Quienes somos
Nuestro partido, el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), se fundó en el año 1992, interviniendo activamente desde entonces en la vida política y en las luchas sociales con esa denominación. Nos referenciamos en el marxismo, el leninismo y el trotskismo, corriente esta última que en nuestro país fue fundado por Nahuel Moreno en el año 1944 y posteriormente desarrolló en diversos países de Latinoamérica y el mundo construcciones revolucionarias. Desde la fundación del MST en 1992 iniciamos una nueva etapa de reconstrucción, consolidación y actualización política y teórica, al calor de los nuevos hechos mundiales y nacionales que se dieron a fin del siglo XX y en estas primeras décadas del siglo XXI.
Esa tradición y capital teórico-político a lo largo de toda nuestra trayectoria y la propia experiencia que como MST venimos haciendo hace más de veinticinco años está al servicio de dos banderas fundamentales: a) la movilización de la clase obrera y los sectores populares, de la juventud y el movimiento feminista, apoyando sus luchas y organización independiente hacia el objetivo de un gobierno de los trabajadores y un modelo socialista de país; b) en función de ello, la búsqueda de todas las vías de construcción y confluencia hacia un gran partido revolucionario con influencia en los procesos reales del movimiento de masas. Aportando desde nuestro país, a una búsqueda similar en el plano internacional.
En 2018 nuestro partido conjuntamente con organizaciones hermanas de distintos países de Latinoamérica y Europa, conformó la corriente Anticapitalistas en Red. Y en un nuevo paso de avance internacionalista y de unidad de los revolucionarios a fin de ese mismo año dimos otro avance hacia un acuerdo conjunto entre Anticapitalistas en Red y el Sep de Turquía, quienes publicaron en febrero de 2019 un documento común como base de esta unidad (Ver artículo “Un llamado a la unidad de los socialistas revolucionarios” en la sección internacional de esta web) y con quienes nos encaminamos a un evento fundacional en mayo de este año, junto a organizaciones de América, Europa y Asia.
Nuestra amplia trayectoria en la izquierda argentina se tradujo en la intervención activa en los procesos políticos y sociales, obreros, juveniles y populares que se desarrollaron en nuestro país. Siendo parte de las renovadas camadas de lucha por una nueva dirección política y sindical. A través de numerosas agrupaciones sindicales clasistas en gremios estatales y privados, en el ámbito universitario y de la juventud, de la cultura y territorial, del feminismo y la disidencia y ambiental.
A la luz de los cambios históricos producidos a partir del Argentinazo de 2001, que inauguraron una nueva etapa en el país, iniciamos un proceso de reflexión crítica y nuevas elaboraciones. Convencidos que para poder enfrentar con éxito las tareas que nos plantea esa nueva etapa que atravesamos es imprescindible sacar la mayor cantidad posible de conclusiones y enseñanzas.
Concluimos que toda la izquierda afrontó el Argentinazo con mucha debilidad teórica, política y organizativa. Pese a que hubo una ruptura con los viejos partidos y un proceso de radicalización muy importante, ninguna organización logró ganar influencia de masas y ayudar a resolver el problema de construir una alternativa por fuera del bipartidismo que se derrumbaba. Lamentablemente otros sectores de la izquierda ni siquiera se plantearon estos problemas o culparon de sus errores a la situación objetiva y por ello profundizaron posturas equivocadas y se han reafirmado en el sectarismo o en el oportunismo. Nosotros concluimos que se debieron haber asumido y producido cambios políticos y organizativos de magnitud para afrontar los nuevos tiempos. Por ello iniciamos un proceso autocrítico y de nuevas elaboraciones de tipo teórico, político y organizativo, que hemos profundizado a partir de la crisis mundial abierta en 2008 y sus consecuencias actuales de mayor crisis económica y social, desastre ambiental y polarización social y política en curso.
Vivimos una nueva etapa de grandes cambios y desafíos, que amerita que la izquierda elabore sin dogmatismos nuevos caminos hacia la construcción del partido con influencia de masas. A partir de las premisas estratégicas y de principio que siempre sostuvimos, sin sectarismo ni oportunismo, pero adaptando el funcionamiento y ampliando las formas organizativas, siempre con el objetivo, más que nunca, de ir a las masas y abandonar toda postura testimonial y abrirse a nuevas confluencias para ser parte de los procesos reales de los trabajadores y el pueblo, responder a sus reclamos y ofrecer la alternativa que se necesita.
Una de las conclusiones más importantes que hemos sacado, es que la construcción de una alternativa de masas está íntimamente relacionada a la posibilidad de confluir y reagrupar fuerzas con otros sectores, superando la dispersión, el sectarismo y la autoproclamación que viene impidiendo que se conforme un fuerte polo de referencia, sin perder nunca la estrategia de construcción de un gran partido revolucionario. Sobre esta base saber desplegar políticas concretas, transicionales, y articuladas con nuestra salida de fondo, es una necesidad de esta etapa. Por ello, entre otras conclusiones, exploramos la posibilidad de avanzar en conformar un frente o movimiento político común con otros sectores de la izquierda anticapitalista y socialista.
Desde siempre fuimos una de las organizaciones que más esfuerzos realizamos para unir a la izquierda y así lo atestiguan diversas experiencias tácticas e importantes que nos tuvieron como protagonistas, sabiendo que a partir de esas experiencias se pueden crear mejores condiciones para avanzar hacia una fuerza mayoritaria que nos permita disputar el poder y al mismo tiempo construir una organización socialista revolucionaria con peso de masas. También que es necesario producir un cambio cultural que nos permita trabajar priorizando lo que nos une sin diluir las diferencias, con las cuales hay que aprender a convivir.
Nos proponemos desplegar la mayor energía militante para levantar un programa de ruptura con el imperialismo y de contenido anticapitalista, socialista y feminista antipatriarcal, enfrentando tanto al gobierno como a todas las fuerzas políticas del sistema y el régimen imperante, y a sus socios patronales, eclesiásticos y de la burocracia sindical y estudiantil. Mientras seguimos construyendo nuestra organización entre las y los trabajadores, el movimiento feminista, la juventud y demás sectores populares de nuestro país, al servicio de los cambios estructurales que necesitamos producir y la sociedad socialista que nos proponemos construir.