esta modalidad para el beneficio de empresas y gobiernos.
El PJ y la derecha, unidad para flexibilizar
Ya con las reformas del PJ y la derecha a las leyes de educación y salud, se avanzaba en la precarización. Con esta media sanción en Diputados, Alberto, el PJ y Moroni, obtienen otra alta votación del PJ y Juntos por el Cambio. En la Comisión de Legislación del Trabajo habían logrado un dictamen de consenso, incluyendo 20 proyectos, para regular el teletrabajo. No se aceptó ningún punto del proyecto del Frente de Izquierda. La Comisión la integran 31 miembros, con 14 de Juntos por el Cambio y 15 del Frente de Todos, entre ellos Hugo Yasky, diputado y Sec. General de la CTA que festejó: “podemos estar orgullosos de este proyecto de ley”. Lo mismo dijo Facundo Moyano.
En la sesión se expresó ese alto consenso, con 214 votos a favor, 29 abstenciones y 1 en contra. A favor, el Frente de Todos, Juntos por el Cambio, el MPN neuquino y el Interbloque Federal. En contra, un macrista de Neuquén. Y en las abstenciones están las 2 del FIT, 21 del PRO, 3 de la CC-ARI, 1 oficialista y dos votos más.
Pasó al Senado, donde lo trata la comisión de Trabajo y Previsión Social. Pero viene con demora por el lobby de las cámaras empresarias. Si el Senado lo aprueba sin cambios, será ley. Si le hicieran modificaciones, debe volver a Diputados y ahí votar la versión original o aceptar los cambios de senadores.
Dos de los mayores burócratas, Héctor Daer de la CGT y Hugo Yasky, de la CTA fueron el jueves 16 al Senado, en nombre de les trabajadores. Ante la senadora macrista que afirmó que el 80% querría teletrabajar, Daer la cruzó diciendo que le dejen la representación obrera a las organizaciones sindicales. Pero la senadora del PRO le recordó que “está en el Senado, es un invitado. Y nosotros representamos a todos y sancionamos leyes que ustedes deben cumplir”. El cacique cegetista arrugó y se disculpó, en esa cueva de bandidos como llamaba Lenin al parlamento. También estuvo el ministro Moroni que, junto a Daer y Yasky, respaldó la necesidad de esta ley, diciendo que el teletrabajo sería “un fenómeno irreversible”.
Teletrabajo: ¿qué dice el proyecto de Diputados?
El proyecto votado en Diputados modifica la Ley de Contrato de Trabajo al sumar el teletrabajo como modalidad laboral, incorporando un Art. 102 bis con presunciones legales mínimas para que, según aclaró el Frente de Todos, se deleguen en los convenios colectivos las cuestiones específicas y que las organizaciones sindicales regulan los derechos, según las particularidades del sector.
Las patronales reclaman porque estarían obligadas a entregar el equipamiento y herramientas de trabajo, asumir gastos por conectividad y servicios, costos de instalación, mantenimiento y reparación de los equipos. El proyecto menciona algunos otros derechos: Esta modalidad sería voluntaria y quien teletrabaje podrá revertirlo y volver a su puesto de trabajo (Art. 8º).
Menciona también el Derecho a la desconexión digital (Art. 5º), para poder desconectarse y que no sean contactades fuera de la jornada laboral. Habla de igualdad de derechos entre trabajadores virtuales y presenciales. Aunque el Art. 4º plantea el “pago por objetivos” que habilita a no pagar salarios y dar lugar al trabajo por resultados.
El Art. 6º mencionan las tareas de cuidado, ante la doble opresión de las mujeres que trabajan y cuidan niñes. Y el Art. 14º dice que los accidentes del hogar serán accidentes de trabajo. Tendrían también los mismos delegades que quien trabaja en la empresa y plantea incorporar nuevas enfermedades a la lista de las ART. Trabajo debería hacer las inspecciones sobre condiciones laborales y derechos. Algo ilusorio ya que no manda inspectores a las empresas para controlar abusos.
¿Por qué patalean tanto las patronales?
El 9 de julio en Olivos, los miembros del Grupo de los 6 se quejaron ante Alberto Fernández y pidieron que el proyecto así, no salga. Al G6 lo forman la UIA, Bolsa de Comercio, Sociedad Rural, Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) y las cámaras de la Construcción y de Comercio. Además, enviaron notas a los legisladores para reclamar por los artículos que ven inviables.
Hay una catarata de llantos empresarios. Piden eliminar los supuestos “desincentivos” para esta modalidad. En verdad querrían que caiga la ley y no haya ninguna regulación para seguir abusando tranquilos. Así lo dice la Asociación de Bancos, al quejarse de una ley que terminaría “sobreprotegiendo y generando mayores regulaciones y complejizar algo que funciona”. Diciendo que en los bancos la mayoría trabaja “desde casa feliz y contento”.
Como ven que eso no es posible, tratan de voltear cosas básicas que debieran garantizar, pero van contra sus ganancias. En la jornada de trabajo, piden sacar la prohibición del Art. 4º de enviar mensajes o comunicaciones fuera de horario. Y la obligación de disponer de software que les impida contactar al trabajador fuera de hora. Para un directivo de Swiss Medical, todo sería impracticable: “Establecen que se pauten horarios y eso le quita flexibilidad al trabajador”, mayor cinismo imposible.
También piden eliminar el Art. 6º sobre las Tareas de cuidados, donde quienes “acrediten tener a cargo, de manera única o compartida, el cuidado de menores de 13 años, personas con discapacidad o adultas mayores, tendrán derecho a horarios compatibles con las tareas de cuidado” y a “interrumpir la jornada”.
Los patrones se escandalizan y dicen, con cinismo que habría discriminación respecto de quien trabaje presencial. Y la UIA avisa que eso “desincentiva” contratar mujeres y jóvenes que presten tareas de cuidado. Esto pese a que podrían licuar este derecho ya que las pautas para su ejercicio podrán establecerse en la negociación colectiva. Lo que habilita a entregas de la burocracia machista de los gremios de la CGT y las CTA.
Se queja también el CEO de la Cámara de Comercio de EEUU en Argentina, garcas como Funes de Rioja, vicepresidente de la UIA, o la líder de los Abogados de IDEA que patalea porque “se busca regular una modalidad del futuro con institutos y formatos del siglo pasado”. Cuando expresan el sueño de volver a la falta de derechos de siglos atrás.
Protestan también por el Art. 8º y la reversibilidad para que el teletrabajador pueda volver a sus tareas de forma presencial. Piden reciprocidad pese a que el PJ agregó: “salvo que por motivos fundados resulte imposible satisfacer tal deber”. Lo que borra todo derecho.
¿Cuán ciertas son las proyecciones del teletrabajo? En Argentina, según un estudio del CIPPEC4, el teletrabajo podría alcanzar a 3 y 3.3 millones de trabajadores, ya que “el porcentaje de trabajos que tiene el potencial para realizarse desde el hogar se encuentra entre un 27% y un 29% de los trabajos totales”. Esto se achica al 18% si se estiman los hogares con uso efectivo de computadoras.
Hay además entre 8.3 y 8.5 millones de trabajadores que no puede trasladar sus tareas diarias al mundo digital. Y ramas de actividad con nulo potencial para mover al teletrabajo que suman 4,8 millones de trabajadores, casi el 40% del total.
Esto esconde además diferencias por jerarquía, tecnología y calificación: En ocupaciones de calificación profesional, el potencial de teletrabajo supera el 50%, mientras en ocupaciones no calificadas no llega al 10%. También están las diferencias en términos de género. Es muy asimétrica además la cuestión social: El 30% más rico concentra el 50% de trabajos que pueden hacerse desde el hogar. Mientras el 10% más pobre aporta menos del 3% de los trabajos desde el hogar, y el 30% más pobre, el 12%.
Hay muchas ramas donde las actividades no son fácil de trasladar al mundo virtual, sino una baja porción: agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca (22%), industria manufacturera (17%), transporte y almacenamiento (13%), construcción (10%), salud (9%), trabajadores en casas de familia (5%) o servicios de comidas y bebidas (2,8%).
Para el CIPPEC, todo esto marca fuertes límites a la supuesta extensión del teletrabajo: 1) El aparato productivo se encuentra rezagado en términos tecnológicos. 2) La transformación digital en los hogares también se encuentra rezagada. 3) Aún si se lograra asegurar la infraestructura para el teletrabajo, su potencial es limitado: abarca poco más de un cuarto de las y los trabajadores, y aún con una fuerte reasignación de tareas, un 40% de los trabajos no tienen ninguna posibilidad de realizarse en forma virtual.
No al proyecto de teletrabajo. Medidas para regularlo en la emergencia
Si la casta política sirviente del capital imperialista avanza con esta ley, pese a que no tendrá efectos por meses después de la cuarentena, es para legitimar el teletrabajo y apostar a su extensión en un nicho laboral que le permita maximizar ganancias, en lo que llaman pos-pandemia.
Como afirma la especialista Sofía Scassera5, actualmente no teletrabajamos sino que laburamos como podemos desde el hogar. Para hablar de teletrabajo se debería exigir a la CGT, las CTA y los gremios que llamen a instancias democráticas para debatir este proyecto y votar su rechazo. Junto a las medidas de movilización, paro y apagón virtual para que el Senado no lo apruebe.
Luchar por una ley de aplicación inmediata, con un marco regulatorio de cumplimiento efectivo, que fije con detalle todo lo que deben garantizar las empresas y el Estado-patrón. Que fije detalladamente su obligación de proveer tecnología, dispositivos, conectividad, el pago de las compensaciones por gastos y uso de servicios, la entrega de mobiliario, elementos de salubridad y seguridad, bien detallados.
Además de reacondicionar o proveer un lugar adecuado para teletrabajar y preservar la intimidad. Fijar los días y horarios, el cumplimiento obligado por patrones y funcionarios, el derecho a la desconexión y a no recibir pedidos o mensajes a cualquier hora o día, invadiendo la intimidad y el tiempo libre.
Se debe asegurar también la protección de datos, donde la patronal no tenga más que la imprescindible, porque el trabajo remoto agrava los dispositivos de control. Garantizar los derechos gremiales, ante la tendencia a la atomización de trabajadores por las patronales. En definitiva y sin temer a la tecnología, exigimos normas claras, de pronto y efectivo cumplimiento, ante la explotación capitalista en cuarentena.
Rechazamos la extensión del teletrabajo, pero en la pandemia se deben exigir instancias democráticas a las burocracias para reclamar al gobierno esta regulación del teletrabajo. Con propuestas como las contenidas en los 10 puntos elaborados desde Alternativa Docente y el MST, enriquecidos por gremios de la Federación Nacional Docente, los protocoles de gremios de la salud como CICOP y el proyecto del FIT.
La tecnología debe servir al desarrollo de las fuerzas productivas y a la realización plena de la clase obrera y el pueblo. Para vivir mejor, con más y mejores ingresos, menores horas y ritmos de trabajo, mayor tiempo libre, para la cultura y un desarrollo creativo, para avanzar a una organización socialista de nuestro país.
1. Art. 19º Régimen de transitoriedad: “La presente ley entrará en vigor luego de 90 días a partir de que se determine la finalización del Aislamiento Social…”.
2. Teletrabajo. Definición. Condiciones. Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Buenos Aires; 8/11/2012.
3. Manual de buenas prácticas en teletrabajo. Oficina Internacional del Trabajo, Ministerio de Trabajo; Buenos Aires; 2011.
4. Evaluando las oportunidades y los límites del teletrabajo en Argentina en tiempos de COVID-19. CIPPEC; abril de 2020.
5. Programa Dar Vuelta Todo. Canal de YouTube, MST TV Argentina, emitido el 19 mayo, 2020