Editorial de Cele Fierro: la eterna estafa de la deuda externa
Te dejamos el video de la editorial sobre deuda externa, que realizó anoche Cele Fierro, en su programa «Dar vuelta todo». También te dejamos a continuación, su versión desgrabada.
#DarVueltaTodo | Deuda externa: ¿qué pasa si no pagamos? ?
Deuda externa: ¿qué pasa si no pagamos? ?? Lo analizamos en la editorial de #DarVueltaTodo, todos los martes desde las 20 hs por Facebook y YouTube del MST Movimiento Socialista de los Trabajadores, no te lo pierdas!
Posted by Cele Fierro on Wednesday, August 12, 2020
En la última semana, el tema central fue el acuerdo con los bonistas. Y como ahora se viene la negociación con el FMI creí importante analizar un poco más en profundidad: mecanismos e historia de la deuda. Según los economistas del establishment la deuda “no se paga, se rollea” y lamentablemente es lo único real que dicen. Esto significa, que “se renegocia, para siempre seguir pagando”. Porque la deuda es un negocio continuo y la clave es que dure, no que se cancele. De hecho, si se pagara su totalidad (lo cual es, obviamente imposible) o se dejara de pagar, se termina el negocio que consiste en “atar”, “someter”, para saquear y también, claro: para tener injerencia en la economía y la política de los países. “La deuda no se paga, se rollea”
Pagamos y debemos, de corrido, desde la década del 50. La Libertadora (o “Fusiladora” como la llamó Rodolfo Walsh), desde ahí, en adelante, siempre. Pero hubo puntos de quiebre, de inflexión en esta historia. El mecanismo de la deuda, como usura, expropiación y saqueo planificado, estructural, arrancó con la dictadura genocida.
Porque es esa dictadura militar, con apoyo empresarial, de la burocracia sindical y los partidos tradicionales, la que, como surge de la “Causa Olmos”, cometió casi 400 delitos contables (y esto, siempre hablando desde la legalidad del sistema). La dictadura estatizó deuda privada, de sucursales de bancos internacionales con sus casas matrices, o multinacionales como Ford, y grupos locales como SOCMA, es decir Macri.
Los garantes del “orden”, utilizaron por ejemplo, a YPF, una empresa estatal modelo como recurso fraudulento para tomar deuda. Inventaban pérdidas que la empresa estatal no tenía, para justificar préstamos, y el FMI, salvaba las formas. Fraguaron balances contables de YPF para eso. Increíble. Al final de la dictadura el saldo fue que se pasó de 8 mil millones de dólares a casi 30 mil millones en menos de 6 años.
Los gobiernos de la “democracia”, es decir, de esta democracia de ricos y hasta podríamos llamarla “del FMI”, profundizaron el fraude, encubrieron con impunidad el saqueo y legalizaron el sometimiento. Alfonsín, que algunos presentan como el “gran demócrata”, fue el primer socio directo de esta estafa: aunque al asumir no encontró un solo asiento contable de la deuda, esto quiere decir, que no había documentos que probaran que teníamos que pagar, ¿saben lo que hizo el “demócrata”? Legalizó todo. Promovió una convocatoria internacional para que los que se consideraran “acreedores” del Estado Argentino, se presentaran. Así como así, sin ningún papel. Lo de los radicales, siempre fue igual: chamuyo socialdemócrata y política neoliberal. Con Alfonsín la deuda, siguió creciendo y la injerencia política del FMI también.
Ya lo de Menem fue un escándalo, enorme. Multiplicó el saqueo, y enajenó todas las empresas públicas, que se suponía tenía dos objetivos: uno; que las privatizadas fueran eficientes, como servicio privado, gestionado por el mercado. Y dos, con todos los fondos de la venta de empresas, “desendeudar” al país. Resumen: Menem pagó 116 mil millones de dólares.
Después vino De La Rúa, y el Argentinazo. Con Cavallo como ministro, y otros personajes, y el radical con cara de “yo no fui” y asesino de diciembre del 2001, pagó 44 mil millones de dólares. Duhalde, “el estadista”, aunque estuvo meses, eso fue suficiente para desembolsar al capital financiero 18 mil millones.
Y a partir de acá dos historias, para sacar cuentas y conclusiones políticas: primero el kirchnerismo, con toda su retórica soberana y anti-corporaciones, pagó al contado ni más ni menos que 200 mil millones de dólares. Repetimos: 200 mil millones, 12 ceros en total. Los años de viento de cola de la economía, se usaron para pagar una estafa, no el desarrollo independiente del país, a partir de un default soberano y en todo caso, retomar el fallo Ballesteros, en la causa Olmos. Nada de eso, sino pagar y pagar.
Después, historia más reciente, es conocida: el macrismo, que tomó deuda por casi 180 mil millones con intereses de usura, orientados a la bicicleta financiera y pagó en total durante sus 4 añitos 104 mil millones. Esa deuda que Alberto Fernandez en campaña denunció como fraude.
Pero veamos, calculadora en mano: desde la dictadura en adelante, se pagó en total 546.300 millones de dólares. Sin embargo, hoy oficialmente debemos 340 mil millones de dólares. Es decir: aunque pagamos casi dos veces la deuda, todavía seguimos debiendo. Claro, lo que paso es que este es un asunto de “rolleo”.
Para empezar, la metodología de la deuda, se rige por una lógica de la usura. Existe usura cuando el acreedor impone al deudor condiciones tales, que este nunca puede dejar de ser deudor. En consecuencia, la deuda se vuelve perpetua y los intereses inhiben la posibilidad de pagar el capital de esa deuda. Asimismo, la magnitud del endeudamiento obliga a contraer deuda para el pago de los intereses. Por eso hablamos de lógica de la usura, porque nuestro país, como la gran mayoría de los Estados deudores del mundo, no pueden cancelar su deuda y están forzados a refinanciar permanentemente sus vencimientos de capital, pagando nuevos y más elevados intereses. Argentina es un país condenado a transferir sus recursos a los acreedores, lo cual significa una expropiación, esta sí, no como Vicentín que no se toca. Esta es una expropiación a las mayorías que trabajan. Ahora, si su origen es fraudulento, si está probada su estafa ¿Por qué tenemos que pagar? O mejor dicho ¿Qué pasa si no pagamos? O mejor todavía ¿Se puede dejar de pagar?
Los que difunden la política tradicional frente al no pago, plantean escenarios catastróficos. dólar con hiperinflación, dicen que se corta el financiamiento externo y el país no puede acceder a créditos, que nos vamos a poder exportar y quiebra la economía. La realidad es que pagar nos lleva a la miseria, a desocupación de grandes franjas de la población. Porque atarse a la deuda, es atarse a los planes económicos de los sectores concentrados de la economía que piensan sólo en maximizar sus ganancias. La realidad es que con los miles de millones de dólares que se van en fuga de capitales y pago de deuda externa, se pueden construir cientos de miles de viviendas, miles de escuelas, cientos de hospitales. Y todo eso con un plan de obras controlado por el Estado y, por supuesto, al servicio del pueblo trabajador, generando trabajo y reactivación económica. Y ahora con la pandemia que multiplicó las penurias para la gente, el rescate que necesitamos es ese, de la gente hundida, no de los banqueros.
Cuando hablamos del no pago, aparecen sectores que dicen “va a haber aprietes, amenazas” pero ¿Qué medidas tenemos que tomar para enfrentar esas amenazas o los aprietes? La verdad es que los bonistas y el FMI, los países e intereses que representan tienen mucho más para perder que nosotros como pueblo. Si extorsionan y toman medidas, somos categóricos: Hay que expropiar a los bancos, hay que estatizar todo el sistema financiero. Y así no sale ni un dólar del país. Y otra vez, rescatamos a la gente. Y además, para asegurar divisas y los insumos que necesitamos contra el escenario de “catástrofe” que nos proponen estos sectores, hay que estatizar el comercio exterior y asegurar ese resorte para el interés público, social. No para las corporaciones de la soja, del agronegocio y los fugadores cereales. No necesitamos ningún préstamo, necesitamos soberanía, independencia, y eso se puede hacer con dos condiciones. Voluntad política y coraje para romper con el FMI, el capital financiero y los miserables locales. Y segundo, empoderar en serio al pueblo, a la clase obrera, a la juventud. Hay que informar, activar, movilizar. Con ese punto de apoyo, no hay bonista ni G7 que pueda. Nosotras, nosotros, tenemos ese planteo político: ser soberanos, ser independientes y hoy es urgente, en defensa propia.