8 de Marzo. Volvamos a llenar las calles por nuestros derechos
Es sabido que la situación de las mujeres y disidencias se sigue agravando porque toda crisis económica nos golpea más fuertemente. Somos miles quienes nos vemos afectades producto de los ajustes que a nivel mundial se llevan a cabo para garantizar las ganancias de este sistema capitalista, machista y patriarcal. Sistema que no garantiza la vida de la mayoría, y pone en peligro el planeta en el que vivimos, generando el mayor ecocidio de la historia. Pero también, somos miles quienes salimos a enfrentar estas políticas. Desde las movilizaciones en Irán a partir del asesinato a Mahsa Amini, hasta la actual rebelión de nuestro hermano pueblo peruano.
Las trabajadoras, ocupadas y desocupadas, vemos con alarmante preocupación la feminización de la pobreza y el crecimiento de la brecha salarial. En Argentina, la brecha salarial en 2022 alcanzó el 27%. Los sectores más feminizados, como por ejemplo la docencia o la enfermería, venimos llamando a paros, luchando por el reconocimiento profesional y el aumento salarial, por ejemplo. Pero las burocracias sindicales intentan desmovilizar, aceptando el 60% de techo paritario impuesto por Massa y el FMI. Vuelven a ser serviles al ajuste del gobierno nacional pactado con el Fondo Monetario al servicio de cumplir los pagos de una ilegal, ilegítima y fraudulenta deuda externa, dejada por los anteriores gobiernos. Ante esto, tenemos que exigir que se llame nuevamente a un paro y acción, como en otros años. Si nuestras vidas no valen, que produzcan sin nosotres.
Tradición de lucha tenemos. Lo demostramos en las enormes movilizaciones, visibilizando la violencia de género y logrando la sanción de la Ley de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo o la Ley de Cupo Laboral Travesti-Trans. Sin embargo, muchas de estas leyes que conquistamos luchando, terminan siendo letra muerta o terminan en peligro, producto de los sectores oficialistas que llaman a desmovilizar para lograr una supuesta “paz social” con los sectores más reaccionarios.
La avanzada de los sectores pro-eclesiásticos y anti derechos, por ejemplo, está evitando que en muchas provincias del país se cumpla la IVE. Incluso ahora, la Corte Suprema de Justicia reabrió un debate ya saldado con la Ley sobre el estatus jurídico de los embriones no implantados. Una aberración, pero con un claro guiño derechoso.
Es este mismo guiño el que permite que se quiera avanzar contra la ESI en las escuelas. O que Juntos por el Cambio, primero en la Ciudad de Buenos Aires, y después en el resto del país, haya intentado avanzar contra la utilización del lenguaje inclusivo. Por eso tenemos que volver a pronunciarnos y exigir la separación de la Iglesia Católica, y de todas las iglesias, del Estado. Que se terminen los subsidios y las injerencias en nuestra educación y en nuestros cuerpos.
Los femicidios y los trans-travesticidios siguen en aumento. Según el Observatorio Lucía Perez, en lo que va del año ya hay 42 femicidios, es decir uno alrededor de cada 19 hs. Sigue sin aparecer Tehuel, producto de la desidia estatal. Es necesario plantear también el problema de la justicia que es clasista y patriarcal, esencialmente patriarcal, que desconoce nuestras denuncias, o que siempre se posiciona sobre la víctima. Sin embargo, no alcanza solo con plantear Reforma Judicial Feminista, como hacen los sectores oficialistas. Mayor cantidad de mujeres no resuelve el problema de fondo. Lo que hace falta realmente es democratizar esos espacios de poder, donde todo pacto se resuelve entre cuatro paredes. Lo que hay que hacer es elegir los jueces y fiscales por voto universal y que los juicios sean por jurados con vecinos y vecinas sorteados del padrón electoral, y con posibilidad de remoción. Cualquier otra propuesta es lavarse un poco la cara y seguir manteniendo sus privilegios políticos.
El gobierno nacional quiso pintarse de violeta y creó el Ministerio de la Mujer, Género y Disidencias, “de cartón” o “unicornio”, producto de su inexistente política real. No alcanza con el Programa Acompañar, que otorga un salario mínimo por 6 meses para alejar a una familia del violento. No basta con enunciar su creación para “acabar con el patriarcado”. Hay que dotarlo de presupuesto acorde a las necesidades y no sólo declamar que el presupuesto nacional tiene perspectiva de género y terminar subejecutando la poca partida que se le da, como hicieron en años anteriores. Pero además, hay que coordinar acciones efectivas con las organizaciones feministas y sociales que hacemos vida en los barrios y conocemos las problemáticas reales.
Ligada directamente a la pelea contra el ajuste, el FMI y la soberanía sobre nuestros cuerpos se encuentra la pelea de la soberanía por nuestros territorios y contra el ecocidio. Desde hace ya 4 meses están detenidas de manera ilegítima 4 compañeras mapuches por defender su territorio en el Lago Mascardi. El gobierno nacional entrega nuestros territorios a las corporaciones extractivistas y a los empresarios más importantes del mundo, como Joe Lewis, que sigue privatizando el acceso de Tacuifí a Lago Escondido, como se demostró en la última movilización, en donde sicarios, generando un estado paralelo, golpearon brutalmente a varios referentes, entre ellos a nuestra compañera Cele Fierro. O la denuncia que hicieron desde el Movimiento Mujeres Indígenas por el Buen Vivir y el Lof Cayunao, que actualmente se encuentran resistiendo el alambrado de la naciente del Río Chubut a manos del principado Qatarí.
Es que este sistema pone en peligro nuestras vidas y las de todos los ecosistemas. Para luchar contra la violencia, por una verdadera soberanía sobre nuestros cuerpos y nuestros territorios, y luchar contra todo tipo de usurpadores y el FMI por nuestros derechos te invitamos a movilizarte con Juntas y a la Izquierda y el MST, en todo el país.