Autonomía o confluir con Juntos¿A dónde va la derecha liberal?
Milei y Espert lograron cinco diputados nacionales. Hasta ahora son un fenómeno metropolitano, pero se pueden extender. El oficialismo peronista los sobrevalora para ningunear el avance del otro polo: la izquierda. A su vez, estos derechistas se hacen guiños mutuos con Macri, Patricia Bullrich y JxC. Un primer análisis.
Escriben: Nicolás Zuttión y Pablo Vasco
El 14 de noviembre, los liberales/libertarios tuvieron un crecimiento electoral notable. Este fenómeno político, además de las causas sociales de su aparición, tuvo un enorme respaldo de los medios masivos de comunicación. El ejemplo más palpable es el de Milei, uno de los candidatos con más tiempo al aire.
Como ya lo señalamos en notas previas, el surgimiento de estas fuerzas de derecha-ultraderecha se apoya en dos elementos: la profunda crisis económica y social del país, más el desgaste de este régimen político de dos alianzas capitalistas. Con diferentes armados, el PJ-Frente de Todos y Juntos-UCR vienen gobernando el país desde el estallido de 2001 hasta hoy y son responsables de la decadencia. Ante el hastío popular que esto genera, la burguesía, como una variante de reaseguro, habilita la aparición -o reaparición1- de estos «liberales-libertarios» que aprovechan ese hartazgo y lo contienen por derecha.
Defensores a ultranza del sistema capitalista y el liberalismo, esta gente es asimismo el reflejo local de una tendencia más global, frecuente en todo período de crisis profunda: la polarización social y política hacia ambos extremos. En Latinoamérica, los niveles de desigualdad social, pobreza, desempleo, endeudamiento y falta de oportunidades son componentes estructurales. Si le sumamos la demagogia de las fuerzas políticas mayoritarias, se abre espacio para formaciones políticas más radicales a derecha, como Bolsonaro en Brasil o el «republicano» José Antonio Kast en Chile.
No obstante, aunque aquí los llamemos «fachos», y sin minimizar que son un peligro antidemocrático porque su discurso alienta ataques violentos contra la izquierda2, estas corrientes son más abiertamente fascistas en los países imperialistas que en el resto del mundo. Es que en Europa o los EE.UU., ante la crisis recurrente, sectores de su poderosa clase media temen perder sus privilegios, se desesperan y giran bien a la derecha, tomando con odio como chivo expiatorio a la clase trabajadora, la inmigración, el ambientalismo y la diversidad sexual y de género.
La votación de los «libertarios»
Tanto La Libertad Avanza como Avanza Libertad, los armados políticos que lideran Javier Milei y José Luis Espert respectivamente, crecieron en votos desde las PASO a las elecciones generales. En el caso de Milei en Capital, subió del 13,7% al 17%, logrando dos bancas en Diputados. En la Provincia de Buenos Aires, el partido de Espert trepó del 4,7% al 7% y así consiguió tres bancas nacionales, tres provinciales, varios concejales y pasó a ser también tercera fuerza.
Este espacio de derecha con ciertos tintes de ultraderecha dio un batacazo el 14N sólo en esos dos distritos, pero a la vez son los principales del país y una vidriera política nacional. Los sectores afines o similares a Milei-Espert se presentaron con listas propias o frentes propios en Córdoba, por ejemplo, pero allí apenas superaron el 2%. También lo hicieron en Misiones, Tierra del Fuego, Corrientes y Mendoza, en tanto que en estas dos últimas provincias y en Chaco, además, otro sector liberal participó en la interna de Juntos por el Cambio. Es decir, pueden tener proyección nacional.
Si bien sus votos socialmente provienen en buena medida de jóvenes de clase media acomodada, también sacaron una buena votación en capas más populares, como su 20% en Villa Lugano, Villa Soldati y Parque Avellaneda. El largo período sin clases en las universidades y colegios contribuyó a la despolitización de un importante sector juvenil, en el que cayeron simpáticas ciertas poses «rebeldes» de Milei.
Algunos sectores del Frente de Todos y también el Nuevo MAS de Manuela Castañeira hacen una lectura unilateral e interesada de los resultados electorales. Con tal de ocultar su propio fracaso, caracterizan que hubo un «giro conservador» en el electorado. Insistimos en que ese análisis es muy equivocado.
Aprovechando la desconfianza y la bronca contra la «casta política» y su imagen de rebeldía, esta derecha liberal-libertaria ha crecido, por cierto. Pero es la contracara del positivo avance, en el polo diametralmente opuesto del arco político, del Frente de Izquierda Unidad. Aumentamos nuestros votos, nuestras bancas, entramos a varios concejos deliberantes municipales y somos la tercera fuerza política nacional. A la hora del balance concreto, entonces, decir sólo media verdad es decir una mentira completa.
Los «defensores de la libertad», aparte de Milei y Espert, también sumarán como diputados nacionales a Victoria Villarruel, Carolina Píparo y Hugo Bontempo. Villarruel preside el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv) y es negadora del genocidio y el terrorismo de Estado. Píparo es conocida por su impulso a la mano dura policial, tras la desgraciada pérdida de un embarazo por un asalto.
Así como no traen ninguna novedad en materia económica salvo más ajuste, entrega al FMI y precarización, ya que adhieren al modelo de la de la triple M (Martínez de Hoz, Menem y Macri), tampoco innovan en otros rubros. Más bien es todo un espacio conservador, defensor del capitalismo; negacionista de la dictadura militar, de los derechos humanos y hasta del cambio climático, partidario de la represión a los conflictos sociales y enemigo de los derechos de las mujeres y disidencias. De libertarios en el buen sentido de la palabra, nada.
Perspectiva de casta
Ni Milei, ex empleado parlamentario del genocida Antonio Bussi, ni Espert, aunque se presenten como «anti-casta» política, dejan de pertenecer a ella. Es más: es muy probable que su integración al sistema institucional e incluso a un armado conjunto con el macrismo en miras a las elecciones presidenciales del 2023 sea más temprana que tardía. Por lo pronto ya se pronunciaron a favor de un acuerdo con el FMI, votación en la que sólo el FIT Unidad propondrá el rechazo.
El coqueteo de Espert para formar parte de la interna bonaerense de Juntos no cuajó esta vez, pero sí es probable a futuro. Lo mismo el minué de elogios mutuos de Milei con Patricia Bullrich y con Macri, a quien el liberal no consideró parte de la «casta» que tanto critica. Y nadie puede descartar una alianza PRO-liberales para competir con la reciclada UCR en una casi segura interna presidencial de la centroderecha.
Si bien con los resultados electorales hoy el panorama muestra cuatro fuerzas políticas que van a intervenir en el Congreso y en la realidad del país3, no es de descartar que, a partir de los puentes que los liberales fueron tendiendo con los «halcones» del PRO y viceversa, terminen subsumidos como colectora en la interna de Juntos contra los radicales y las «palomas» que encabeza Larreta.
Más allá de la concreción o no de esta hipótesis, es tarea del FIT Unidad desenmascarar a estos derechistas y reaccionarios en el Congreso y sobre todo en las calles y entre la juventud. Lejos de defender alguna libertad real, estos próximos meses y años ayudarán a demostrar que en realidad defienden lo peor de este sistema capitalista, extractivista y patriarcal y que, en pactos explícitos o secretos con Juntos y el Frente de Todos, están en la vereda opuesta a la del pueblo trabajador, las mujeres y la juventud.
1 Durante los años 80 y los 90 existió la Unión de Centro Democrático (UCD), un partido liberal y gorila liderado por Álvaro Alsogaray, que en la Capital Federal orilló el 9% de los votos. Tiempo después fue absorbido por el menemismo.
2 Como el que sufrimos días atrás en nuestro local partidario del barrio porteño de Caballito u otros similares contra locales del PTS, PO e IS.
3 Peronismo, macrismo, izquierda y liberales.