Ante un nuevo 17 de octubre. ¿Lealtad a los trabajadores o al FMI y el gran capital?
Este 17 de octubre, la CGT y el gobierno apelan con actos a la mística del “peronismo”. Pretenden revertir la derrota electoral, pero negocian con el FMI y las patronales cómo seguir ajustando. Entonces, ¿lealtad a quién? ¿Cómo defender aquellas tres banderas? ¿Es posible la unidad de la izquierda con quienes honestamente se reivindican peronistas para salir de esta catástrofe social?
Escribe: Francisco Torres
El 17 de octubre de 1945 es uno de los hitos importantes de la Argentina contemporánea. Ese día una multitudinaria movilización obrera copó la Plaza de Mayo en medio de un paro, ante el encarcelamiento del coronel Juan D. Perón. Y su destitución en los cargos que tenía en el gobierno de facto del general Edelmiro Farrell, al concentrar Perón la vicepresidencia, el ministerio de Guerra y la secretaría de Trabajo y Previsión.
Aquella masa obrera superó a la burocracia de la CGT, garantizó el paro y marchó desde los barrios populares de la Capital, las fábricas, frigoríficos y talleres de Berisso, Ensenada, La Plata, Lanús, Avellaneda y otros distritos del conurbano. Ese “malón zoológico” como dijera la oligarquía gorila, superó a la policía y cruzó el Riachuelo para rodear la Rosada hasta que Perón fue traído y habló desde el balcón a las 23:10 para calmar los ánimos.
Esa acción de las bases obreras le mostró a los militares y las clases poseedoras toda su potencia. Según contó Perón, Farrell le dijo: “estos locos nos van a quemar la casa de gobierno. Salga al balcón y hábleles para que se vayan”. Era el susto del gobierno militar y sus cómplices burgueses, al no poder hacer nada.
Defensa de las conquistas arrancadas con lucha
Esas masas habían salido con un claro significado político: defender las conquistas arrancadas en esos años con lucha. En un marco internacional de ascenso revolucionario y aprovechando la situación económica mundial favorable para responder a sus demandas.
Se obligó a la dictadura a llamar a elecciones y meses después, Perón sería electo presidente. Surge así el peronismo o partido justicialista, el que hace importantes concesiones como la suba de salarios, jubilaciones, aguinaldo o los convenios. Pero buscando reforzar la ligazón de la organización gremial con el Estado, cooptar a sus conducciones, domesticarlas e inculcar su ideología de colaboración de clases.
Lejos de mitos del PJ que afirman que “los sindicatos son de Perón” o que la clase obrera se organizó ese día, ocurría lo contrario. Basta citar a Perón en su famoso discurso en la Bolsa de Comercio1 para ver que había gran tradición de lucha y organización antes del peronismo. Con huelgas como la de 1936 y la fuerte influencia de socialistas, comunistas y anarquistas.
Eso desvelaba a Perón que así alertó a esos patrones en la Bolsa: “Las fuerzas obreras estaban formadas en sindicatos en forma más o menos inorgánica. El personal que prestaba servicios en las fábricas, alguno estaba afiliado a los sindicatos, y otro no lo estaba; pero muchos sindicatos contaban con un 40% de dirigentes comunistas o comunizantes. A los tres meses de producirse la Revolución (se refiere al golpe de 1943), nosotros, que observamos vigilantes el panorama obrero, tropezamos con la primera amenaza, consistente en una huelga general revolucionaria”.
Esa orientación ya la había dejado clara en su discurso del 1º de Mayo de 1944: “Buscamos suprimir la lucha de clases, suplantándola por un acuerdo justo entre obreros y patrones, al amparo de la justicia que emana del Estado”. En la Bolsa lo amplió, al explicar a los capitalistas el marco internacional, la situación en España y alertarles que si la opresión a la clase obrera, “en España explicó la guerra civil. ¿Qué no se explicaría aquí si nuestras masas de criollos no fuesen todo lo buenas, obedientes y sufridas que son?”.
¿Combatiendo o sosteniendo al capital?
Les advirtió además que en Chile, Bolivia, Paraguay o Brasil “ha prendido el comunismo como viruela”. Y remarcó algo que para Perón era trágico: “el capitalismo en el mundo ha sufrido durante esta guerra un golpe decisivo… la desaparición de un gran país europeo como capitalista: Rusia”. Lo que además “engendró en nuevas doctrinas similares en otros países que fueron hacia la supresión del capitalismo”.
Finalmente en su discurso buscó calmar a los patrones que lo escuchaban: “Yo no creo que la solución de los problemas sociales esté en seguir la lucha entre el capital y el trabajo. El problema social se resuelve de una sola manera: obrando conscientemente para buscar una perfecta regulación entre las clases trabajadoras, medias y capitalistas, procurando una armonización perfecta de fuerzas, donde la riqueza no se vea perjudicada…”.
Para concluir dejando claro de qué lado estar: “Se ha dicho, señores, que soy un enemigo de los capitales, y si ustedes observan lo que les acabo de decir no encontrarán ningún defensor más decidido que yo, porque sé que la defensa de los intereses de los hombres de negocios, de los industriales, de los comerciantes, es la defensa misma del Estado”.
Como señala una interesante nota de el DiarioAR(2), el Perón librado a sus instintos era el Perón del discurso de la Bolsa de Comercio. Con su ideología de conciliación de clases que se demostró reaccionaria al tratarse de intereses opuestos, antagónicos.
El peronismo ha despertado siempre polémicas. Hoy se cuestiona incluso si este gobierno o el de Menen lo son. La derechización del gabinete de Alberto y Cristina, así como el de Kicillof, la justifican en que necesitan hacer más “peronistas” a estos gobiernos. Y ponen en el centro a los gobernadores e intendentes del PJ, responsables del ajuste.
Por aquellas tres banderas aún pendientes
Hoy hay quienes dicen “yo soy peronista, pero no de este gobierno. Ya no hay peronistas en los gobiernos”. Es entendible que lo vean así porque las banderas de justicia social, soberanía política e independencia económica hoy solo las levanta la izquierda. Lo que hace necesaria la confluencia de ese activismo y los sectores que reivindican esas banderas del peronismo, junto al Frente de Izquierda y el MST que batalla por esa amplitud, si queremos superar la catástrofe social.
Porque lejos de todo planteo antiimperialista como el “Braden o Perón” de 1945, el gobierno actual -como antes Menem o Kirchner-, negocia con los Braden de hoy: el Tesoro y la banca yanqui, y un repudiado FMI para pagarles la fraudulenta deuda que nos cargó el macrismo y anteriores gobiernos.
Hasta Cristina se reconoce “pagadora serial” de la deuda y dijo varias veces como Perón: “Éstos son malos capitalistas. Conmigo había capitalismo. No me jodan más con el capitalismo, yo soy mucho más capitalista que ellos”, comparándose con Macri. Así y más allá de todo relato, este es el derrotero histórico del PJ, con cúpulas enfeudadas o provenientes de las filas del capital.
Eso explica que, a 76 años de aquel 17 de octubre, la CGT y las CTA se alineen descaradamente con Alberto, Cristina y el PJ. Porque la crisis es tal que los privilegiados cierran filas para mantenerse, aún a costa del pueblo trabajador. Y apenas si frenan la crisis del Frente de Todos, que otra derrota puede agudizar, poniendo en cuestión su mandato.
Con esta nota queríamos aportar al debate y significado de Perón. Pero lo importante es ver si esas banderas que le dieron origen, encuentran hoy en la unidad con la izquierda un nuevo emergente y movimiento político que de salida a la crisis, en clave anticapitalista. Al servicio de los trabajadores y no de los ricachones y el imperialismo.
Desde el MST entendemos que sí, al llamar a decirle chau al FMI, a un frente de países deudores y a no pagar la deuda externa, sino la interna. Al combatir el extractivismo para decidir soberanamente sobre nuestros bienes comunes. Al luchar por impuestos progresivos y permanentes a los ricos para aumentar salarios y jubilaciones, garantizar trabajo genuino, salud, educación. Sumate con el MST en el FIT Unidad para luchar por hacerlas realidad.
1. El 25 de agosto de 1944.
2. ¿Está muriendo el peronismo?, 10 de octubre, elDiarioAR.