Alejandro Bodart: «Se necesita una organización internacional de los socialistas revolucionarios»
¡Viva el 1º de Mayo! ¡Viva la clase obrera, compañeros y compañeras! Hace pocos días, la vicepresidenta Cristina Kirchner volvió a decir algo que dice cada tanto: que para ella el capitalismo es el mejor sistema que ha existido. No hay grieta ni con Fernández, no hay grieta con Macri en este tema, no hay grieta con Milei: todos defienden este sistema capitalista podrido.
Ahora desde esta plaza le queremos preguntar a la vicepresidenta qué es lo que le gusta tanto del sistema capitalista. ¿Le gusta que cada vez un puñado, un pequeño puñado de ricachones acumulen toda la riqueza que producimos el conjunto de la humanidad, mientras las mayorías pasan hambre, les falta trabajo o si lo consiguen lo hacen en la máxima precariedad? ¿Qué le gusta del sistema capitalista? ¿Que destruyan los bosques, los glaciares, que se contaminen los ríos, que se contaminen los mares? Porque a eso nos está llevando el sistema capitalista. ¿Qué le gusta? ¿Los genocidios que se producen en todo el mundo para garantizarles la ganancia a esos pocos? ¿Qué le gusta? ¿El genocidio que se hizo en Argentina para cuidar que el sistema se mantenga y que llevó a la muerte a 30 mil compañeros y compañeras? ¿Qué le gusta? ¿Que siga el patriarcado y la opresión y la superexplotación sobre la mujer trabajadora? Porque eso es lo que banca el capitalismo. ¿Qué le gusta? ¿Las guerras fratricidas que pagan los pueblos y los trabajadores con sangre para garantizar los intereses imperialistas? ¿Eso le gusta?
Que no nos haga el verso de que el capitalismo permite la democracia. Esta es la democracia de los ricos, que cuando les conviene llaman elecciones y, cuando no, ponen al frente a dictadores. No. compañeros y compañeras: no hay capitalismo humano, no tiene reforma alguna el capitalismo. Los trabajadores tenemos que trabajar incansablemente para destruir este sistema antes de que el sistema nos destruya a nosotros, antes que destruya la vida, destruya el planeta.
Pero el capitalismo es un sistema mundial. No lo podemos destruir desde un solo país. Al capitalismo lo vamos a destruir cuando tengamos la fuerza suficiente para llevar adelante una profunda revolución socialista en nuestros países, pero esencialmente en el mundo entero. Porque no hay socialismo en un solo país: o el socialismo será mundial o no será. Tenemos la triste experiencia de la Unión Soviética, donde lamentablemente el triunfo de los trabajadores con la dirección de Lenin y Trotsky terminó retrocediendo porque la revolución mundial no avanzó.
Ahora bien, para hacer la revolución socialista a nivel internacional se necesita una organización internacional de los trabajadores, de los socialistas revolucionarios. Así como en cada país tenemos que construir partidos y unirnos los revolucionarios para enfrentar al capital, más que nunca tenemos que unirnos y trabajar para construir una organización internacional de los trabajadores. Porque si no construimos una organización internacional no vamos a poder derrotar al imperialismo y al capitalismo, a los patrones que se unen para superexplotarnos. Y entre nosotros tenemos que abrir un debate sobre cómo construimos una gran organización internacional, cómo construimos en este momento, en este cambio de etapa que estamos viviendo, una organización para las enormes luchas que se vienen, para los procesos revolucionarios que van a venir. Porque de la putrefacción del capitalismo, la clase obrera se va a levantar para luchar. Pero sin dirección revolucionaria, esas luchas enormes van a terminar lamentablemente en nuevos fracasos. Cómo construimos una nueva y gran organización internacional.
En primer lugar, creemos que tenemos que tener un espíritu crítico sobre nosotros mismos. Los revolucionarios tenemos que discutir que las organizaciones que hemos logrado construir con mucho sacrificio desde la posguerra para acá, que han jugado un rol fundamental para que la bandera del socialismo revolucionario no se pierda en la mugre del estalinismo, ya no bastan para poder hacer frente a los desafíos que tenemos por delante. Tenemos que discutir que fue muy valioso que se construyeran organizaciones internacionales alrededor de un partido, aunque sean pequeñas, pero que también eso ya no va más. Eso fue para una etapa que ha concluido. En esta etapa que se abre necesitamos discutir cómo hacemos para construir organizaciones revolucionarias grandes a partir de unir las distintas tradiciones que a lo largo y ancho del mundo se han ido construyendo. Nadie tiene la verdad revelada, no hay ninguna dirección internacional ni nacional que tenga el peso y el prestigio suficiente para decir «yo soy la dirección que hace falta». Ninguno de nosotros ha dirigido prácticamente nada en el mundo. Pero eso no quiere decir que no podamos construir una gran organización internacional, si somos autocríticos, si nos abrimos a trabajar con otras tradiciones, si aprendemos a convivir con matices y diferencias.
Tenemos un programa: el programa de transición, el programa de la revolución socialista. Pero necesitamos un método nuevo, sin burocratismo, sin sectarismos, un método que nos permita escucharnos entre todos nosotros. Si tenemos la capacidad de escucharnos, si tenemos la capacidad de entender que el otro compañero no es un enemigo, sino que tiene distintas ideas y que solo vamos a avanzar colectivamente, podemos poner en pie una fuerte organización internacional que nos permita ver una luz al final del camino. Desde la Liga Internacional Socialista estamos abiertos a hablar con todos los compañeros, con todos los grupos revolucionarios, con todos aquellos que quieran reagrupar fuerzas para darle batalla en el corazón al capitalismo, que no es sólo una lucha nacional, sino que es una lucha mundial.
Y para terminar, tenemos matices sobre lo que está pasando. Y no es malo tener matices: de ese choque de ideas seguramente va a salir una idea más fuerte, más justa, más cercana a la realidad. En Ucrania tenemos matices, pero los matices yo creo que no pueden impedir que sea la izquierda revolucionaria argentina la que encabece una gran movilización contra la guerra. Tenemos que discutir, pero tenemos que ponernos de acuerdo en que tiene que ser la izquierda revolucionaria la que movilice en este país contra la guerra, y entre nosotros seguir discutiendo.
Estamos convencidos que no le podemos dar la espalda a la lucha por la autodeterminación del pueblo ucraniano. Y eso no significa darle apoyo ni a Zelensky ni a ninguno de los que detrás suyo trabajan para que sea la OTAN y el imperialismo occidental los que se adueñen de Ucrania. No, compañeros. Pero no podemos dejarlos solos, porque una derrota va a fortalecer a ese nuevo imperialismo naciente que está detrás de Rusia y que junto con la OTAN nos pueden llevar en cualquier momento a una tercera guerra mundial que puede poner en debate el futuro de la humanidad. Compañeros, sigamos discutiendo, pero juntos, unificadamente, salgamos a las calles para ser nosotros los que vayamos a la vanguardia de la pelea contra esta guerra fratricida que el imperialismo está llevando adelante.
Compañeros, nuevamente: ¡Viva el 1º de Mayo, día internacional de las y los trabajadores! ¡Viva el programa de la revolución socialista! ¡Viva la Cuarta Internacional! Gracias, compañeros, compañeras.