COVID 19: Después no digan que nadie avisó
En la mañana del 2 de septiembre se dio a conocer una carta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, SATI . En ese documento los y las trabajadoras de los servicios de Terapia Intensiva de CABA-GBA, La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires Norte, La Pampa, Mendoza, San Luis, San Juan, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Córdoba, Formosa, Jujuy, Salta, Tucumán, Chaco, Comahue-Neuquén, Golfo San Jorge, Tierra del Fuego, Trelew-Puerto Madryn, Río Negro, Río Gallegos, Rosario, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones, Corrientes. Señalan entre otros conceptos:
“La mayoría de las Unidades de Terapia Intensiva del país se encuentran con un altísimo nivel de ocupación. Los recursos físicos y tecnológicos como las camas con respiradores y monitores son cada vez más escasos.”
Para aclarar a continuación: “La cuestión principal, sin embargo, es la escasez de los trabajadores de la terapia intensiva, que a diferencia de las camas y los respiradores, no pueden multiplicarse. Los intensivistas, que ya éramos pocos antes de la pandemia, hoy nos encontramos al límite de nuestras fuerzas, raleados por la enfermedad, exhaustos por el trabajo continuo e intenso, atendiendo cada vez más pacientes. Estas cuestiones deterioran la calidad de atención que habitualmente brindamos. Enfundados en los equipos de protección personal, apenas podemos respirar, hablar, comunicarnos entre nosotros. También tenemos que lamentar bajas, personal infectado y lamentablemente, fallecidos, colegas y amigos caídos que nos duelen, que nos desgarran tan profundamente.”
La carta de la SATI, firmada por su presidenta la Dra. Rosa Reina y su vicepresidente el Dr. Guillermo Chiappero, denuncia además: Terminamos una guardia en una Unidad de Terapia Intensiva y salimos apresuradamente para otro trabajo. Necesitamos trabajar en más de un lugar para llegar a fin de mes. Por horas y horas de trabajo estresante, agotador, pese a ser profesionales altamente calificados y entrenados, ganamos sueldos increíblemente bajos, que dejan estupefactos a quienes escuchan cual es nuestro salario. También nos entrenamos para lidiar con la muerte todos los días y le ganamos muchas veces.
Luego afirma en un tono que parece un grito de alerta que: Pero ahora sentimos que no podemos más, que nos vamos quedando solos, que nos están dejando solos; encerrados en la Unidades de Terapias Intensivas con nuestros equipos de protección personal y con nuestros pacientes, sólo alentándonos entre nosotros.
Esta es la visión de un sector del equipo de salud. La radiografía completa demuestra la tremenda exposición al riesgo a la que son condenados enfermerxs, médicxs de diversas especialidades, higienistas y el resto de las profesiones del equipo de salud. Verdadera variable de ajuste de la sobrecarga y saturación del sistema. Y denunciada hasta el hartazgo no solamente por sociedades científicas, sino por los sindicatos combativos de la salud como CICOP, UTS, AGHIM, entre otros que realizarán una nueva jornada de protesta el próximo jueves 10.
Mientras tanto el gobierno nacional y todos los gobiernos provinciales solo alientan a una solución individual a cada ciudadano. No hubo centralización de los recursos públicos y privados de salud para poder hacer una verdadera planificación para atención de los contagiados. No hay incorporación masiva de personal de salud, no hay un verdadero reconocimiento salarial que permita que este personal altamente calificado no tenga que correr de una unidad de Terapia Intensiva a otra para como dice la misma carta poder llegar a fin de mes. No solo son camas y respirados, no alcanza con un llamado cínico a la responsabilidad individual, hace falta políticas, medidas, para enfrentar con posibilidades de ganarles al virus. Ni el presidente Alberto Fernández, ni los gobernadores, podrán zafar de su responsabilidad. Los trabajadores y los más vulnerables, que son los que estamos soportando sobre todo la carga de esta crisis, se los cobrará.
Carlos Miranda