Merlo: crece la organización
Que la situación de crisis económica y social se va agravando cada vez más es una verdad innegable. Las expectativas que se habían generado en mucha gente con el último cambio de gobierno pronto empezaron a ceder. Las heladeras seguían vacías y las ollas a medio llenar. En eso llegó la pandemia. Y la crisis se aceleró y se profundiza día a día. Las carencias y necesidades crecientes, la falta de respuesta de los gobiernos a las necesidades más acuciantes, además de los casos positivos de covid 19, son una curva que no para de crecer.
Si hay un lugar donde este cuadro de situación adquiere mayor relieve es en los ahora llamados “barrios populares” o “barrios vulnerables”. Son, en realidad, barrios vulnerados, por un sistema capitalista que ataca en estos barrios con más saña. En el conurbano profundo la situación es alarmante. Aquí no hay cuarentena que valga cuando los ingresos familiares no existen, o caen a cuentagotas. Por la creciente desocupación, la informalidad, los salarios congelados frente a la galopante inflación, la exigua ayuda del gobierno…Con 10 mil pesos por mes por casa no alcanza para nada. Y no le llega a todos.
La curva positiva
Pero en medio de esta catástrofe, no todas son pálidas. Hay otra curva que crece, y que se tiene que notar. Se trata del combate al desánimo que se viene dando en estos mismos barrios. No se quedan de brazos cruzados. Muchos vecinos y vecinas se autoorganizan para dar respuesta a sus necesidades más urgentes. Se juntan para resolver colectivamente, la resolución de sus carencias. Donde los gobiernos no dan respuesta, o lo que dan es insignificante, las ollas populares y merenderos empezaron a surgir. Y las juntadas para discutir salidas y organizarse, para reclamar por lo que hace falta.
En Merlo hay un crecimiento notable de esos procesos de organización vecinal, y desde el MST estamos siendo parte y haciendo nuestros mejores aportes. Veníamos sosteniendo un firme trabajo de años en Barrio Nuevo con la Casona Politica y Social “Nahuel Moreno”, en El Ceibo, en Santa Marta y en otros barrios Merlo Norte y el Parque San Martin, con grupos de vecinos como parte de nuestras militancia; pero en los últimos tiempos más compañeres se han incorporado de otros 10 barrios de nuestro Municipio y estamos siendo parte de nuevos procesos de organización. Mientras muchos vecinos y vecinas van llegando a la conclusión de que ante el panorama de crisis ‘hay que hacer algo’, allí están nuestrxs compañeres para apuntalar e incentivar la organización.
Así logramos organizarnos en una asamblea nueva en El Fondo de Barrio Nuevo, donde acude más de un centenar de vecinas y vecinos a discutir el cómo organizarse, y además formarse para las luchas que se vienen. Ya está funcionando un comedor y merendero allí, y se gestan más iniciativas. Logramos que se diera respuesta al problema de los constantes cortes de luz, con un reclamo organizado ante el municipio. Y antes, habíamos logrado el zanjeo que redujo notablemente el anegamiento. Ello fue producto de luchas, cómo el corte de ruta realizado a fines del año pasado. Quedan más peleas por dar. Porque de un plumazo el municipio del Intendente Gustavo Menendez termino de vaciar la salita del barrio, llevándose al personal hacia otro lugar. Por sanear las calles que en época de lluvia son intransitables. Por iluminación deficiente. Por asistencia con víveres. Porque no alcanza. Seguimos organizándonos.
Lo mismo estamos haciendo en Villa Magdalena, donde habíamos comenzado a suplir la necesidad de las meriendas, pero ya estamos también activando la olla, para responder mejor a la necesidad alimenticia. Un centenar de vecinas están allí organizadas y prestas para dar lucha.
El sueño se hace a mano y sin permiso. Y el sueño de la vivienda propia es uno de los más postergados o que nos niega un sistema cada vez más injusto. Y más de una vez en nuestras áreas del conurbano hay vecinos que se arriesgan a todo por lograrlo. Así se producen las tomas de terrenos y ocupaciones, aún contra la violencia estatal desalojadora. En el Barrio El Ombú, que se halla en uno de los extremos del distrito de Merlo, un grupo de vecinos logró establecerse y levantar sus viviendas. Allí también se viene dando la organización vecinal contra el hambre. Como muchos de este barrio caminaban kilómetros a campo traviesa para llegar hasta una de nuestras asambleas, la mejor decisión que tomaron fue proponerse armar una asamblea en su barrio. Y así fue. Hoy funciona una asamblea en el Barrio El Ombú organizada también en el MST. También con olla y merendero.
En Matera, dos equipos de debate y construcción política del partido se construyeron en pocos meses. A paso firme, semana a semana, un equipo de una docena de miembros, casi todas mujeres, viene encarando a fondo su preparación para las luchas y su formación política para intervenir en lo sucesivo, y un nuevo grupo surgió allí también.
En todas estas asambleas y equipos nos estamos organizando por un lado para dar respuesta a la necesidad más urgente, el tener algo para comer, pero además, preparándonos para todas las luchas que haya que dar, sabiendo que se aproximan tiempos de mayores necesidades, en vista de que los gobiernos nacional, provincial y municipal, insisten en sus planes de ajustes para favorecer a los de siempre, y nos postergan.
Pero más allá de todo eso, seguimos dándole a la deliberación colectiva para organizarnos políticamente. Porque muchos además están compartiendo la idea de que es posible y más necesario que nunca que gobernemos los que nunca gobernamos, los trabajadores y el pueblo pobre. Y ya no tengamos que estar reclamándole las migajas a los que siempre gobernaron y privilegian los negocios, la estafa de la deuda y a los ricos.
La propuesta de ser parte del armado de una alternativa política propia, elaborada de manera colectiva, apelando al esfuerzo y las ideas mancomunadas, atrae cada vez a más vecinos. Es animarnos a tomar la política en nuestras propias manos. Activar en defensa propia, con la perspectiva de cambiarlo todo, y a nuestro favor.
A ser parte de esto estamos invitando a todo Merlo.
Susana Verón y Vico Bburgos