Argentina. En las calles, apoyando al pueblo palestino
Aunque muy por detrás de las gigantescas movilizaciones que inundan las calles en muchos países, en Argentina las marchas y concentraciones van in crescendo. Hubo acciones de repudio al genocidio frente a la Embajada sionista, de apoyo al pueblo frente a la Embajada Palestina, una importante marcha del Encuentro Memoria Verdad y Justicia y una masiva concentración frente al Congreso el pasado viernes 3, donde se amplió el arco convocante y se leyó una declaración unitaria con la presencia de Nora Cortiñas, Pérez Esquivel y Tilda Rabi por la comunidad palestina. El miércoles 9 con un petitorio firmado por centenares de dirigentes políticos y sociales ( entre ellos Alejandro Bodart y Cele Fierro) se reclamará ante la Cancillería la condena explícita del genocidio, la convocatoria al embajador y desde muchas de las organizaciones como la nuestra la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel. El sábado 11 está convocada una nueva concentración en Plaza de Mayo para llevar esos reclamos a la sede del gobierno nacional. Desde el MST en el FIT Unidad y la LIS, seguiremos impulsando la mayor unidad en la acción para parar el genocidio.
Declaración unitaria leída en Plaza Congreso
Alto al genocidio de las niñeces y del pueblo palestino
Es inaudita la cantidad de niños, niñas y bebés que están siendo asesinados día a día por los indiscriminados bombardeos israelíes contra la Franja de Gaza. Un niño o niña de Palestina es asesinado cada 10 minutos por Israel.
Es la continuación de un proyecto de limpieza étnica que ya lleva más de 75 años, implantado de manera impiadosa por el Estado de Israel. Es la forma más cruel de intimidar al pueblo palestino para cumplir con una de las premisas fundamentales del proyecto sionista: conquistar la mayor cantidad de territorio posible, dejando la menor cantidad posible de habitantes originarios.
Es la forma de decir a los padres: Váyanse, este es el futuro que aquí les espera. Es lo que a diario también acontece en la Ribera Occidental y Jerusalén Oriental, atacar a la niñez, encarcelarla, agobiarla y hacerle imposible la normalidad en su vida cotidiana.
Y todo esto, al amparo, complacencia y complicidad de una comunidad internacional que creó el problema, pero que ha sido incapaz de resolverlo por la subordinación incondicional a las políticas diseñadas por el imperialismo en Medio Oriente.
Basta de bombardeos, invasión y bloqueos
Resulta inconcebible que se permita a Israel llevar a cabo una acción de bombardeos indiscriminados contra la población civil en Gaza, a vista y paciencia de la civilizada Europa, de los Estados Unidos y de las potencias occidentales. La demolición por bombas de edificios habitados, de centros de salud, de infraestructuras esenciales, el asesinato de voluntarios y personal de la ONU, la destrucción por medios militares de mezquitas, iglesias y escuelas donde se refugian personas inocentes y desarmadas, son la demostración más clara que Israel no respeta ni siquiera las leyes de la guerra. Arrojar fósforo blanco sobre población civil es un crimen de guerra.
Es urgente exigir el pleno restablecimiento de las comunicaciones en Gaza, porque los medios de conexión vía electrónica o Internet han sido anulados por Israel dejando al mundo en la oscuridad de no poder acceder a información fidedigna, asesinando a periodistas y negando a las organizaciones humanitarias presentes en Gaza poder canalizar la ayuda a los habitantes de ese territorio palestino.
Pero Israel sabe que no será condenado ni sometido a medidas coercitivas para detener su acción criminal. Goza de la debida inmunidad e impunidad que le otorga el derecho a veto de EEUU, Gran Bretaña y Francia en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que en la práctica se traduce en un verdadero cheque en blanco para seguir cometiendo atrocidades.
SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO PALESTINO
Por todo esto es que se hace imprescindible la solidaridad con el pueblo palestino, al que Israel quiere transformar en el victimario para permanecer en su papel de víctima.
Son impresionantes las imágenes que nos llegan de todo el mundo con gigantescas manifestaciones de solidaridad con Palestina y de denuncia de la criminalidad Israelí contra la Franja de Gaza.
Incluso, vemos con satisfacción las manifestaciones de judíos que levantan la consigna de “No en nuestro nombre”, porque entienden que el sionismo también es su enemigo y no se sienten en absoluto representados por las políticas genocidas del Estado de Israel.
La solidaridad es urgente. Sigamos convocando a manifestarse. No solo hasta que finalicen los bombardeos y las acciones criminales de Israel contra la Franja de Gaza, sino hasta que se haga justicia con Palestina y se le reconozca el derecho a construir un estado libre y soberano, el derecho al retorno de los desplazados, con capital en Jerusalén.
¿Qué es el Hamás?
El nombre de la organización político militar que gobierna Gaza viene del acrónimo Movimiento de Resistencia Islámica y surgió teniendo como referencia a los Hermanos Musulmanes de Egipto, un partido que se opone a las vías políticas laicas y seculares. Fue fundado durante la Primera Intifada, que se desarrolló entre los años 1987 y 1993, un momento clave del ascenso de la lucha del pueblo palestino contra el ocupante sionista.
Su fundador, el imán Ahmed Yassin, fue siempre muy crítico de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) liderada durante años por Yasser Arafat. La OLP fue una organización laicista, ligada a los movimientos socialistas y panarabistas de las décadas del 60 y 70, que sostenía la necesidad de una Palestina democrática, laica y no racista en su lucha contra el opresor israelí. Por eso en sus comienzos, Hamás fue una organización alentada por sectores de las burguesías árabes y por el propio Israel que veían peligroso el desarrollo del programa de la OLP.
Siendo al principio una organización menor, en una lucha que ya llevaba décadas, pegó un salto en su influencia al oponerse a los acuerdos de Oslo, que el mítico dirigente de la OLP Yasser Arafat firmó con el ministro israelí Rabin y la mediación del presidente de EEUU en 1993, Bill Clinton. Acuerdos que significaron una traición histórica a la lucha palestina, ya que por medio de los mismos y a cambio de la promesa de constituir un Estado palestino que conviviera con Israel, se reconocía la legitimidad de este enclave imperialista ocupante a sangre y fuego del territorio histórico de Palestina desde 1948.
Consecuente con esta posición el Hamás se negó a formar parte de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) creada en 1994 y comenzó ataques con bombas contra Israel. Poco a poco fue creciendo en fuerza e influencia entre la población palestina por su posición intransigente frente a Israel, lo que lo llevó a tener un rol destacado en la Segunda Intifada de fines del 2000. Su fortaleza política tuvo un triunfo al ganar ampliamente las elecciones legislativas de 2006, derrotando a formaciones históricas como Al Fatah o el Frente Popular para la Liberación de Palestina. La creciente rivalidad con la ANP los llevo a enfrentarse en el 2007, quedándose los primeros en el gobierno de Cisjordania y el Hamás controlando Gaza, de la cual expulsaron a todos los militantes de Al Fatah.
Siendo financiado por las burguesías árabes, fundamentalmente Qatar e Irán, con estrechos lazos con las milicias del Hezbollah libanés, Hamás tiene un programa nacionalista burgués, pretende fundar una república burguesa basada en los textos islámicos y una ideología y prácticas sociales totalmente reaccionarias.
Nuestro apoyo a la resistencia palestina es incondicional, más allá de las diferencias irreconciliables que tenemos con la dirección que encarna el Hamás. Nuestra política y estrategia en definitiva es otra: la de una Palestina única, laica, democrática y socialista.