Massa propone. La unidad nacional… hasta con Milei
En los últimos capítulos de la campaña electoral el ministro candidato Sergio Massa, viene proponiendo que de ser electo presidente formará un gobierno de «unidad nacional». Primero se mostró con Morales y los gobernadores del norte, luego afirmó que invitaría hasta a los libertarios. Mientras hace campaña para captar «el voto útil» con el verso de enfrentar a la derecha ¡convoca a la derecha para gobernar! Desde el MST en el FITU convocamos, en cambio, a la unidad de los trabajadores para derrotar el ajustazo que prometen y a votar por el Frente de Izquierda al servicio de una verdadera alternativa para los de abajo.
Escribe: Gustavo Giménez
Primero se escuchó su propuesta en el acto institucional en el cual congregó a los gobernadores del norte del país. Allí, entre otros, estaban el gobernador radical represor de Jujuy Gerardo Morales, Gustavo Sáenz, el encargado de aplicar una ley anti piquetes a los docentes en lucha en Salta y Valdés, gobernador radical de Corrientes. Patricia Bullrich, preocupada por que el ministro candidato le birlará algún gobernador radical en crisis con su coalición electoral, le salió al cruce a «ventajita» Massa.
Pero el ministro candidato no se amilanó y en los dos debates electorales volvió a reiterar su propuesta de gobierno de unidad nacional. Convocará y «nadie puede sorprenderse» porque vean en su gobierno «a sindicalistas o a empresarios, a trabajadores o a comerciantes, porque vean a sectores liberales, radicales o del PRO». Para confundir sobre su maniobra, ante las críticas de la izquierda, precisó que no llamaba a los partidos sino a dirigentes individuales provenientes de ellos, «ojalá haya dirigentes de izquierda que se quieran comprometer con la agenda feminista, ojalá haya dirigentes liberales que tengan vocación de trabajar en el superávit fiscal que vamos a construir, ojalá tengamos dirigentes radicales que quieran acompañarnos en una mejor construcción de educación y justicia». Que quiere rodearse de los mejores.
Como muchas de las innovadoras propuestas del ministro, cabe preguntarse por qué, si hace casi cuatro años que es una de las figuras claves de este gobierno y desde hace uno que –en acuerdo con Cristina y Alberto- es el hombre con más poder dentro del mismo, no lo hizo antes. Señala, intentando despegarse de sus responsabilidades actuales como hace en torno al desastre económico que estamos viviendo, que la propuesta será «para cuando él sea gobierno».
Con todo, la reiterada propuesta del candidato de Unión por la Patria no es una idea original del mismo. Cabe recordar que Cristina vino agitando, en varias de sus apariciones, la idea de un gran acuerdo nacional para dar respuesta a la profunda crisis que atraviesa el país. El embajador yanqui, Marc Stanley, amigo del candidato de Unión por la Patria, también ha sido un importante impulsor de la propuesta, cuando en épocas pre electorales se reunía con los distintos referentes de los partidos hoy en disputa, para plantearles que tenían que llegar a un acuerdo para poder explotar unidos las enormes riquezas naturales que nuestro país podía ofrecer al mundo (y a las multinacionales yanquis). También el derrotado Horacio Rodríguez Larreta hablaba de un gobierno que se apoye «en un marco de coincidencias más amplio que el que se necesita para ganar una elección». Massa ya viene con el sostenimiento explícito de la burocracia sindical, con la CGT a la cabeza y de sectores del empresaria-do, pero dada su debilidad política y el ajuste que necesita aplicar, se ha lanzado a plantear un acuerdo con lo peor de la vieja polpitica. Sin embargo, proponer una unidad con dirigentes con los que aparece electoralmente enfrentado, no es extraña. Veamos algunos temas centrales:
· Acuerdo con el FMI: con Juntos por el Cambio, el gobierno peronista ya tuvo un gran acuerdo nacional, fue cuando estando en la oposición, le convalidaron este crédito a Macri que denuncian como fraudulento cuando le votaron el Presupuesto 2018 y ahora, cuando en el gobierno aceptaron renegociarlo. Aceptando su validez, contaron con el apoyo de sus adversarios macristas en esta clave de la tremenda hipoteca que pesa sobre el país. Con Milei no hay ninguna diferencia ya que este ha declarado que propone realizar más ajustes que los que el Fondo exige.
· Fuerte ajuste en los presupuestos del Estado: el FMI exige metas de fuerte ajuste fiscal. Los liberales de La Libertad Avanza quieren privatizar todo. Los de Patricia, con Melconian a la cabeza, quieren despedir un cuarto de los empleados estatales y dicen que ellos tienen fuerza política para hacerlo. Massa contrasta ante tanto entusiasmo ajustador explícito diciendo que va a defender al Estado, mientras con una inflación de 125% anual, viene recortando brutalmente el poder adquisitivo de las jubilaciones, los planes sociales y los sueldos estatales y acaba de mandar al Congreso un Proyecto de Presupuesto 2024 que baja el déficit estatal al 0,9% del PBI.
· Relación con los grandes empresarios: Mientras Milei es un exejecuti-vo de Eurnekian y las grandes corporaciones -un gatito mimoso del poder económico- Juntos por el Cambio los tuvo de ministros en el gobierno de Macri y 900 de ellos acaban de ovacionar a Patricia en el coloquio de IDEA. Todos saben que Massa es el hombre de este gobierno con mejores relaciones -y negocios- con el gobierno y las multinacionales yanquis y los grandes empresarios locales. Muchos de sus mejores amigos controlan, por ejemplo, Edenor o son los únicos proveedores de AYSA, administrada por Malena Galmarini, su socia y esposa.
· Modelo de desarrollo económico: los cuatro candidatos patronales (incluyendo también a Schiaretti) coinciden en un modelo primario extractivista para juntar dólares para pagar la deuda externa. Acumular divisas para las reservas es un discurso común, aunque el ministro candidato prefiere hablar de «exportar trabajo argentino». Todos acuerdan en la propuesta de IDEA, de impulsar el agro negocio, la mega minería contaminante, la explotación hidrocarburífera por fracking u off shore, la economía del conocimiento for export o el turismo para traer extranjeros con muchos dólares.
· Flexibilidad laboral y reforma previsional: Mientras que el liber facho y Patricia hablan de liquidar conquistas históricas como las indemnizaciones por despidos, este gobierno que se ufana de crear empleo, con la complicidad de la dirigencia sindical ultra traidora, registra el récord de informalidad laboral y un 30% de los trabajadores por debajo de la línea de pobreza. Los de la Libertad Avanza quieren volver a las AFJP y JxC habla de reforma previsional para ajustar presupuestos. Massa viene reduciendo mes a mes el ya magrísimo poder adquisitivo de jubilaciones y pensiones, y le pegó un sacudón al Fondo de Sustentabilidad del ANSES al extraerle los bonos que se cotizaban en dólares.
Y podríamos seguir enumerando una larga lista de acuerdos. Tantos que cabe preguntarse dónde quedó la «grieta» que tanto agitaban los medios de comunicación más importantes.
Los fuertes ajustes que se anuncian para después de las elecciones, que la derecha propagandea y que Massa convalida en su proyecto de Presupuesto 2024, necesitarán de una fuerte «unidad nacional» para enfrentar la segura reacción de los trabajadores y sectores populares que no van a aceptar, voten a quien voten, que les bajen aún más los salarios y jubilaciones y se liquiden conquistas históricas.
Esa «unidad nacional» ya tuvo su expresión en Jujuy. La aprobación de una reforma constitucional anti democrática que entrega el litio y los bienes comunes de la provincia a las multinacionales, arrasando los derechos de los pueblos originarios y el conjunto del pueblo jujeño, pretende liquidar derechos democráticos básicos consagrados en la Constitución Nacional, como el derecho a la protesta. Su aprobación fue posible gracias al voto conjunto de los radicales en el gobierno y del PJ en la oposición. Una colaboración que siguió la huella del ministro candidato que supo brindarle a Morales al vice gobernador Carlos Haquim, que lo acompañó en sus dos gobernaciones.
Muchos dirigentes del kirchne-rismo que se reclaman progresistas, con Grabois a la cabeza, llaman a votar críticamente a Massa para «que no gane la derecha». Acusan a la izquierda de permitir que esta triunfe eventualmente ya que pondríamos en peligro la unidad del voto popular. Cabría preguntarles cómo van a evitar que gane la derecha, si Massa ya está aplicando un programa de derecha y de ganar piensa cogobernar con ella.
Usan el mismo argumento que utilizaron para votar a Alberto Fernández sin reparar que ser parte de un gobierno que aplica un programa a favor del FMI, las corporaciones y los grandes empresarios, mientras se liquidan los salarios e ingresos populares, es lo que ha permitido que la derecha se fortalezca y resurjan fachos que reivindican el genocidio como Javier Milei.
Como en Jujuy, lo único que puede frenar a la derecha es la movilización de los trabajadores y el pueblo en lucha. Para que esa pelea y la que seguramente se desatará en nuestro país triunfe hace falta otra unidad nacional. A la unidad de los partidos y dirigentes que defienden los intereses de los patrones y las multinacionales, hace falta contraponerle la unidad en la lucha de la clase trabajadora. Al servicio de esta unidad necesaria, cada paso que demos en obtener la coordinación para que triunfen las luchas en curso y surjan direcciones combativas nos hará más fuertes. También en la disputa electoral cada diputado que obtenga el Frente de Izquierda Unidad será una importante herramienta para esa tarea.
Unidad nacional: Una vieja receta peronista donde pierden los trabajadores
Para el desprevenido, la propuesta de que todos los argentinos empujemos juntos para levantar a este rico país, aprovechar sus enormes recursos humanos y naturales para vivir mejor, mucho mejor de lo que vivimos actualmente, aparece como una propuesta casi lógica. Milei nos habla de un futuro de super potencia, Patricia de ordenar nuestros esfuerzos, Massa de que lo mejor que tenemos son «los argentinos».
Omiten, en sus cuentos de hadas, un detalle: en el capitalismo decadente y salvaje que está metido nuestro país, mientras que la mayoría de los argentinos que vivimos de nuestro trabajo estamos cada vez peor, hay un selecto grupo de connacionales que cada vez se enriquece más a costa de la super explotación de los trabajadores y de la depredación y saqueo de nuestros bienes comunes.
Si bien el llamado a la unidad nacional no ha sido exclusivo del peronismo –hasta los milicos genocidas hablaron de la unidad nacional para combatir a la subversión-, es el autodenominado movimiento nacional y popular el que más ha usado este llamamiento y este recurso. Esto es así por una razón sencilla, detrás de la unidad nacional se esconde un llamado a la colaboración de clases. A que los trabajadores nos subordinemos a un acuerdo con nuestros explotadores tras la ilusión de que podemos tener los mismos intereses.
Estos acuerdos de unidad con los distintos sectores en que está dividida la clase patronal argentina han tenido distintos nombres en nuestra historia reciente. Surgen cuando la debilidad de la clase capitalista y sus representantes los obliga a amucharse, dejar parte de sus diferencias y disputas en el reparto de las ganancias que extraen de nuestro trabajo, para centrarse en tener acuerdos más sólidos para enfrentar situaciones de crisis.
En nuestra historia reciente podemos encontrar al GAN (Gran Acuerdo Nacional) inventado por el ex presidente militar Agustín Lanusse para, con la colaboración del PJ y la UCR centralmente, preparar la transición de la llamada Revolución Argentina a un proceso electoral que superara la enorme crisis desatada en el país después del Cordobazo y muchos otros azos provinciales, que terminaron con el proyecto político de los militares de aquellos años.
El nuevo gobierno peronista, con Cámpora primero y con la fórmula Perón – Perón después hizo también un llamado a la unidad nacional bajo la forma de un Pacto Social entre la dirigencia sindical peronista y los empresarios, destinado a frenar y contener la enorme presión huelguísta de millones de trabajadores que bregaban por mejores condiciones salariales y de trabajo.
Con la crisis terminal de la última dictadura genocida del Proceso de Reorganización Nacional luego de la traición y derrota en la lucha por la recuperación de las Islas Malvinas, la Multipartidaria fue un instrumento impulsado por el viejo caudillo radical Ricardo Balbín y la dirigencia del PJ en 1981, con el objetivo de negociar una salida política controlada con el gobierno Militar. Se convirtió en un instrumento indispensable para evitar que el débil gobierno militar de Bignone saltará por los aires y se pudiera llegar, con muchos sobresaltos, a la salida electoral de 1983.
La complicidad del peronismo que, en la figura de Antonio Cafiero, constituyó un apoyo clave para que Alfonsín le diera la espalda a la movilización de centenas de miles de argentinos contra el levantamiento militar de Campo de Mayo en la Semana Santa de 1987 o el pacto entre Alfonsín con Menem para dar vía libre a reformas reaccionarias en nuestra Constitución en 1994, fueron distintas expresiones de estos pactos o acuerdos de unidad nacional.
La enorme crisis política desatada por el Argentinazo del 2001 y su consigna emblema «que se vayan todos», dañó enormemente o hirió de muerte a los actores protagonistas de los viejos pactos de unidad. Los milicos ya habían quedado descartados por la derrota de la dictadura y pese a los esfuerzos de Milei por rehabilitarlos siguen siendo cuestionados por la memoria del pueblo argentino. La caída del gobierno de De la Rúa hundió a la centenaria UCR, una de las patas del bipartidismo de los años ’80 y ’90.
El PJ que sobrevivió, un tanto maltrecho, de la mano de su variante kirchnerista y los caudillos provinciales, ha perdido millones de votos y puede perder las próximas elecciones de la mano del outsider Javier Milei. Este último, subido en millones de votos, puede ser el gobierno más débil del periodo y su fortaleza dependerá, en última instancia, en si puede derrotar, aunque sea parcialmente, a las luchas que enfrentarán su plan ajustador.
Es por eso que el planteo de Massa trasciende su utilización como maniobra o promesa electoral. Por eso Cristina habló de acuerdo nacional, el embajador yanqui también. Es una necesidad de los sostenedores de este régimen capitalista para afrontar la grave crisis en curso y enfrentar a los que se resistan a su plan de ajuste y entrega para cumplir con el FMI.
Por eso estamos en contra de esta unidad nacional de la derecha. Nuestra unidad es la de los trabajadores y sectores en lucha de nuestro pueblo, y la búsqueda más que nunca, de la mayor unidad de toda la izquierda política y social fortaleciendo al FIT Unidad para enfrentarlos y dar una salida obrera y popular a la crisis.
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