Haití: en un escenario de catástrofe. Entre la movilización popular y las amenazas de intervención imperialista
La situación económica, social y sanitaria en Haití muestra un escenario trágico. Los servicios sanitarios se encuentran colapsados ante una nueva epidemia de cólera. Las bandas armadas, amparadas por el gobierno y las distintas facciones del poder, actúan contra la movilización y la organización independiente, las masas populares redoblan la movilización exigiendo la renuncia de Ariel Henry y rechazando la intervención que discute el imperialismo.
Escribe: Martín Carcione
Quizás por ser el primer país que se liberó en el continente, allá por 1804, quizás por la radicalidad de sus líderes independentistas y su poderoso movimiento negro, quizás por nunca doblegarse a los mandatos imperialistas y provocar rebeliones masivas, la saña de las potencias y sus lacayos episódicos con Haití siempre ha sido violenta y sistemática.
Los últimos meses, la combinación entre la crisis económica, un violento terremoto y el estallido de una rebelión que enfrenta las consecuencias de ese desastre ha colocado nuevamente a este pequeño pero combativo país en la zona roja de las noticias internacionales y tiene a los principales organismos transnacionales y a países como EEUU y Canadá discutiendo la necesidad de intervenir militarmente. Si bien fue Ariel Henry, el presidente de facto, quien solicitó la intervención en primer término, el jueves 27/10 el Secretario de Estado Yanqui, Antony Blinken y la Ministra de asuntos exteriores de Canadá, expresaron formal y públicamente su intención de construir una intervención coordinada con otros países.
La amenaza cobra fuerza y peso en la realidad y, a pesar de las dudas producto de su propia debilidad y la situación de polarización que existe a nivel internacional, EEUU lejos está de querer una rebelión triunfante en lo que sigue considerando su propio patio trasero y busca los medios para tomar el control en la región.
Buenos y malos, imperialistas y «revolucionarios», con los pueblos o contra ellos
La situación internacional plantea una interconexión como nunca se vio, cada conflicto, cada expresión de la lucha de clases está teñida por las tendencias de la crisis económica global y la polarización social. La invasión imperialista de Ucrania por parte de Rusia ha profundizado las tensiones y cualquier intervención armada hoy se mide teniendo en cuenta ese marco.
Sin embargo, que existan tensiones y disputas interimperialistas no implica que alguno de estos «bandos» represente un apoyo para los pueblos en lucha. Más bien lo que representa son sus propios intereses y los de su bloque, por eso, mientras algunos sectores pretenden forzar algún alineamiento con Rusia para contraponer a los intentos intervencio-nistas de EEUU, no tienen más que mirar la situación en Ucrania para entender que, como lo dice una vieja canción «cuándo se enfrentan la KGB contra la CIA, gana al final la policía» y podríamos agregar, nunca los pueblos.
Hay una ubicación que debe marcar el curso de la solidaridad internacional, con el pueblo de Haití, con su rebelión y contra cualquier sector que actúe contra esto.
Si en lugar de poner la lupa directamente en los imperialistas, pusiéramos el foco en sus «socios» regionales, veremos que la situación no es muy diferente. Sin ir más lejos, la última incursión armada contra Haití tuvo como vanguardia tropas de Brasil, Bolivia, Argentina y Uruguay (entre otros países) en aquellos años gobernados por los autodenomina-dos progresistas. Esperar una actitud diferente en el presente, cuando de progresismo solo queda el pasado difuso, es actuar para confundir al movimiento de masas.
Los gobiernos del continente hacen fila para sacarse fotos con los funcionarios yanquis, aplican ajustes brutales al servicio de acuerdos con el FMI y reprimen con violencia cualquier disidencia y expresión de movilización. Para comprobarlo no hay que hacer más que dar una vuelta por las calles de Santiago de Chile o Buenos Aires, de Sao Pablo, la Paz o Lima donde el propio Castillo ha llamado también a la intervención de los organismos internacionales.
Como muestra de la actitud del conjunto basta conocer el punto 32 del acuerdo alcanzado en la CELAC, reunida en Buenos Aires y frente a la cual la LIS junto a otras organizaciones realizó una importante acción de solidaridad por Haití:
«Reafirmaron lo expresado en la «Declaración Especial de la CELAC sobre la necesidad de brindar apoyo a la República de Haití por sus implicaciones para la paz y seguridad en la región» adoptada el 19 de septiembre de 2022. En tal sentido, reiteraron su profunda preocupación por el progresivo deterioro de la situación de seguridad pública y humanitaria en la República de Haití, a la vez que reconocieron la necesidad de alcanzar consensos regionales y extra regionales que, con la anuencia y participación de Haití, permitan brindarle apoyo para enfrentar la proliferación del crimen organizado, combatir el tráfico ilícito de armas y el fortalecimiento de la seguridad ciudadana. Asimismo, destacaron los esfuerzos subregionales, regionales e internacionales de acompañamiento al proceso de diálogo entre el gobierno y los distintos partidos políticos e instituciones de la sociedad haitiana con el objetivo de trazar una hoja de ruta que les permita salir de la compleja crisis que les aqueja.»
¿Alguien sinceramente puede creer que viendo lo que hacen en sus propios países, estos gobiernos y los gobiernos de la Comunidad Europea (muchos de los cuales dejan morir en el mar a los migrantes) tendrán alguna acción de ayuda para con Haití? Difícil.
Construir solidaridad internacional desde los pueblos
Desde el MST en el FITU, sección argentina de la Liga Internacional Socialista, venimos desarrollando una importante actividad de coordinación para que se exprese una voz solidaria e independiente en apoyo al pueblo haitiano. Impulsamos en unidad de acción una protesta frente a la cumbre de la CELAC y una movilización a la embajada yanqui en Buenos Aires este 2 de noviembre.
El internacionalismo no es un principio abstracto, sino una necesidad de las y los trabajadores, los pueblos y la juventud para enfrentar los planes del imperialismo y sus gobiernos cómplices y la violencia que implican. Desde el MST en el FITU y la LIS seguiremos trabajando para desarrollar una fuerte voz continental en apoyo al pueblo haitiano, su rebelión y su derecho a auto determinarse sin injerencia extranjera de ningún tipo.