Apertura de Sesiones. Alberto Fernández presentó una realidad paralela
En medio del escándalo del vacunatorio VIP, que provocó el inicio de una nueva crisis al gobierno nacional, se desarrolló la apertura del 139° período de Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación por parte de Alberto Fernández. El segundo discurso en el mandato del presidente, estuvo trazado por la pandemia y la campaña de vacunaciones; la deuda con el FMI y la reforma judicial, entre los temas más destacados. Una primera observación de un discurso que, nuevamente, reitera un programa de gobierno contra la clase trabajadora y una realidad inexistente para las mayorías. Desde el MST en el FIT Unidad Cele Fierro, Alejandro Bodart y Vilma Ripoll cuestionaron el discurso.
Escribe: Nicolás Zuttión
Balance de la pandemia
La primera parte del discurso de Alberto Fernández estuvo signada por el balance de la actuación del gobierno ante la pandemia del Covid-19. Haciendo énfasis en la crítica a la herencia macrista, el presidente remarcó que la “crisis sanitaria, en el caso argentino, coincidió con una crisis social y económica”. Un elemento innegable de realidad pero que no funcionaba como condicionante para que el Frente de Todos actúe de un modo que priorice la salud de las mayorías.
Sin embargo, con un 2020 ya culminado, Alberto sostuvo que “La Argentina hizo todo lo que estaba al alcance para mitigar el efecto del virus”. Afirmación falsa por donde se la mire, a casi un año de las primeras medidas sanitarias. La prevalencia del Sistema tripartito de salud, donde prima la ganancia de las clínicas privadas y las de las prepagas, sigue vigente. Como es sabido, la situación de la parte pública, a pesar de los alardes de las pocas inversiones llevada a cabo para sumar suministros sanitarios, sigue siendo muy mala. No solamente en lo que respecta a la infraestructura, sino en lo referido al salario de quienes conforman la primera línea contra la pandemia.
Más aún queda demostrada la incompetencia y lo pobre de la estrategia sanitaria de Fernández cuando se repasan los números. Argentina hoy ya superó los 2 millones de casos de Covid-19 y pasó la barrera de los 50.000 muertos. La estrategia de testeo y localización de casos ha sido y sigue siendo muy escasa. Ante esto, tampoco hubo medidas que establezcan una reconversión industrial para la producción de respiradores, barbijos e hisopados. Sin un Sistema de Salud único y de carácter estatal, es imposible contar con los recursos necesarios para mitigar la pandemia de una forma planificada y eficaz.
Sobre la producción y distribución de las vacunas, Fernández sólo se animó a esbozar una crítica a la concentración del 90% de las mismas en sólo e 10% de los países a nivel mundial. Nada dijo de cancelar las patentes de las farmacéuticas, que es el principal elemento para que se produzca semejante desigualdad que niega el acceso a las vacunas a la mayoría de la población mundial. El escándalo de la apropiación de ciertas ampollas por parte de los amigos del poder, refleja el interés de este gobierno para que los trabajadores accedan a la vacunación masiva. Y como bien lo recordó Alejandro Bodart en su cuenta de Twitter, esto se llama capitalismo, ni más ni menos.
“Contención Social”
El presidente también se refirió a las políticas sociales y económicas que dio a lo largo de todo el 2020 para paliar una situación donde la pobreza estructural no fue erradicada, sino que se profundizó. Se embanderó en el Ingreso Familar de Emergencia, que no fue más que el importe de $10.000 repetidos en 3 veces. Desde marzo a noviembre de 2020 solamente significaron un poco más de $3.000 por mes para aquellos 9 millones de personas que lo solicitaron.
También se refirió al congelamiento de las tarifas de servicios, las mismas que anunció que piensa “regularizar” durante este año. Mientras corren los días en 2021, las empresas privadas que detentan de estos servicios, ya se aprontan para aplicar aumentos en el mes de marzo. Indicó que “los subsidios sólo amparen a quien lo requieran”, pero no se terminan los subsidios para las propias empresas que lucran con precios dolarizados.
Las mejores políticas de contención social, como lo reconoció Alberto, se las llevaron las empresas. Como indicó, el 70% de las mismas asistieron a el programa ATP, por el cual el Estado se encargó de pagarle los salarios a empresas que durante la pandemia siguieron despidiendo a trabajadores, a pesar de lo dicho y establecido por el presidente, y también obtuvieron ganancias formidables a pesar de ser un año donde a los trabajadores el salario se les volvió a devaluar.
Deuda externa
Un punto nodal del discurso fue el que se desarrolló alrededor de la situación de la economía local y principalmente de la deuda.
Se repitió la crítica de la deuda tomada por el macrismo, por su carácter espurio. Fernández, una vez más, se encargó de repasar los ilícitos del préstamo dado por el FMI que, como lo reconoció el presidente del BID, se utilizó para financiar la campaña presidencial del macrismo en 2019 y para la fuga de capitales.
A pesar de la efervescencia en esta denuncia, durante todo este trecho del discurso Alberto se encargó de dejar en claro que, por más espurio que sea el préstamo que no benefició ni pidió ninguna familia argentina, va a pagar. La renegociación de la “tóxica” deuda, como la definió el mandatario, no va significar ningún nuevo ajuste para las mayorías populares. Algo insólito cuando el Presupuesto 2021 estuvo totalmente viciado de recortes en áreas como educación y salud.
Ante el reconocimiento de lo ilegítimo de la deuda, sólo avizoró que habrá una denuncia sobre la misma, pero que no significará la cesación de pago de la misma.
También respaldó la renegociación de la deuda pública externa llevada a cabo por Martín Guzmán el año pasado. En este aspecto mintió al indicar que el país va ahorrar 34 mil millones de dólares entre 2020 y 2030. Estirar los pagos hasta 2046 en este aspecto, significó un aumento de la misma en 40 mil millones de dólares.
La deuda sostenible no existe, sólo que ahora Alberto invita a pasar cada vez que se quiera hacer uso de este mecanismo colonial, por la aprobación de la casta política en el Congreso. Por más democrática que se quiera mostrar su postura, no se puede tapar el sol con las manos. Su alarde contra la deuda, como le dijo a la derecha de Juntos por el Cambio en parte de su discurso, es “pirotecnia verbal que nos aturde y confunde”.
Reforma Judicial
Como último punto en esta nota queremos resaltar el otro eje en el cual el presidente hizo énfasis, las críticas al Poder Judicial. «Enviaré un proyecto de ley que reformule el funcionamiento del Consejo de la Magistratura. Debemos despolitizar ese ámbito para que los mejores y más capaces magistrados lleguen a ocupar sus funciones sin condicionamientos«. Con esa frase Fernández se refirió a los funcionamientos de una justicia viciada, donde para él los procesos de lawfare son moneda corriente. Sin desconocer las operaciones políticas en la justicia, de parte de los principales partidos del régimen político argentino, lejos está su reforma de resolver problemas estructurales.
Por más que el presidente haya dicho que “El Poder Judicial de la Nación está en crisis. Es el único poder que parece vivir en el margen del sistema republicano. Sus miembros, jueces, fiscales, defensores, disfrutan de privilegios de los que no gozan ningún miembro de la sociedad”, su reforma llamada a ser votada no modifica en nada esta esencia. Más bien, nuevamente, fueron solamente ladridos.
Como ya hemos criticado en variados artículos, sólo la elección de jueces mediante el voto directo y popular, con mandatos revocables y el fin de sus sueldos de privilegios, es posible terminar con este sistema judicial hecho a la talla de la casta política.
En su larga presentación, Fernández habló de otros temas que seguiremos analizando. Pero terminamos esta primera opinión, resaltando dos cuestiones a las cuales también se refirió. Por un lado a la violencia de género, queriendo aparecer preocupado ante los femicidios. Sin embargo, como correctamente lo cruzaron en dos tuit´s Cele Fierro y Vilma Ripoll, detrás de las palabras no hay presupuesto ni medidas concretas frente a este flagelo.
Y por otro lado hablo de la seguridad, la cual definió como un derecho, aunque haya millones que no lo tengan, muchas veces por culpa de su maldita policía, como bien le recordó Bodart: