Ilusión progresista, realidad conservadora
Reproducimos la Editorial de Cele Fierro, en su programa “Dar vuelta todo”
Los gurúes de la autoayuda, dicen que en todo camino de crisis al final siempre hay una luz, pero lo que termina pasando, es que cuando la crisis la conducen quienes en realidad están pensando en cómo favorecer a una minoría híper concentrada, como se deja contento al fondo, a los bonistas, se preserva a los bancos, se deja tranquilos a los capos del agronegocio, la luz que se ve venir, es la de una locomotora de frente para quienes vivimos de nuestro trabajo. Arranco por acá, un poco fuerte, podríamos decir, para poder debatir y reflexionar un poco, sobre cuál es el límite.
Hay un sector social que acompañó al Frente de Todos y votó a Alberto Fernández con cierta expectativa, con la motivación de sacarse de encima al macrismo. Muchas, muchos antimacristas, antiderecha, sectores progresistas, trabajadores, estudiantes, activistas feministas, organizaciones de DDHH, socioambientales, que en su mayoría se definen de izquierda. Entonces, viendo el conjunto de las medidas que ha llevado adelante el gobierno, me preguntaba ¿dónde están los límites? ¿En qué momento un trabajador, un profesional, una feminista, una luchadora por los derechos humanos dice: ¿”hasta acá llego”? ¿Cuál es el límite? Porque escuchamos a los voceros del gobierno excusarse en la crisis que dejó el macrismo y en la grave situación internacional que agravó la pandemia.
Bueno, es cierto que el contexto internacional ya era sombrío el año pasado sin covid y es evidente que la pandemia exacerbó y multiplicó muchas contradicciones que ya se estaban dando en la economía mundial. Esta situación no puede escapar al análisis de la realidad para quienes queremos transformarla. Pero el drama está en que se usa la situación internacional y la crisis para condicionar, justificar y resignarse, “es así y no se puede hacer nada.” La verdad es que ninguna transformación de fondo se hizo sin enfrentar las tendencias generales de la economía dominante, o sin intervenir con una perspectiva opuesta a la que nos intentan imponer.
Entonces ¿dónde están los límites?
En medio de la pandemia no se garantizan los derechos a los profesionales de la salud, no se avanza en el sistema único de salud y se terminó beneficiando a las privadas. Se banca a las grandes empresas con ayuda estatal mientras a los sectores más golpeados le dieron un Ingreso de emergencia insuficiente en dos sentidos, ya que es poco y llegó a poco.
La semana pasada el debate fue el aumento a la policía y no a los verdaderos esenciales. Esta semana el debate está anclado en la economía, por la presentación del presupuesto 2021 y por las medidas de restricciones a la compra hormiga de dólares, contra los sectores medios y trabajadores, que lo hacían para protegerse, de la inflación, de la devaluación y la falta de aumento salarial. Bueno, para el gobierno esos sectores son los responsables del agotamiento de las reservas, y nos dicen que si no tomaba una medida drástica se podría ir a una hiperinflación. Los asalariados intentando defenderse de la carestía, son la llave para defender las reservas del banco central.
Ahora comparemos esta medida con, por ejemplo, el arreglo con los bonistas, en los que se resignaron, para que los bonistas acepten, 17 mil millones de dólares para cerrar el acuerdo. Esa cifra representa 20 años de presupuesto de salud. ¿No es ese el mecanismo de sangría? ¿No son esas medidas las que llevan al agotamiento de las reservas? ¿Y la negociación con el FMI? Otra vez se habla de negociar los plazos, pero que es seguro que se les garantiza el pago, se reconoce la estafa, pero además va venir con injerencia en las políticas que tiene que tomar el gobierno… ¿No tiene que ver con eso la sangría? ¿Entonces cuál es el límite?
Claramente esta situación no perjudica a todos por igual.
Para Vicentin, esa estafadora del Estado, lo elemental era avanzar contra el daño que causó, y lo mínimo que se tenía que hacer era una expropiación y para nosotros sin indemnización, pero terminó en la nada. Y encima los Vicentin, Bulgheroni, Socma de Macri, Galperin, quedan todos exentos del aporte extraordinario. O sea, se pasó de la expropiación a Vicentin, a eximir del pago del aporte solidario las grandes fortunas.
Para un plan de reactivación económica en serio, se necesitan recursos, pero uno se encuentra que las reservas del Banco central están escuálidas por la fuga, el pago de la deuda, pero los bancos privados rebosan de liquidez como dicen los economistas, es decir tienen mucha plata. A esos tampoco les llega tampoco el impuesto de las riquezas, o en lo que quedó: aporte solidario, benéfico, casi una colecta de caritas…
¿Por qué los ganadores del modelo del macrismo, como los pooles sojeros que especulan con una devaluación, los bancos, son los que siguen ganando? Y mientras tanto siguen los incendios en los humedales y otras partes del país, dónde todos sabemos que los intereses del agronegocio están detrás de las quemas, pero el gobierno deja correr. ¿Y porque se dice que la toma de tierras es un delito, cuando miles de familias viven una situación desesperante, y ni se habla de un plan de viviendas populares? ¿Por qué se sigue manteniendo en su lugar al jefe de la bonaerense, la responsable del asesinato de Facundo, el jefe de 100 mil efectivos, 100 mil potenciales asesinos, ya ahí no hay un límite?
Nuestra propuesta
Frente a la derecha, que grita y es inflada por los medios adictos y los oficialistas, que le dan más espacio y sirve para el operativo victimización, hay que oponerle un programa alternativo y que tenga como orientación rescatar a las y los trabajadores, garantizar derechos elementales… supone suprimir privilegios de una minoría y eso a través de la confrontación, nunca se resolvió democráticamente que la minoría ceda derechos para las mayorías, ¿por qué pasaría ahora? Para encarar este proyecto hay que respaldarlo con empoderamiento y movilización.
Y entonces estamos hablando de medidas elementales, en defensa propia, para iniciar una transición hacia una reorganización general de la economía, de las claves políticas del país, de sus principales resortes, que pase por no perseguir a los micro compradores de 200 dólares por mes, sino con un programa para afrontar la sangría de la deuda que incluya una investigación de a donde se fueron esos fondos, que incluya un default soberano. Y hay que decir la verdad, no nos pueden engañar con que esta deuda se paga o se paga y que si no se paga se viene apocalipsis, ¡Es falso! Porque no solo las revoluciones fueron las que impusieron el no pago, sino que todos los países que se desarrollaron y se transformaron en potencia en algún punto de su camino desconocieron las deudas fraudulentas.
Hay que priorizar, de una vez por todas, los intereses de la mayoría de nuestro pueblo, y no de los buitres y bonistas. Por eso el cepo no puede ser a los pequeños ahorristas, tiene que ser a los grandes y eso se puede hacer nacionalizando la banca haciéndose de los dólares que la banca privada obtuvo parasitando y especulando. Hay que nacionalizar el comercio exterior para que no quede en manos de los pooles y las agroexportadoras.
Y con ese dinero y esos resortes de la economía, se podría resolver, entre otras cosas, el problema de la vivienda, que hoy se elige criminalizar. Con un enorme plan de construcción de viviendas populares, que además generaría millones de puestos de trabajo.
Se trata también de terminar con ese aparato siniestro de corrupción y violencia que representa la Policía Bonaerense, hay que disolver esa fuerza y construir otra con una lógica completamente distinta, de prevención y con control social.
Y además, las empresas que se la llevaron en pala como LATAM, Fallabela o la app precarizadora Glovo, lo que tiene que hacer el Estado es hacerse cargo de la empresa, expropiar y que sean controlados por sus trabajadores, en el caso de LATAM que pase a integrar la aerolínea de bandera. Esa fue la agenda que instalamos en la jornada de lucha de la izquierda la semana pasada en el Obelisco, con la presencia de luchadores, movimientos sociales de DDHH y partidos de izquierda como el PTS y nuestro MST. Eso significa un primer paso para la postulación de un tercer polo político en el país; un polo político de la izquierda, que es lo que hace falta.