Mario Ishii y los barones corruptos del conurbano
Mario Ishii y compañía: barones peronistas corruptos y criminales
José C. Paz es uno de los municipios del Gran Buenos Aires donde la pobreza de los barrios, su sistema sanitario colapsado, la ausencia de cloacas y agua potable y la humildad del centro comercial, contrasta con la opulencia de los automóviles y camionetas de los funcionarios en la playa de estacionamiento del Palacio Municipal. Esa es la imagen de un municipio peronista próspero.
Mario Ishii es el intendente del municipio más pobre del conurbano bonaerense, en el que viven 230 mil personas en condiciones de vulnerabilidad extrema, con un 60 por ciento de la población desocupada y un 80 por ciento por debajo de la línea de pobreza, sin red de agua corriente ni cloacas, con un servicio de gas natural que cubre un espacio reducido, donde la mayoría de las calles son de tierra, la conectividad entre los barrios es reducida y las viviendas son precarias.
Mario Ishii es conocido por comandar el municipio como un verdadero patrón de estancia. Varias veces ha sido tapa de portales y sale en los medios por sus frases «directas», «ingeniosas», «sinceras», «brutales», de acuerdo a quien las califique.
En estos días Mario Ishii volvió a saltar a la fama, esta vez por una afirmación que desnuda tanto su pertenencia a la élite de la corrupción y los negociados como el desprecio por la vida y el trabajo de las compañeras y compañeros del equipo de salud. “Yo quiero laburar con los que quieren laburar y tengan ganas. Los que no quieran laburar muchachos, tienen libertad de acción. Porque cuando se cagan de hambre y vienen a pedir laburo, yo se los doy. Cuando se mandan una cagada, venden falopa, yo los tengo que cubrir. No los rajé todavía cuando me están vendiendo falopa con las ambulancias”, dijo Ishii como respuesta a un reclamo por mejoras salariales y laborales de un grupo de trabajadores de la salud del municipio.
Por supuesto que a quienes vivimos en el conurbano lo único que puede asombrarnos es que sus dichos hayan sido grabados y salido a la luz en todos los medios. Todos los poderes políticos de turno, del signo que sean, avalan al narcotráfico, que crece con la conjunción de políticos, policía bonaerense, jueces, abogados y capitalistas que viven en barrios cerrados tipo Nordelta. Apenas un botón de muestra son los recientes allanamientos realizados por una fiscalía de Tribunales de San Isidro a la sede de Drogas Ilícitas de la Policía Bonaerense, de comisarías y otros en el marco de una causa por narcotráfico y asociación ilícita entre funcionarios judiciales, policías y abogados.
Su relación con el narcotráfico no es la primera vez que está bajo sospecha. En 2014, uno de los narcos más buscados del país, Gustavo Collado Correa, fue atrapado por la policía y portaba una credencial que lo identificaba como asesor de Ishii. «Tengo 6500 asesores y a todos le doy una credencial», se justifico entonces el intendente.
El peronismo territorial de los barones
El caso de Mario Ishii es sólo una pequeña muestra de lo que son estos llamados «barones territoriales peronistas». Su accionar no se diferencia de otros intendentes y gobernadores, ligados a negociados de todo tipo, a la entrega de nuestro patrimonio, a la depredación de territorios, etc. y también partícipes necesarios del avance del narcotráfico por comisión o silencio.
Mario Ishii, reconocido y protegido por el kirchnerismo, es uno más para los que la función pública tiene como fundamental objetivo su propio enriquecimiento. Fue menemista, delarruista, duhaldista, kirchnerista, también macrista un tiempo y, por supuesto ahora albertista.
Antes de ser intendente trabajó como comerciante y de joven vendió flores. Su estilo de vida fue siempre modesto, pero en los últimos años eso cambió: se mudó a un country, arrienda campos por miles de hectáreas, es un agroempresario, con campos en Corrientes, Santa Fe, Santiago del Estero. Como dijo alguna vez un burócrata sindical “nadie se hace rico trabajando”. Habría que agregar en este caso que la pobreza en el municipio deviene en riqueza de sus autoridades políticas.
La pobreza como base de su poder
Los empleados públicos y beneficiarios de planes sociales, están atados políticamente al intendente por sueldos degradados o por planes miserables o bolsones de comida. El Hospital Mercante está permanentemente colapsado y se mantiene en pie con el sacrificio y la entrega y dedicación de los trabajadores de la salud que ponen el cuerpo día a día en condiciones deplorables. Basurales a cielo abierto, aguas contaminadas, falta de cloacas y de agua potable, calles y barrios anegados ante cualquier tipo de lluvia, crecimiento de la desnutrición infantil, son solo pequeños ejemplos de una población que crece y aumenta su pobreza mientras intendente y funcionarios son cada vez más ricos. El movimiento en Defensa de las Salitas de Salud que desde el MST en el FIT Unidad integramos, hemos chocado muchas veces contra la negativa del intendente de atender los mínimos reclamos de un sistema de salud municipal totalmente ineficiente y que con la pandemia ha explotado.
En el año 2013, Mario Ishii declaró en una investigación por una causa que investigaba un fraude en la entrega de planes sociales en su municipio. Una trama de clientelismo y corrupción por la que nunca dio explicaciones. El principal señalado era Urquiaga, su ex secretario, quien estaba acusado por el manejo extorsivo, discrecional y arbitrario de los planes «Argentina Trabaja» y «Trabajar».
Y ahora hay que sumarle el dinero que recibe para la compra de mercaderías para los más necesitados, otro negocio de corrupción y clientelismo que le otorga Alberto Fernández, que necesita que sus intendentes contengan el estallido social que más temprano que tarde va a ocurrir.
Mario Ishii puede ser más frontal, más directo o más brutal que otros intendentes, pero todos forman parte de un sistema de corrupción y clientelismo que está puesto al servicio de las políticas oficiales de ajuste y ataques a los derechos de los trabajadores. Una población cada vez más empobrecida, trabajadores cada vez más precarios y con salarios cada vez más lejos de la canasta familiar, mientras una casta de funcionarios se hacen cada día más millonarios.
No podemos permitir ningún tipo de ataque de Mario Ishi a los trabajadores de la salud ni de ningún otro sector. Y tenemos que exigir las mejoras y proyectos que José C. Paz necesita y que tanto se agita en campaña electorales y después quedan en letra muerta. Todos los sectores sociales, movimientos y organizaciones políticas, estudiantiles y de trabajadores, feministas y de libre diversidad, culturales, barriales, tenemos que unirnos y coordinar fuerzas para impedir que Ishii siga siendo dueño y señor de nuestro territorio. Ahora es el momento.
Isabel Morales