Una vez más, para derrotar a Milei. La necesidad de la Huelga General
Presión inflacionaria, despidos, recesión, recortes presupuestarios, aumento de la pobreza y la indigencia. Además, represión y autoritarismo. El descontento social y de la clase trabajadora en particular aumentan. La burocracia sindical peronista sigue jugándose a la negociación y hace equilibrio con la base, mientras el gobierno sigue avanzando. Hay una salida: imponer el paro general y un plan de lucha.
Escribe: César Latorre
La situación es cada día más insoportable. Milei va en una dirección inequívoca en contra de la clase trabajadora y los sectores populares. Lo único que explica que haya llegado hasta aquí es la complicidad del PJ y su rama sindical que lo ha dejado avanzar sin problemas. Se jugaron a una negociación desde el minuto uno y eso solo le dio ventajas a un gobierno absolutamente antiobrero.
Jugados a la transa, superados por la realidad
Las primeras declaraciones de la burocracia fueron la de “dejarlo caminar”, luego intentaron judicializar el DNU y el 27 de diciembre convocaron al paro general para el 24 de febrero, para responder a la presión por abajo de los laburantes y los sectores movilizados y, al mismo tiempo, darse tiempo para negociar antes del paro.
La combinación entre la exigencia del paro general de los sectores movilizados y la decisión política del gobierno de no negociar con la CGT los llevó a realizar un paro en donde no se jugaron a movilizar, no militaron para fortalecer la convocatoria en los lugares de trabajo y así y todo hubo una movilización poderosa que demostró varias cosas:
Que aunque no se jugaron a fondo, cuando la CGT y las centrales convocan el movimiento obrero sale con fuerza y de conjunto al reclamo. Por eso la convocatoria terminó siendo un canal del descontento social en general
Que la movilización superó claramente el control de la burocracia
Que la izquierda junto a la Coordinación independiente multisectorial tuvo un rol protagónico en la movilización
Que fue un golpe enorme para el gobierno, que perdió la iniciativa desde el anuncio del paro y luego que este se concretara fue el golpe que llevó al naufragio su paquete legislativo
Que el peso de la clase obrera es determinante por su función social en el aparato productivo
Que la burocracia tuvo que ir al paro por más que no era su deseo.
La izquierda, consecuente con la lucha
Los días siguientes lejos de motorizar un plan para terminar de derrotar al gobierno, el PJ y la CGT se retiraron de escena y la única que movilizó consecuentemente junto a miles de independientes durante el tratamiento de la ley ómnibus fue la izquierda que enfrentó la represión. Estas movilizaciones y su repercusión fueron decisivas para darle la estocada final a la iniciativa legislativa del Liberfacho.
Le dan aire al gobierno
Luego del golpe, el gobierno empezó a preparar un rearme para contraatacar y volver a intentar meter las reformas reaccionarias. Pese a la energía obrera y popular desplegada, la falta de un plan de lucha consecuente de parte de la CGT le dio espacio. Esta impasse le sirvió para rearmarse y volver a la carga. En la nueva ofensiva despidió a miles de trabajadores más, siguió la inflación, licuando los salarios, y la recesión económica empezó a tener repercusiones en la industria. La bronca por abajo siguió creciendo y se multiplicaron las acciones por parte de los trabajadores que salieron a luchar por salario y contra los despidos. Una vez más la burocracia de la CGT en vez de centralizar la lucha dividió y llamó a medidas por lugar. Es evidente que el horror que tienen a desbordes del movimiento de masas los lleva a cualquier clase de maniobra para intentar retener el control sobre la movilización.
La burocracia, otra vez se juega a la negociación
En este andarivel llegamos al hoy en una situación de mucha más bronca por abajo por el desastre económico. En este contexto, la CGT se ve cada vez más complicada en no llamar a ninguna acción y es por eso que empezaron a decir nuevamente que habría un posible paro general. Este jueves se reúne el confederal para resolver qué medidas de acción harían. Nada claro y eso es porque intentan negociar. De nuevo hablan de un posible paro y una marcha para intentar calmar la bronca por abajo y también para jugarse a la negociación con el gobierno. Se juegan a negociar sus privilegios como lo son por ejemplo el porcentaje de retención obligatorio bajo el eufemismo de “aporte solidario”, los mandatos de reelección indefinida, el dinero de las obras sociales, entre otros. Esto lo harían a costa incluso de pactar una reforma laboral a la baja.
Están esperando el nuevo borrador de ley “minibús” para ver qué es lo que finalmente queda. Por eso no dicen nada con claridad y hay declaraciones cruzadas de los jeques de la CGT.
Sin embargo, no hay que descartar nada porque la combinación de factores puede hacer que llamen a un nuevo paro y por eso mismo desde el sindicalismo combativo tenemos que empujar por un nuevo paro general y plan de lucha para derrotar al liberfacho y todo su plan antiobrero y al servicio de los sectores más concentrados de la economía.
La situación se polariza y hay una disputa abierta. No podemos dejar en manos de las direcciones burocráticas esta pelea. Hay que exigirles medidas nacionales. Mientras preparamos un cambio de comando, para derrotar en serio a Milei y su ajustazo.
Hay fuerzas para derrotarlo
Las múltiples peleas por lugar se tornan complicadas si no se coordinan y unifican. Por eso mientras peleamos por apoyar a cada una de ellas, tenemos que reclamarle a la burocracia sindical para que convoque a un nuevo paro general de todas las centrales. Que tenga continuidad con un plan de lucha. Al mismo tiempo, hay que ir fortaleciendo al nuevo activismo que surge en cada pelea, y las direcciones combativas. En el camino de avanzar hacia una nueva dirección sindical y política. En todos lados hay que pelear por una huelga general en serio, con medidas progresivas y contundentes, un plan de lucha para enfrentar consecuentemente y derrotar al gobierno. Es la necesidad objetiva del movimiento obrero y es por eso mismo que son tan importante estos reclamos y construir una dirección que sea capaz de enfrentar al gobierno hasta el final. Eso solo lo puede hacer un sindicalismo que no esté comprometido con un modelo sindical dependiente del Estado, por eso mismo también tenemos que pelear por un nuevo modelo sindical independiente del estado, democrático, de unidad en la diversidad, clasista y de lucha.