Nuevas medidas económicas ¿Cambios en serio o parches electorales?

Luego del fuego abierto al interior del Frente de Todos, producto del resultado electoral y la posterior reconfiguración del gabinete, el gobierno salió a propagandizar una cantidad de medidas económicas. Un análisis de los anuncios que, al contrario de escuchar a la gente, mantienen un sesgo fondomonetarista y pro-patronal.

 

Escribe: Nicolás Zuttión

La carta de Cristina apuntaló una discusión sobre si el gobierno, en materia económica, habría hecho o no todos los esfuerzos para paliar la dramática situación que viven la mayoría de las familias trabajadoras. Sin embargo, simulando no estar involucrada en un plan de ajuste a pesar de ser la vicepresidenta del gobierno de Alberto, no esbozó una palabra ante el último desembolso de alrededor de U$S 1.900 millones al Fondo. Su angustia por aumentar el gasto, al igual que la de otros integrantes del FdT, corresponde a la necesidad de recuperar los más de cuatro millones de votos perdidos en septiembre. En ese marco, se apuntaló una batería de anuncios que no son más que demagogia electoral.

La “platita” y su dimensión literal

Daniel Gollán, exministro de Salud bonaerense y actual candidato a diputado, expresó que con un poco más de “platita en los bolsillos” la foto del cumpleaños de Fabiola hubiese repercutido menos en el humor social. Dejando de lado la repugnancia de la frase, el concepto de “platita” es sumamente útil para comprender las nuevas medidas. En primer lugar, el gobierno de Alberto, de la mano del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil, decidió elevar el salario mínimo que recién llegaría a los $33.000 en febrero de 2022. Un aumento de miseria teniendo como parámetro el valor de la canasta básica según el cálculo de la junta interna de ATE-INDEC, que se estipula en $108.660 para una familia tipo de cuatro personas. Para finalizar con la revisión de esta medida, podemos concluir que el aumento interanual del salario mínimo estipulado por el FdT llegará al 52,7% interanual, cifra que ni siquiera emparda el 53,4% de inflación que ya lleva acumulado el ítem de Alimentos y bebidas.

Al mismo tiempo también se debate la idea de implementar un bono por $6.000 a los jubilados y otro para la Asignación Universal por Hijo (AUH). Para el caso de los jubilados este bono por única vez que se cobraría en octubre, sólo alcanzaría a aquellos que cobren hasta dos jubilaciones mínimas, es decir: $46.000. Una vergüenza, ya que la canasta básica para los jubilados que calcula la Defensoría de la Tercera Edad es de $64.039.
Otro de los anuncios económicos es la suba del mínimo no imponible de “Ganancias” sobre el salario de los trabajadores. Una corrección sobre lo estipulado por el propio gobierno a principio de año para que, como en el año 2015, sólo sea el 10 % de los asalariados registrados quienes tengan gravados sus ingresos. Demagogia pura ya que el gobierno insiste en considerar ganancia a los salarios. La pequeña porción de trabajadores que cobra $145.250 por mes, está gravada por este impuesto al salario que no es más que un ingreso apenas por encima de la canasta básica arriba mencionada.
Retomando el concepto de Gollán la “platita” es eso, apenas unas migajas que no resuelven el problema estructural de un país que encuentra poco menos del 50% de su población subsumida en la pobreza.

 

La escucha al Fondo y las patronales

Mientras lo destinado a los sectores trabajadores por la crisis económica es ínfimo, Alberto sigue atendiendo los intereses de los sectores más concentrados. En paralelo a las medidas descriptas con anterioridad, también ensayó un menú más generoso para los empresarios.

En este se encuentra la eliminación del pago de retenciones a las exportaciones a las empresas de servicio. Todo un gesto de Guzmán y Kulfas hacia personajes como Alejandro Scannapieco (Globant) y Marcos Galperín (Mercado Libre), multimillonarios que hasta tuvieron el descaro de presentar cautelares para no pagar el mísero “Aporte Solidario” aludiendo que tenían su domicilio en Uruguay. Esta medida impactará regresivamente en lo recaudado teniendo en cuenta que este sector llegó a exportar en el año 2020 U$S 5.700 millones, ubicándose sólo por detrás del complejo oleaginoso-sojero1.
Al campo, por su parte, se espera se le flexibilicen las restricciones de exportación de carne. Sin ninguna medida hasta el cierre del artículo, la buena noticia de por sí para el campo resulta la designación de Julián Domínguez en el Ministerio de Agricultura, un hombre de plena confianza para la Mesa de Enlace.

Por su parte, el Fondo Monetario Internacional no sólo acumuló un nuevo pago de capital del préstamo Stand By por casi U$S 1.900 millones, si no que está a la espera del tratamiento y posterior aprobación del Presupuesto 2022. Al igual que en la planificación económica de 2021, el actual ministro de Economía está trabajando para hacer pasar por la cámara un nuevo ajuste en pos de reducir el tan polémico déficit fiscal reclamado por los burócratas del Fondo. En ese sentido, colateralmente, los empresarios de la energía se verían beneficiados. Guzmán espera para el año próximo reducir los subsidios a las empresas energéticas, pero no disminuir su capacidad de obtención de ganancias, ya que habilitaría un incremento en las tarifas que se estipula no sea menor del 30% para los usuarios.

Salir del Fondo

La precariedad de la situación económica exige medidas que no sean parches electorales, sino soluciones de fondo para terminar con la pobreza estructural que se profundizó desde la dictadura hasta este último tiempo. En primer lugar, investigar y desconocer su deuda para no pagar un dólar más al FMI, Club de París y fondos buitres. Una medida primordial si se dice que se escuchó a los trabajadores luego de las elecciones, es mentira que hay chances de hacer crecer la economía del país y recomponer los ingresos de la mayoría con una deuda externa que es equivalente al PBI.

No son exenciones impositivas a las empresas las que hacen falta, sino todo lo contrario. La reforma tributaria que necesitamos los trabajadores es aquella que grave a las grandes riquezas personales, de empresas y bancos.

Nacionalizar la banca y el comercio exterior se impone para cerrar el grifo de la fuga de capitales, como la realizada por los personajes mencionados de Galperín y Scannapieco. Los recursos de las mayorías no pueden depender de las decisiones y rentabilidades de una minoría.

Estas son algunas de las medidas necesarias que enumeramos para terminar con la crisis actual que se descarga sobre las mayorías trabajadoras. Pero, para tomar las mismas, hace falta decisión política. Desde el MST en el Frente de Izquierda Unidad, insistimos que sólo con un programa de estas características se pueden atender las necesidades sociales y no empresariales. El oficialismo, así como lo hizo durante el momento más dramático de la pandemia, ya dejó en claro que seguirá sosteniendo como política de Estado la defensa de las ganancias empresariales.

1 Empresarios felices. El gobierno eliminó las retenciones a empresas exportadoras de servicios https://periodismodeizquierda.com/empresarios-felices-el-gobierno-elimino-las-retenciones-a-empresas-exportadoras-de-servicios/