Guzmán, Batakis, CFK y la política atada al Fondo. Todos a derecha, menos la izquierda
Las últimas semanas estuvieron cruzadas por crisis política en el gobierno, renuncias, asunciones y giros políticos de su principal referente, Cristina Fernández de Kirchner. ¿Hacia dónde apuntan sus últimas propuestas? ¿Hacia dónde va el gobierno? ¿Unifica criterios con la oposición de derecha? Comprender lo que pasa es vital, para realzar la necesidad de que la izquierda con el FIT Unidad dé un salto hacia adelante y sea para millones, una alternativa opuesta a todo el arco político del sistema.
Escribe: Sergio García
Como si no fuera uno de los principales responsables del desastre económico que vive el país, de atarnos al Fondo junto al gobierno que representaba, en su carta de renuncia Martín Guzmán se hizo el distraído. Con tono emotivo, se dirigió al presidente hacia el final de su escrito diciendo que se iba «con la profunda convicción y la confianza en mi visión sobre cuál es el camino que debe seguir la Argentina…» En la realidad, la mayor y notoria convicción de Guzmán fue aplicar un fuerte ajuste y hacer bien los deberes que el directorio del FMI le pedía. Obediente a esos expoliadores de países dependientes, que para hacer sus negocios necesitan de funcionarios del nivel de entrega del renunciante ministro.
La salida de Guzmán lógicamente fue un golpe político al presidente, que al segundo de perder su ministro estrella quedó debilitado al máximo. Se ingresó así en horas de debates y decisiones, que no pudo tomar sin el aval del massismo y sobre todo de la vicepresidenta, a quien tuvo que llamar luego de mucho tiempo, para tener su apoyo a la nueva designación en Economía. Sin el visto bueno de CFK, Batakis no sería hoy la ministra.
Se abrió así un nuevo momento en el gobierno que, en medio de su debilidad, por la vía de los hechos tiene que intentar ámbitos de consenso: la famosa mesa tripartita (AF, CFK y Massa) donde tratan los temas centrales. Así, Alberto Fernández pasó en poco tiempo de querer su reelección y decir «yo tomo las decisiones», a no poder hablar del 2023 y tener que decidir, sí o sí, todo con CFK. En tiempos de crisis, la política en las alturas da giros acordes a la magnitud del desastre que ocasiona.
De Guzmán a Batakis, siempre el FMI
La llegada de la nueva ministra no evitó las turbulencias en la economía: se mantuvieron a fuerza de un dólar paralelo en ascenso y una inflación que no frena. La desconfianza del mundo económico es otro factor de los negociados diarios. El último fin de semana, el presidente y su nueva ministra, con aval del frente de gobierno, se reunieron para planificar los anuncios de este lunes. Algo había que decir y proponer antes de que abrieran los mercados.
Aunque no nos sorprende por el pasado ajustador de Batakis en Buenos Aires, no deja de ser increíble que la ministra que supuestamente llegó para tratar de superar el fracaso de Guzmán, termine anunciando las mismas recetas del fallido ex ministro. Peor aún, más acelerada en sentido del ajuste y los designios del FMI. No solamente mantuvo el mismo rumbo, lo profundizó aclarando que no se gastará un peso más en los presupuestos y además que se congelan los nombramientos de vacantes y personal en el Estado, así, entre otras cosas, quedarán esperando su pase a planta más de 30.000 trabajadores estatales; ajuste puro se llama. Para envidia de Milei y Cavallo, Batakis detalló y propuso la receta neoliberal más ortodoxa, esas que a Georgieva le dan ganas de aplaudir y a nuestro pueblo ganas de enfrentar. Así las cosas, entraremos a un nuevo momento de mayor conflictividad social ¿Qué duda cabe?
CFK y los nuevos anuncios
La situación más incómoda por estos días es la posición de la vicepresidenta y toda la dirigencia del kirchnerismo, quienes vienen desde hace tiempo criticando a Guzmán y su acuerdo con el Fondo. Aunque la realidad es que nada hicieron por impedirlo realmente, y ese ajuste y el acuerdo que denunciaban siguió y sigue su curso.
Y ahora se encuentran, en particular CFK, reconstruyendo su poder dentro de las decisiones de gobierno. Con una ministra que, con su aval en la designación, propone un rumbo económico bajo los designios del FMI similar al que ella criticaba, y profundizándolo aún más a gusto del stablishment. ¿Salió entonces CFK rápidamente a criticarla? Para nada. Pasaron días desde los anuncios, y el silencio desde la vicepresidenta y su entorno tiene bastante parecido a la complicidad y al acompañamiento, evitando hacer críticas. Los anuncios trajeron revuelo y algunas voces de sectores sociales del Frente de Todos pidiendo medidas redistributivas, y anunciando que posiblemente preparen algunas acciones, algo que, si bien evidencia que la crisis sigue, está muy lejos de ser lo que hace falta: la convocatoria a un verdadero plan de lucha y paro nacional contra todo el plan de ajuste. Ahora bien, entre el silencio de la vicepresidenta y las críticas parciales de algunos dirigentes, sin romper con el gobierno, no se trastoca el acuerdo alcanzado por arriba y que actúa contra los de abajo. Acuerdo que hoy determina el rumbo del gobierno, veremos hasta cuándo.
El verdadero giro de CFK
Para comprender lo que acontece por estos días, hay que ver la evolución de los planteos cristinistas del último período. La vicepresidenta semanas atrás sorprendió a todos cuando dijo que el Estado debe recuperar el control de toda la asistencia social y de los llamados «planes sociales». ¿Qué propone en concreto? Una medida regresiva a favor de lo peor de los punteros del aparato del PJ, gobernadores e intendentes. Y propone lo mismo que Larreta o Bullrich quieren, porque si ellos ganaran en el 2023, también querrán que sus propios punteros controlen todo.
¿Y por qué propone esto CFK? Sucede que, en medio de la brutal crisis en curso, busca mostrarse confiable para sus aliados internos del PJ tradicional, como la referente que correrá del medio a los movimientos sociales. Y busca darle también un mensaje tranquilizador a la gran burguesía que pide más control de la calle y menos gastos sociales desde el Estado.
No es casual que, a la semana siguiente de esta propuesta, insistió con la necesidad de un diálogo nacional, reivindicó su reunión con el derechista Melconian y desde El Calafate elogió la participación de Wado De Pedro en la Convención Interamericana del Comercio y la Producción. Allí su delfín propuso acordar un modelo productivo con los más grandes empresarios y con Juntos por el Cambio. Nada menos que un acuerdo y consenso con lo peor del poder político y económico del país. Es en medio de este giro político que se llama al silencio con los nuevos y profundos anuncios de ajuste, y como puede verse, no es por casualidad, sino a consecuencia de sus necesidades políticas.
A vos que esperabas otra cosa
Y sí. No debes ser la única o el único que esperaba, quizá, otros cambios, otro camino, que ya los esperaste cuando se fue Macri en 2019. Pero los cambios verdaderos y de fondo nunca llegaron. Y tal vez ahora que el kirchnerismo venía criticando el rumbo de Alberto Fernández, esperabas señales de cambio. Sin embargo, los mismos no llegan ni llegarán. Porque priman los acuerdos por arriba de toda la cúpula del Frente de Todos. Y porque en esta crisis se evidencia una vez más, como sucede al menos desde la década del ‘70 hasta nuestros días, que no hay ninguna posibilidad de cambiar por dentro ni al PJ ni al frente de gobierno que el PJ conduce.
El Partido Justicia es un sostén fundamental del régimen burgués argentino y, por lo tanto, jamás encabezará cambios que cuestionen su estructura capitalista de dominación y de fabulosas ganancias privadas. Su rol, detrás de los discursos, es garantizar que esa estructura de clase y desigual funcione, adaptada a los nuevos tiempos, pero que no se la cuestione. Por eso, tras cada debate y crisis interna, al final del túnel hay más PJ, más poder tradicional, más verticalismo y ninguna decisión colectiva ni de confrontación con el poder económico y financiero.
Por eso, a vos que escuchaste a Batakis decir que vamos derecho hacia la aplicación del plan del FMI, te invitamos a enfrentar ese camino, a luchar en la calle para derrotar ese ajuste y para exigir más soluciones reales. Te invitamos también a dar un paso en la lucha política, y a que ese paso lo des hacia la izquierda y por fuera del Frente de Todos, que en realidad es ya un frente de co-gobierno con el FMI y sus directivas, ahora con CFK como parte de esas decisiones de gobiernos consensuadas.
Solo la izquierda
En el título de este trabajo decíamos que están «todos a derecha, menos la izquierda». Y en ese juego de palabras quisimos evidenciar un hecho de la realidad; cómo vemos hoy que todo el arco político, incluido el kirchnerismo, se mueve a derecha en la crisis, sin sacar los pies del juego económico del régimen capitalista y semicolonial, bajo mandato del Fondo.
Porque ya la situación se torna insostenible, y si este gobierno no se soporta más, menos que menos es solución la derecha retrógrada de Juntos por el Cambio o el liberfacho de Milei, todas expresiones a favor del poder concentrado y motorizadores de un país ordenado económica y socialmente a favor de las clases dominantes.
Una vez más, como en toda gran crisis, sale a la luz que solo la izquierda, encabezada por el Frente de Izquierda Unidad, levanta la voz contra ese rumbo de entrega. Como volvimos a demostrarlo el pasado 9 de Julio, cuando llenamos la Plaza de Mayo y todas las plazas del país en unidad con otros sectores sociales, de DDHH. Mientras sectores sindicales como las CTA´s, o sectores políticos como Patria Grande o la CCC, que vienen apoyando al gobierno, ahora ya no pueden seguir explicando algo a todas luces inexplicable: ¿hasta cuándo van a seguir en un frente de gobierno de ajustadores y aplicadores del proyecto del FMI? Si fueran coherentes, deberían romper y convocar seriamente a derrotar en la calle todo este plan de ajuste del FMI. Ya no tienen lugar para la indecisión, o simplemente seguirán haciéndole el juego a la aplicación del plan del FMI.
En la crisis las visiones se polarizan porque no hay lugar para tibiezas ni medidas superficiales. Esa lógica de la realidad lleva a todas las fuerzas que defienden el sistema, a terminar en el fondo del camino unidas con una propuesta de ajuste, porque razonan desde el punto de vista burgués de ordenar los números sin salirse del marco de las instituciones imperialistas y negociando con las corporaciones internacionales y locales.
Y, en el otro polo del mundo político solo queda la izquierda anticapitalista y socialista, la única con un programa de ruptura con el modelo actual, la única que apoya e impulsa las luchas sociales en curso. Y dentro de este polo es evidente que el Frente de Izquierda Unidad, con sus fortalezas y debilidades a cuestas, es la voz política mayor y articuladora. Es el frente que hay que valorar y defender en la perspectiva de ir ganando cada vez más trabajadores y jóvenes para la lucha por un cambio de fondo, por una salida de las y los trabajadores y el socialismo.
Con el Frente de Izquierda y el MST
Hay otro camino, que no te vendan que no es así. En verdad podemos y tenemos que pelear por otro plan alternativo y por cambios de fondo que terminen con toda esta situación de entrega, ajuste y FMI. Y esta pelea, que es difícil pero no imposible, solo la podes hacer con nosotras y nosotros. Con quienes estamos convencidos que podemos hacer cambios estructurales y no tenemos ningún compromiso político y económico con el sistema capitalista.
Es por eso que, en esta crisis política y económica, y con un programa que incluye la ruptura con el FMI, el no pago de la estafa de la deuda, la nacionalización de la banca y el comercio exterior entre otras medidas claves te invitamos a sumarte al MST en el Frente de Izquierda Unidad. Porque es la hora no solo de luchar por nuestros derechos sociales, lo cual es muy necesario y urgente, sino sobre todo la hora de fortalecer una herramienta política anticapitalista, socialista y profundamente internacionalista, que se organice y se la juegue para garantizarlos realmente y corte de raíz con los privilegios de los dueños del decadente sistema capitalista.
Y no vamos a poder ganar esta pelea de fondo ni lograr que alguna vez gobernemos las y los trabajadores, si no tenemos una herramienta política que sea de miles y miles y luche con todas sus fuerzas por ese objetivo. Es la hora de plantarse, de jugarse entero, de estar en cada lucha, en cada fábrica, en cada barrio, facultad y colegio construyendo una gran alternativa política unitaria como el FIT-U y un partido revolucionario y socialista como el MST. Porque también dentro del Frente de Izquierda hay que fortalecer las ideas que ayuden a postular el frente y transformarlo sin sectarismos en una alternativa de poder para la clase obrera, los sectores populares y la juventud.