Bolivia: balance de elecciones nacionales 2020
Reproducimos la nota publicada por los compañeros
del Movimiento Socialista de los Trabajadores de Bolivia.
De la derechización del MAS, la derrota de sus aspiraciones dictatoriales, al retorno de la conciliación de clases.
En medio de irregularidades en el conteo de votos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), la suspensión del DIREPRE, papeletas marcadas encontradas en provincias, denuncias de fraude, la suspensión de la transmisión del conteo lento por casi una hora, protestas en las puertas de los órganos electorales departamentales, los datos oficiales al 83% del escrutinio establecen que el binomio del MAS, Arce-Choquehuanca, gana con el 54,42% de los votos, mientras que Carlos Mesa llega al 29,34%, seguido de Camacho con el 14,13%. Con esta tendencia, el MAS retorna al Ejecutivo y tendría mayoría en el Parlamento. El gobierno de Áñez saludó oficialmente la victoria masista al igual que Mesa y el representante de la OEA, Luis Almagro.
De dónde venimos y significado político de los resultados
Bolivia vive una etapa de luchas insurreccionales de masas y no de derrotas por Golpe de Estado, en la que las elecciones se constituyen en un desvío del proceso revolucionario. En noviembre del 2019, la movilización de masas derrocó a Evo Morales, se derrotó el plan bonapartista del MAS y a su brazo paramilitar semifascista formado por funcionarios y lúmpenes armados que estuvieron a punto de masacrar a caravanas de mineros, maestros y estudiantes en la carretera de Challapata y Vila Vila.
Surgió después el gobierno de Áñez, por sucesión constitucional tras la huida de las presidentas de las cámaras de senadores y diputados que podían sucederle a Evo. El nuevo gobierno -extremadamente débil y con el mandato de garantizar las elecciones- estuvo a punto de ser derrocado en dos ocasiones. Primero, en noviembre del año pasado, cuando, tras los enfrentamientos de Sacaba y Senkata le era imposible gobernar por el rechazo de las bases de la COB a las muertes de comunarios y vecinos, pero, fue salvado por la burocracia del ente matriz de los trabajadores que, en lugar de convocar a la huelga general, atendió las súplicas de diálogo de Áñez y firmó el pacto de gobernabilidad basado en realizar elecciones para restituir la institucionalidad burguesa maltrecha.
Después, en julio de este año, las bases trabajadoras derrotaron el silencio sindical impuesto por la burocracia de Huarachi. La COB votó la centralización de las luchas a través de las consignas de Salud, Trabajo y Educación, dejando a un lado los comicios electorales. La primera gran marcha cercó Palacio de Gobierno. Se coreaba el Fuera Áñez y el poder estuvo al alcance de los trabajadores movilizados. En agosto llegó la huelga general convocada por la misma COB, pero, la burocracia sindical incorporó la consigna electoral dividiendo las luchas y terminó pactando una nueva tregua, salvando a Áñez de caer por insurrección.
Se desviaron así las luchas hacia la salida muerta de elecciones, y solo así la oligarquía tuvo respiro para organizarlas en octubre. De esta manera, en relación a la poderosa movilización que planteó en varias ocasiones la posibilidad de derrocar a Áñez y conformar un gobierno obrero y campesino con la COB como órgano de doble poder, la salida electoral es un retroceso relativo.
Esta situación permitió que las masas entren de lleno en la trampa electoral de la reacción democrática y en ella se enfoquen en la pelea de tres candidatos, Arce del MAS, Mesa de CC y Camacho de Creemos.
En ese terreno, el MAS se benefició de la desastrosa gestión de Áñez caracterizada por la crisis económica y social agudizada por la pandemia. Los candidatos Mesa y Camacho estaban relacionados políticamente a esa gestión. Su campaña se basó solo en que el anterior gobierno no retorne al poder; mientras que el MAS cambió su política y se adecuó a la nueva situación:
De una política dura, bonapartista y paramilitar, derrota de por medio, pasó a una de unidad nacional y conciliación.
Cambió de candidatos dejando atrás la imagen desgastada y derrocada de Evo Morales que provocaba el rechazo de amplios sectores de trabajadores y de la juventud, colocando a un candidato de clase media, Arce, y a uno de influencia campesina e indígena, Choquehuanca. Dejó atrás la línea de enfrentamiento con la COB por haber pedido la renuncia de Evo, para pasar a reconciliarse con su dirección, volviendo a tomar las riendas directas del entonces órgano de poder dual.
Bajo su influencia en la COB, dio claros mensajes a la burguesía de que eran los indicados para desviar las luchas insurreccionales a favor de salvaguardar la institucionalidad burguesa.
Tras la traición de las direcciones obreras y campesinas, su campaña proselitista tuvo mayor incidencia, azuzando el miedo a que un gobierno de los partidos de la derecha ligada a la pésima administración de Áñez sea peor que el MAS. Los medios de comunicación contribuyeron a esto sin desarrollar ningún debate o análisis serio del programa de cada partido, que, en el fondo, no tenían ninguna diferencia sustancial entre ellos. Así, el MAS se recompuso electoralmente.
Gobierno de unidad nacional y conciliación a favor de la oligarquía
Tras la emisión de resultados no oficiales del 19 de octubre, Arce dijo en conferencia de prensa: “vamos a construir un gobierno de unidad nacional”. En el mismo sentido, Evo Morales, desde Argentina, expresó, “gobernaremos en acuerdo entre partidos, empresarios y trabajadores”. Claramente es un mensaje para la burguesía, oligarquía e imperialismo, anunciando un proyecto de conciliación entre las clases enfrentadas con el objetivo de reconstruir el Estado Burgués resquebrajado por la movilización de masas. Un mensaje similar al gobierno que establecieron el 2006 en el que fueron los bomberos que controlaron el fuego del ascenso revolucionario del 2003 y 2005 en el que cayeron los gobiernos de Sánchez de Lozada y Mesa. En esa ocasión se planteó expulsar al imperialismo, nacionalizar los hidrocarburos, y expropiar a la oligarquía junto a la conformación de un gobierno obrero y campesino. Con la conciliación de clases, el MAS logró salvar a la clase dominante: en lugar de nacionalizar y expulsar al imperialismo, solo cambiaron los contratos con las transnacionales. La oligarquía se benefició con la legalización de sus tierras mal habidas en el Pacto de la Asamblea Constituyente. Se reconstituyó el Estado Burgués herido por las insurrecciones.
Frente a la movilización de masas que puso a Áñez al filo del abismo, el MAS busca repetir la historia de ser el bombero que salve a la burguesía del fuego de la revolución. Pero, esta vez las condiciones económicas y sociales son diferentes al 2006, en donde los precios de las materias primas estaban en auge permitiéndoles hacer tibias reformas sociales. Ahora que la economía se hunde con la caída del Producto Interno Bruto que según el Banco Mundial será del -7,3%, El MAS necesita aplicar un ajuste mayor cargando la crisis sobre las espaldas de los trabajadores.
Sistema fraudulento
Las protestas contra el sistema fraudulento no se hicieron esperar. Los datos dan como ganador abrumador al MAS, pero en la realidad no se percibe el porcentaje abrumador ante las protestas espontáneas y masivas en los Tribunales Electorales Departamentales (TED). Más aún cuando logra ganar en Chuquisaca, un bastión de la lucha contra Evo Morales y la recuperación de los hidrocarburos de Incahuasi que el MAS entregó a las transnacionales, y en Potosí, bastión que logró revertir la entrega del Litio que el MAS otorgó al imperialismo alemán. Lo cierto es que las elecciones se realizaron con las mismas reglas fraudulentas aprobadas por el MAS en su anterior gobierno, y fue el mismo parlamento masista quien designó a los principales miembros del TSE, a única excepción de Salvador Romero que fue designado por el Ejecutivo. A un día de la votación anunciaron la suspensión de la Difusión de Resultados Preliminares (DIREPRE), en plenos comicios llegaron denuncias de papeletas marcadas a favor del MAS en las provincias cercanas a La Paz y Santa Cruz. Después de la votación no realizaron ninguna difusión de resultados oficiales. Iniciaron un conteo lento que fue suspendido el 20 de octubre por cerca de una hora.
El fraude mayor lo hizo el TSE en el uso y abuso de la antidemocrática Ley de Partidos Políticos aprobada por el dictador Bánzer y en la distribución arbitraria del Padrón Electoral entre las circunscripciones para la elección de diputados uninominales, mediante la cual incorporaron, a aquellas tradicionalmente urbanas, zonas sub urbanas con alta presencia de migrantes campesinos. Esta maniobra, entre otras, le permite al TSE cada vez aumentar la representación parlamentaria del MAS.
Ausencia de una alternativa de izquierda revolucionaria
Las elecciones fraudulentas y el triunfo del Mas también fueron allanadas por la ausencia de una dirección de izquierda revolucionaria con influencia de masas que, en primer lugar, debía disputar la dirección de la COB con la política de que ese organismo tome del poder llevando hasta la victoria la lucha insurreccional. En segundo lugar, que esa alternativa, aunque sea una relativa minoría, se hubiera presentado a las elecciones canalizando las expectativas hacia un frente de independencia de clase, y no pudo hacerlo debido a las leyes antidemocráticas del sistema fraudulento. Ante estas circunstancias, el camino fue aprovechado por partidos de la burguesía como el MAS.
Perspectivas
Las elecciones no han cerrado el ascenso revolucionario de masas, así como no han resuelto nada de la crisis económica y social. Solo han desviado las luchas, pero no las han derrotado. Es cierto que representan un reflujo en relación a la huelga general planteada anteriormente y a la centralización de las luchas lograda dos meses atrás, pero las movilizaciones sectoriales continúan, precisamente porque las reivindicaciones de salud, alimentos, trabajo, salario, jubilación, estabilidad laboral, educación, son apremiantes en plena crisis agudizada por la pandemia.
Hoy, continúa la huelga de trabajadores de salud, sigue la protesta de fabriles y mineros por estabilidad laboral, y se agregarán más sectores en lucha. Ante la depresión económica del -7,3% de caída del PIB anual, y el -11,11% de su caída en el segundo trimestre 2020, el gobierno del MAS aplicará un ajuste contra los trabajadores y hay que prepararnos para esa batalla.
Nuestra política
Ante la situación expuesta, en las situaciones de lucha insurreccional, llamamos a luchar por el Fuera Áñez y el parlamento masista, preparar el gobierno de la COB, órgano representativo y centralizador de las masas contrapuesto al aparato estatal burgués y sus partidos oligárquicos. Ante el desvío electoral de las luchas, el sistema fraudulento y candidatos de la oligarquía, llamamos a votar nulo para construir una alternativa de independencia de clase, quitar legitimidad a la institucionalidad burguesa y sus partidos. En el conteo oficial del TSE el nulo representa el 3,3% (al 83% del escrutinio).
Ante la crisis que se carga sobre las espaldas de los trabajadores y al ajuste que ya aplicó el MAS en su anterior gestión, Áñez lo secundó y que ahora aplicará Arce, llamamos a no confiar en ese gobierno. Es urgente luchar por recuperar la independencia de clase en la COB y centralizar las luchas para derrotar el ajuste económico, por la estabilidad laboral, la nivelación de salarios, la jubilación justa, por la incorporación de médicos, trabajadores aeroportuarios a la ley general del trabajo, por un sistema de salud digno para el pueblo, por mayor presupuesto para la educación pública en defensa del territorio indígena y de las áreas protegidas y acabar con las leyes incendiarias de la agroindustria transnacional.
Es necesario exigir el Congreso de la COB, por nuevas direcciones clasistas y de combate, para preparar un plan de lucha, hacia el gobierno obrero campesino, para acabar con la oligarquía terrateniente y expulsar a las transnacionales imperialistas, sentando las bases para la construcción de una verdadera Bolivia Socialista en lucha por el socialismo internacional.
Son tareas que necesita de la construcción de una dirección revolucionaria de la clase obrera, de un verdadero partido revolucionario, embrión del cual es el MST y al cual invitamos integrar a la vanguardia obrera, indígena, campesina y juvenil.
21/10/20