Récord Covid: el país superó los 200.000 contagios
La pandemia por coronavirus se encuentra en plena y sostenida expansión en nuestro país. El último informe arroja una nueva cifra récord en casos positivos acumulados y con 52 muertes se llegó a 3.648 fallecidos. Un dato duro que señala el lado oscuro del discurso proteccionista de la salud del presidente. Y la preocupación de miles que fueron obligados a exponerse al riesgo por la apertura prematura de la cuarentena sin malla social.
El decreto de Alberto tiene un componente casi ridículo: prohíbe las reuniones familiares “en los lugares donde se habían permitido” hasta el 16/8. Porque pretende instalar, una vez más, que se prolonga la cuarentena. Una suerte de nuevo intento de ilusionismo colectivo para mostrar que se mantiene un aislamiento social prácticamente ficticio. Quiere mostrar que se trata de la novena prórroga de una cuarentena que sólo fue estricta en sus inicios y se fue flexibilizando progresiva y peligrosamente.
No solamente la situación evolucionó a muy crítica en el AMBA, donde se concentran el 85% de nuevos casos y el 83% de pacientes internados. El pasado mes este porcentaje superaba largamente el 90% lo que demuestra que se volvió a nacionalizar la pandemia con brotes y transmisión comunitaria donde presuntamente ya no había. Doble fracaso de la política del gobierno nacional y los provinciales.
Causas y consecuencias
Las causas están más que claras y no está de más redoblar la denuncia que hemos venido haciendo desde la izquierda y sectores sanitarios y sindicales combativos. Y no las puede tapar la frondosa campaña de transferencia de responsabilidad hacia la población, que emana del gobierno y es amplificada por los medios afines con el oficialismo y la oposición conservadora.
La ruptura, ese es su verdadero carácter, de la cuarentena, más que prematura, con habilitación de la mayoría de las ramas no esenciales y luego la apertura de par en par de las compuertas a la libre circulación de hecho tiene un responsable: Alberto Fernández. Fue una decisión política del presidente, sostenida, avalada y ejecutada por Kicillof y Larreta en el AMBA y los demás gobernadores a tres bandas: a) negarse a resguardar los derechos sociales y laborales de lxs trabajadorxs y sectores medios y populares que se habían cuarentenado, exponiéndolos a despidos, suspensiones y rebajas salariales o directamente a la miseria creciente; b) subsidiar a los empresarios y a todo el establishment y ceder a sus presiones para liquidar la progresivamente la cuarentena; c) no fortalecer el sistema de salud, manteniendo los privilegios del sector privado y utilizando a los trabajadores de la salud como variable de ajuste.
Las consecuencias de esta política se pagan en contagiados y vidas. Y en el riesgo cierto de colapso del sistema de salud. Hay 1.122 internados en unidades de terapia intensiva. El acelerado aumento de la circulación viral en la comunidad, ya está sobrecargando el sistema. El porcentaje de ocupación total de camas llega al 55.5% a nivel nacional y al 65.2% en el AMBA según datos oficiales y funcionarios admiten que hay alerta roja. Un relevamiento de CICOP en los principales establecimientos del conurbano, marcan que la ocupación real de camas de terapia intensiva oscila entre el 80 y el 100%.
El equipo de salud, en la primera línea, viene poniendo el cuerpo para evitar el colapso con más de 13.000 contagiados y en una curva que crece peligrosamente. Con equipos insuficientes, salarios devaluados y condiciones laborales de alto desgaste, la situación puede no poder sostenerse. Cuestión que no se solucionará ni disimulará solo con unas pocas camas agregadas en los sectores críticos sin incrementar de una manera similar la planta de personal sanitario.
Por ello se relizará una Jornada de Lucha nacional de los trabajadores de la salud el día 6, organizada por sindicatos combativos como CICOP, UTS y otros, con acciones en los establecimientos.
Un cambio urgente y necesario
Cerrar el grifo de los contagios, requiere de una cuarentena verdadera y efectiva. Y esta solo será posible garantizando el trabajo, el salario completo y actualizado, la comida y la vigencia plena de los derechos sociales con un subsidio universal y suficiente.
Y alejar la posibilidad de colapso del sistema sanitario, solo será posible con un drástico aumento de presupuesto e implementando un sistema único estatal con toda la infraestructura y el personal necesarios.
Ello requiere sin dudas de los recursos que hoy se destinan para garantizar las ganancias capitalistas y el pago de la deuda fraudulenta. Reclamar el anunciado impuesto a la riqueza, extensivo a las rentas y con carácter permanente junto a la inmediata suspensión del pago de toda deuda y la ruptura con el FMI, son las primeras medidas para que haya plata para la salud y poder combatir en serio a la pandemia.
Guillermo Pacagnini