Artigas y el programa de la revolución anticolonial en el Río de la Plata
En un nuevo aniversario de la muerte de Artigas, dejamos este aporte de Maximiliano Masquijo.
Se cumplen 170 años de su muerte. El 23 de septiembre de 1850, a los 86 años falleció en Paraguay, donde se había exiliado 30 años antes, luego de la derrota de la Liga de los Pueblos Libres. Fue parte del ala revolucionaria más radical en el proceso de la independencia latinoamericana.
Lejos de la historiografía burguesa en sus distintas variantes más o menos liberales, es Domingo F. Sarmiento quien modela, junto con su Facundo[1], una línea divisoria entre civilización y barbarie en el desarrollo histórico social. Desde esa visión, los nominados caudillos provinciales, como Artigas, los pueblos originarios, los gauchos, negros y los elementos plebeyos del orden social del siglo XIX, son asimilados como expresión del atraso, negación del progreso, como la barbarie. El marxismo propone un camino del conocimiento distinto, por fuera de esos esquemas que, además de rígidos, resultan incapaces de brindar un acceso a la historia real de los pueblos y las distintas facetas su vida social, artísticas, culturales, tecnológicas y económicas. Junto a ellas, sus fenómenos políticos son entendidos como expresión de disputas por la dirección de la sociedad. Disputas entre clases sociales y fracciones de clases. Clases ubicadas necesariamente en la materialidad de sus existencias históricas, enfrentadas a sus desafíos por la supervivencia frente a los antagonismos que las acechan. Si la historia de los pueblos divididos en clases se halla regida por las luchas de las mismas como luchas por los excedentes y por el sustento, situar al personaje en el marco del conflicto de los grupos y clases sociales, resulta la pista decisiva para su aprehensión teórica.
Los caudillos provinciales, como Artigas, Quiroga o Peñaloza entre otros, en la historia regional sudamericana del siglo XIX, son los derrotados en el desarrollo histórico capitalista regional, hegemonizado por la fracción burguesa de comerciantes y hacendados del centro porteño de Bs.As. Es esta fracción burguesa de sólidos vínculos con el comercio mundial y afinidad de lazos políticos e intereses con los centros político-económicos globales del momento, ingleses particularmente, la que logra, en el decurso del mismo siglo, la hegemonía política al imponer sus intereses de clases como intereses de la nación. Tempranamente logra desplazar oponentes, entre ellos a Artigas y el artiguismo, como ocurrió en 1813 y 1816 en las primeras experiencias constituyentes. Allí se expresaron proyectos y programas políticos distintos. Pensar las disyuntivas, choques y exclusiones nos aleja del armado lineal (evolucionista) que hace la historia tradicional de los procesos políticos y sus personajes. En este caso pensamos una aproximación a lo que expresara Artigas en la revolución anticolonial.
Los caudillos y sus alianzas políticas son los derrotados en el doble plano de su materialidad, como expresión de clases donde subregiones geográficas resultan condenadas a la marginalidad y la pobreza, cuando no a su extinción material junto a sus industrias artesanales regionales y los circuitos de valorización en una mixtura de relaciones sociales de producción mercantiles y capitalistas. Junto a ello, perecieron los proyectos políticos, culturales y morales que los mismos encarnaban. La revolución anticolonial desata una serie de tendencias políticas frente a la ruptura con el orden virreinal y colonial. Junto con el desarrollo de la revolución política y el desplazamiento de la corona española, emergen al menos tres procesos que cobrarán centralidad en el devenir de la misma. La independencia, el (nuevo) gobierno y la economía. En este último gravitará de un modo excluyente, a la par de la orientación del comercio interno y externo, la apropiación del medio de producción fundamental: la tierra. Frente a estos procesos se dirimirán, en la disputa política, y militar, nudos claves para entender el destino de los territorios otrora vinculados en torno del virreinato del Río de la Plata.
Artigas y la asamblea del año XIII
Alvear impugna a los diputados del artiguismo. El centro indiscutido de la revolución política pasaba por el centro porteño de Bs. As.[2], génesis y núcleo del poder. En la Asamblea Constituyente de 1813, que sesionó en Bs. As., Artigas y sus delegados fueron desplazados (arguyendo aspectos formales de su elección) y con ellos su programa revolucionario. El artiguismo fue la expresión más radical de la revolución anticolonial. Por su composición social, por su programa y por su práctica revolucionaria conformaba un centro de disputa nítido para la camarilla porteña que se apoderó de la dirección. Para derrotarlo, este sector no trepidó, más tarde, en alentar la invasión portuguesa al territorio de la Banda Oriental.
¿Qué programa defendían Artigas y sus delegados de la Banda Oriental? Podemos señalar entre sus aspectos centrales: ruptura completa con el imperio español y la familia de los borbones e independencia absoluta de España, posición que dista de las idas y vueltas, respecto de la monarquía española, cuando no de salidas monárquicas, al interior de las elites de Buenos Aires. Libertad civil y religiosa en todo lo imaginable e igualdad de todos los ciudadanos. Respecto del gobierno, sin ambages sostenían la formación de una Confederación con un gobierno central y respeto de las autonomías provinciales. Forma republicana de gobierno para las Provincias Unidas del Río de la Plata con una capital fuera de Buenos Aires. Reparto de rentas aduaneras y reforma agraria con expropiación de las estancias de los enemigos y reparto de tierras entre los campesinos humildes[3]. Sin dudas que la exclusión de los delegados artiguistas de la asamblea constituyente del año XIII, refleja claramente la negativa a desarrollar una profunda revolución que subvirtiera el orden social heredado por la corona española.
Soldado de la libertad
La campaña oriental, de frontera, hacia fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX se caracterizaba por una escasa población y la ganadería de cimarrón, primitiva ganadería de caza del ganado vacuno. José Gervasio, nieto de colonos fundadores de Montevideo, perteneció a una familia de hacendados rurales ligada a la vida institucional del cabildo de Montevideo. Educado en un convento franciscano, su ubicación social se halla en la cúspide del poder territorial, virreinal. Muy instruido y lector de los federalistas norteamericanos. Otra faceta, decisiva para su desarrollo político posterior, fue su vida en la campaña, su implicación con la diversidad de culturas y lenguas del extenso litoral, ese “desierto verde”. Entre 1781 y 1797 vivió en las tolderías como un campesino, desde los 17 años hasta los 32, contrabandista y tropero.
Guerra y revolución
Artigas fue oficial destacado del ejército español de 1797 a 1810. Las invasiones inglesas y su derrota son una de las claves del proceso revolucionario que se avecina. En 1806 participa de la recuperación de Buenos Aires, en ese entonces al mando de Liniers. Con la revolución de mayo, Montevideo y sus clases dominantes cierran filas con el rey contra la revolución. En ese contexto, Artigas abandona el ejército de Blabengues y se ofrece como soldado de la revolución en 1810. Nace a la vida política como caudillo. La campaña se pliega a la revolución de mayo, con el Grito de Asencio[4], en 1811. Con lanzas y una composición campesina dirige el primer triunfo militar. Los personajes de la campaña son los gauchos, negros, pueblos originarios, los Charrúas entre ellos, tribus guaraníes, los que luego harán parte de las huestes de la revolución y del ejército popular artiguista que enfrentará a los ejércitos del imperio español y portugués. Artigas se yergue arquitecto de una revolución social que pronto empezó a otorgar tierras a los campesinos. Con el estallido de la revolución forma un ejército popular.
Reflexiones finales
Artigas abrazó las causas sociales de los sectores subalternos del orden social heredado por la estructura social colonial, traspasando sus propias fronteras de clase. Incluso, su proyecto político lo llevaba a tener roses y choque de intereses con el ascendiente imperialismo inglés por el tema de los puertos. Frente a esto, la expresión política de unitarios, la de los hacendados, expresaba los intereses del comercio y las mercancías inglesas sin las mediaciones que proponía el artiguismo. Esto no es un dato menor. Reflexionando sobre las causas de la derrota de su proyecto revolucionario se deben contemplar factores objetivos y subjetivos. Artigas es un fenómeno más parecido al de Güemes, en el Noroeste de las provincias unidas, con movilización y politización de sectores populares en sus ejércitos. Esta composición y dinámica política de luchas por la independencia y por cambiar la estructura social colonial, no es la regla del proceso revolucionario de las provincias del sur, sino la excepción. De ahí sus desigualdades geográficas y su debilidad. Sobre todo de sus alianzas al interior de la Liga de los Pueblos Libres[5]. Las traiciones, denunciadas en distintos cantos populares[6], serían más bien traiciones de clase, al expresar, estas alianzas políticas, desigualdades y heterogeneidades inconsecuentes con la revolución que expresara el proyecto de Artigas frente a la línea de las elites del centro porteño de Buenos Aires.
Finalmente, sujeto social y sujeto político son pistas claves para entender y situarse de un modo militante en los procesos políticos emancipatorios frente los enemigos de clase. Las tareas por la independencia definitiva de nuestros países son tareas pendientes en el siglo XXI, independencia que ningún sector de la burguesía puede encabezar. Por lo tanto una independencia definitiva sólo puede venir de la mano de la revolución social dirigida por las clases explotadas del actual orden semi-colonial de nuestros países latinoamericanos, con centralidad en la clase obrera.
[1] «Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas». Libro escrito en 1845 por Domingo Faustino Sarmiento durante su segundo exilio en Chile
[2] La suerte de Moreno se inscribe dentro de estas disputas. Su temprano desplazamiento es un claro indicador, del curso político del centro político, moderado.
[3] El punto 6º del Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el fomento de la campaña de 1815, señalaba “los más infelices serán los más privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad, y a la de la provincia.”
[4] En la Banda Oriental el 28 de febrero de 1811 a orillas del arroyo Asencio, emprenden las primeras acciones revolucionarias contra las autoridades realistas españolas de Montevideo, adhiriendo a la Junta de Buenos Aires.
[5] Liga de los Pueblos Libres, poderosa asociación política-territorial conformada por Misiones, Entre Ríos, La Banda Oriental, Santa Fe y porciones significativas de Córdoba.
[6] Zitarrosa; A José Artigas (Álbum de 1968).