Mal comienzo
La pandemia en el centro. A pocos días de terminar enero, varios elementos de la realidad permiten prever los trazos salientes del panorama para el año que comienza. En primer lugar, se hace evidente que la pandemia de Covid 19 está lejos de quedar atrás. El rebrote de contagios a nivel mundial, que comienza a reflejarse también en nuestro país, seguirá dominando el escenario y la vuelta a la “normalidad” parece lejana, a menos que sea a costa de una catástrofe sanitaria.
Los discursos y medidas oficiales que buscan responsabilizar sólo a la juventud no pueden ocultar que en el fondo el nuevo rebrote se debe a la apertura indiscriminada de toda la actividad económica. En ese sentido hay que analizar las presiones de la burguesía, fogoneada por la derecha macrista y los medios masivos de comunicación, pero que Alberto Fernández y sus gobernadores acompañan, incluso para volver también a la presencialidad en la educación.
Precios en alza, salarios a la baja. En ese marco, las políticas del gobierno mantienen los lineamientos de ajuste que vimos en 2020. Si ya el Presupuesto Nacional 2021 recortó los fondos para salud pública y eliminó el IFE, las negociaciones con el FMI preanuncian nuevos ajustes, empeorando aún más las condiciones de vida de las mayorías. En enero siguió la escalada de precios, que no tiene visos de parar. En apenas un mes hubo tres nuevas subas de la nafta, aumentó el pan, los artículos de “Precios Cuidados” y ya se anunció una recomposición de tarifas de servicios para marzo. La rebaja de un 30% en unos pocos cortes de carne no compensa ni de lejos ese rumbo inflacionario.
El plan del gobierno y los capitalistas es seguir licuando el poder adquisitivo de los salarios. Los propios datos del INDEC sobre el último trimestre de 2020 confirman que la caída del empleo y los salarios sigue, así como la precarización laboral.
El plan de Alberto. Hay una continuidad también en las concesiones a la derecha y los empresarios. En el conflicto por las exportaciones de maíz nuevamente el gobierno terminó cediendo a las patronales agrarias y lo mismo sucedió con la reglamentación de la ley de teletrabajo. La promulgación de la ley de aborto igualmente consolidó las concesiones a los sectores antiderechos. Y lo mismo ocurre frente a las presiones por la vuelta a las clases presenciales.
La política extractivista del gobierno tiene un nuevo round en estos días en Chubut. Después de que la masiva movilización popular de diciembre frenó los intentos del gobernador Arcioni y logró que diputados del PJ retiren su apoyo al proyecto de zonificación minera, Alberto intervino para alinear a la tropa en apoyo al avance de la megaminería. O sea, en favor de las corporaciones y contra el pueblo chubutense. La pelea sigue abierta.
Preparar las luchas. Todos estos elementos preanuncian un año conflictivo. Más allá de que entramos en un año electoral, las luchas sociales irán en aumento. Por lo tanto, es tarea central prepararse para duras batallas que permitan defender las condiciones de vida del pueblo trabajador.
Mientras todas las alas de la burocracia sindical siguen atadas al gobierno y las patronales, es necesario retomar el camino de las asambleas y plenarios, exigiendo desde abajo a las conducciones que rompan su tregua con el gobierno, e impulsando autoconvocatorias y la coordinación de los sectores en lucha. En ese camino, es muy importante que el Plenario del Sindicalismo Combativo retome la iniciativa y se postule como alternativa.
Una salida de fondo. Al tiempo que damos todas estas peleas es preciso debatir una salida política de fondo a la profunda crisis, una salida en favor de la clase trabajadora y los sectores populares. Está claro que la derecha macrista no va más. Pero este gobierno no sólo le cede cada vez más a esa derecha y termina adoptando sus propuestas, sino que, aun con otro discurso, en definitiva defiende los mismos intereses capitalistas.
La tarea de construir una alternativa política desde la izquierda, en base a un programa para que esta crisis sanitaria y económica la paguen los capitalistas y no el pueblo trabajador, es uno de los principales desafíos para este año que comienza. Por eso fortalecer al MST y al Frente de Izquierda Unidad es decisivo.