Zulma Lobato: las vidas trans importan
Hace unos días, en las redes sociales se volvió a hacer tendencia Zulma Lobato. El domingo por la noche, Zulma fue víctima de un asalto violento en Munro. Se encontraba yendo a hacer las compras, cuando dos personas la golpearon violentamente durante 20 minutos y le gritaron: “Sos Zulma Lobato, tenés mucha plata”.
Las imágenes de la violencia que sufrió Zulma rápidamente se viralizaron, acompañadas de repudio y opiniones en torno a la situación del colectivo travesti, transgénero y transexual.
Muñecos de entretenimiento
Al inicio, Zulma apareció de forma tímida en Crónica TV. Luego, lejos de ser una inclusión para el colectivo trava-trans, fue tomada para la TV bizarra, sometida a la exposición y humillación, objeto de consumo de burlas y chistes. Así es como por un par de años, montada en “personaje mediático”, funcionó como monigote para alimentar el odio hacia el colectivo trava-trans que se esconde en este tipo de humor. Cumplida su función y “pasada de moda” fue descartada.
Hoy Zulma recibe una pensión de 16 mil pesos, plata con la que se vuelve imposible sobrevivir. En los últimos meses, ya habían circulado por las redes pedidos de ayuda. “No puedo vivir del aire”, fue una de las frases que más resonaron. Los medios que la usaron en su momento, ausentes. Zulma, al igual que muchas, es una mujer trans sobreviviendo en un sistema capitalista y patriarcal excluyente.
Nuestra realidad no es un chiste
La mayoría de las personas trans compartimos una historia de infancias violentas y expulsión de nuestras casas. El colectivo travesti, transgénero y transexual tiene una expectativa de vida de 35 años de edad, resultado de la violación sistemática a los derechos humanos y a la falta de políticas públicas que nos confinaron a lugares de extrema vulnerabilidad y pobreza estructural.
El 90% de nuestra población se encuentra fuera del circuito de empleo formal. ¿Cuántas son las que acuden a la prostitución porque no tienen otra alternativa para sobrevivir, pagando coimas o padeciendo la violencia policial? ¿Cuántas asesinadas producto del odio? El sometimiento a las violencias, a la enfermedad, las adicciones, la condena social, el estigma y las prácticas clandestinas en torno a las modificaciones de nuestros cuerpos, entre otros, maximizan las condiciones de vulnerabilidad y se traducen en travesticidios sociales y transfemicidios.
Las sobrevivientes adultas mayores, se encuentran desprotegidas, tras haber sobrevivido a las múltiples violencias de la represión estatal durante la última dictadura cívico-militar, empresarial y eclesiástica, como en democracia. Y como si fuera poco, la crisis de la pandemia por el COVID-19 ha profundizado las (in)condiciones de vida de los sectores más vulnerados de la sociedad, donde la población travesti y trans ha sido una de las más afectadas. Pero al parecer, esta parte cruda de la realidad no sirve para hacer chistes.
Por una ley integral trans ya
Repudiamos todo tipo de acto violento hacia Zulma y el colectivo LGBTI. No dejamos de señalar que las vidas trans siguen estando desprotegidas desde la infancia hasta la vejez. Si bien es cierto que la conquistada Ley 26.743 de Identidad de Género sancionada en 2012 significó un avance en materia de reconocimiento de las identidades travestis y trans y ser consideradxs como sujetxs de derecho, lejos está de lograr una igualdad real. Por eso, en el marco del actual debate en la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados, reafirmamos la necesidad de una ley integral que defienda los derechos básicos y necesarios que exige el colectivo trans.
Poder acceder a la salud, a la educación, a una vivienda, a un trabajo formal y a reparar la violencia institucional son demandas inmediatas y una deuda que el Estado debe reconocer, propiciar y garantizar. Avanzar en esto es combatir la violencia, los transfemicidios, travesticios y por supuesto, fortalecer la lucha contra nuestro enemigo principal: el sistema capitalista patriarcal y clerical.
Keili González y Micaela Escobar, Libre Diversidad-MST