Elección histórica de la Bermellón en el INCAA

Este martes 7 de mayo se revalidó a la Bermellón como la conducción de la Junta Interna de ATE en el INCAA en un resultado histórico para el Instituto. Votaron 162 trabajadores, 52 de ellos adherentes, acompañando la lista encabezada nuevamente por Ingrid Urrutia, a quien entrevistamos para conocer el contexto de esta elección, los motivos de la enorme participación y los desafíos que enfrentará está nueva Junta.

 

¿Cómo encararon esta elección en medio de conflictos y ataques al Instituto?

Encaramos una elección que nos encontró desde hace 4 meses en una lucha, desde que asumió el gobierno nacional, muy intensa. Entonces fue un periodo de elecciones de renovación de delegados que no fue una elección tradicional, fue una elección en la que se plebiscitó la voluntad de lucha, la voluntad democrática, de organización desde abajo hacia arriba, poniendo por delante la defensa de la cultura y del cine nacional ligados a los puestos de trabajo y a la denuncia del vaciamiento de esta nueva gestión que llegó para reducir al INCAA a su mínima expresión. Nos encontró muy activos, como trabajadores firmes, parados, con iniciativas en las calles, en la de asambleas, de elaboración colectiva, de pronunciamiento, de coordinación con otros sectores, con dos huelgas generales a las que hubo que responder entonces gran parte de esa presentación que tiene que ver con las propuestas, con el programa, con los compañeros que iban a encarar esa tarea en el día a día se fueron dando en conjunto con la intervención por la defensa de los puestos de trabajo y el cine nacional.

¿Por qué crees, más allá del contexto, que se dio una elección histórica en el organismo?
El contexto en el que se dio esta elección fue muy difícil. Por la propia pelea contra la Ley Bases en la cámara de diputados se demoró la elección de junta interna que estaba preparada para el 31 de abril y se pasó al 7 de mayo. Un contexto de parálisis de las políticas públicas audiovisuales, despidos a trabajadores bajo convenio en planta permanente que concursaron en 2023 y una gran parte de los compañeros que se encuentran en disponibilidad esperando reasignación de tareas. Esta elección fue de las mejores, que lo muestran los números, donde votó más del 70% del padrón de afiliados del total votantes. Hubo un 35% que lo hizo como adherente, es decir, trabajadores que sin tener afiliación sindical o están afiliados al otro sindicato se acercaron durante la elección a acompañar y fortalecer la pelea que lleva adelante ATE en el INCAA. Eso es muy importante, esos números hacen a los resultados y reflejan la mejor elección de la Lista Bermellón que dirige la junta interna, desde que se logró en el organismo tener junta interna. Esta elección reflejó la voluntad de pelea que se ve en la calle en cada acción contra el gobierno que se expresó en las urnas con el acompañamiento de todos los trabajadores en un contexto muy muy difícil, porque entienden y apuestan a que ATE siga luchando, a que ATE siga dando pelea, a que ATE siga diciendo lo que nadie dice, a que ATE siga reflejando la voluntad de las y los trabajadores y no de la gestiones. Por eso creo que esta elección fue histórica también en ese sentido, no sólo por los números sino por lo que expresa políticamente.

¿Cuáles fueron los aciertos de la Junta en el último mandato?

La Junta Interna que se renovó del 2022 al 2024 tenía como objetivo recuperar gran parte de la participación, recuperar la elaboración colectiva, recuperar la combinación del trabajó político hacia adentro con participación de los afiliados y hacia afuera una pelea muy dura que fue enfrentar la caducidad de los fondos de fomento cinematográficos a raíz de una ley que fue votada a fines de 2017, entre gallos y medianoche. Nos tocó alzar la voz y decir que ese problema de la asignaciones específicas no era nuevo, y que en definitiva no se logró gravar a las plataformas más allá de los discursivo y desde el gobierno anterior no se tomaron medidas en ese sentido.

Fue una tarea titánica que tomamos en nuestras manos los trabajadores para que esas asignaciones específicas continúen, porque hay una relación directa de que haya una política pública desde el Estado para que se fomente, se controle, se garantice la exhibición, los espacios, los programas, las salas de espacios INCAA en todo el país, la formación pero también el acervo y el cuidado del patrimonio cinematográfico. Fue una pelea que logramos dar articulando el cabildeo, la presión al poder político, tanto en Diputados como en Senadores, pero no abandonando en ningún momento la calle ni la articulación y la unidad. Eso nos fortaleció muchísimo, lograr una ley que extendiera por 50 años las asignaciones específicas que terminó votandose a fines del 2022. Está pelea nos permitió aceitar y fortalecer el funcionamiento de la Junta Interna con asambleas, sumando la pelea por el salario, por el pase a planta permanente, la pelea por ascenso vertical y horizontal que ninguna de las gestiones anteriores ni los sindicatos garantizaron y por eso nos encontramos en una situación en la que una gestión que arranca de cero puede avanzar sobre cosas que se habían logrado en el organismo. Parte de los aciertos tiene que ver con esto, con la articulación con el resto de las Juntas Internas, con profundizar la participación de ATE INCAA en todas las instancias del sindicato que atraviesa una grave crisis y de defender siempre los espacios de participación y democracia en cada ámbito. Otros de los aciertos fue pelear por el cupo travesti-trans en el organismo, para que existan espacios como establece la ley y el cumplimiento del cupo por discapacidad.

¿Cuáles son los desafíos que va a tener que enfrentar esta nueva Junta Interna?

El desafío de esta nueva Junta Interna en primer lugar es sostener la participación de los espacios democráticos en el lugar de trabajo. Sigue siendo la parte fundamental del engranaje que mueve todo el resto: la iniciativa, la elaboración colectiva, la necesidad de fortalecer ATE con campañas de afiliación, visibilidad en los sectores y dar la pelea también hacia afuera por la defensa del salario. Saliendo un poco de lo estrictamente salarial y sindical a esta Junta le toca un desafío, enfrentar una gestión que es la extensión del gobierno nacional y por ende la intención que tienen que reducir el INCAA a su mínima expresión. Esto tiene que ver con que se han puesto como objetivo un ataque a la cultura y al cine. Incluso cuando ha quedado demostrado que no es un gasto sino que es de las actividades culturales más rentables. Lo hacen por la necesidad de atacar a un sector que es crítico, que fortalece y alimenta la memoria, la comunidad, la identidad, lo federal. Es una batalla como la que enfrenta la ciencia y la técnica, las universidades públicas. Por lo tanto nos preparamos para dar una pelea con todas nuestras fuerzas y todas nuestras herramientas. La pelea en nuestro sector tiene una ligazón estrecha con enfrentar este modelo económico, político, social, cultural que lleva adelante el gobierno de Javier Milei en conjunto con sus colaboradores. Está claro que el gobierno tiene colaboradores a nivel nacional que le han garantizado los votos para la media sanción de la Ley Bases y también los colaboradores locales en el Instituto. Son aquellos quienes llevan adelante las propias instrucciones como los despidos, como el vaciamiento, como el destrato hacia los trabajadores de años, comunicándoles de manera fría a través de un mail el pase a disponibilidad, a reubicación de tareas, el despido o la no renovación de su contrato todo hecho los días viernes por la tarde lo cual genera un nivel de angustia brutal. Y también quienes colaboran para decir qué áreas son prescindibles y cuáles no bajo una lógica de ajuste aduciendo una situación deficitaria que no tiene que ver con que esa situación la generemos los trabajadores sino que son producto de no haber tomado las decisiones políticas de avanzar en adecuar el fondo de fomento cinematográfico a la realidad actual. Por otro lado entender y defender que el Instituto no solo fomenta y controla toda la actividad cinematográfica sino que en las últimas décadas se han expandido las políticas públicas audiovisuales que no las refleja en detalle la ley de cine pero que tiene que ver con la política de exhibición, con la política de los programas que tiene anclaje federal, la política de la creación de audiencias que va ligada a todo esto, la política de formación de la ENERC (Escuela de Cine) y sus 8 sedes, entre otras cosas. Queda mucho por hacer pero nada puede hacerse sobre la base de destruir lo que hoy tenemos.

¿Cómo continúa ahora la pelea tanto en el organismo como a nivel general en conjunto con otros sectores de la cultura?

La pelea continúa con sostener iniciativas que sigan siendo la llama que muestre que esta causa es justa, que es necesaria la defensa de la cultura, que es necesario defender el cine nacional. Continúa visibilizando, denunciando, haciéndole frente a las medidas que toma esta gestión, articulando con los distintos sectores para contrarrestar el discurso del sálvese quien pueda, de la defensa corporativa que defiende un sector de la cultura escindido de los demás; romper esa lógica individualista porque nadie se salva solo y esta pelea es más que necesario darla de conjunto, de manera colectiva y masiva. Enfrentar las próximas semanas el tratamiento de la Ley Bases en el Senado, no todo el artículo sino toda la ley entendiendo que esa ley no puede ser posible si no es por el marco general que le da el DNU 70/23 que sigue vigente. Por eso es necesario construir desde abajo la fuerza necesaria para volver a tener acciones y jornadas masivas de movilización que son tan necesarias para enfrentar con todas nuestras fuerzas como trabajadores estatales y de la cultura a un gobierno que entiende a la cultura solo bajo la lógica del mercado, de la ganancia, del debe y el haber. Nosotros somos de la lógica opuesta, y como dice la película de Tango Feroz «todo no se compra, todo no se vende» y para nosotros el Cine Nacional y el INCAA no se venden, se defienden.