Algunas reflexiones sobre la situación venezolana
La situación de crisis que vive Venezuela es sin duda uno de los principales hechos políticos internacionales y merece por tanto la intervención y opinión a fondo de todas las fuerzas socialistas y revolucionarias. En este sentido, es importante volver a reafirmar que la lucha contra todo tipo de intervención y de injerencia del imperialismo yanqui es una tarea de primer orden. Todo lo que provenga del Grupo de Lima, los EEUU y de su títere Guaidó debe ser denunciado y enfrentado, ya que ninguno de los graves males que sufre el pueblo venezolano hoy va a solucionarse de la mano de estos sectores que solo quieren hacerse con el control total de las enormes riquezas naturales y económicas del país.
En ese sentido valoramos la movilización y acción unitaria que en nuestro país realizamos en conjunto las fuerzas anticapitalistas, obreras y socialistas días atrás contra la injerencia yanqui y las amenazas de golpe y convocamos a seguir manifestándonos en unidad contra todo tipo de intervención imperialista. Además reivindicamos el haberlo hecho de manera completamente independiente y opositora al régimen de Maduro, que es responsable de muchas de las penurias que sufren los trabajadores y el pueblo, ya que con su accionar de brutal ajuste, de entrega también a otras corporaciones imperialistas, de corrupción y ataque a conquistas sociales, ha perdido mucho apoyo social y esto le permitió a la derecha pro imperialista recuperar terreno para intentar estas acciones intervencionistas que hoy lleva adelante.
Creemos que solo el pueblo trabajador, las mayorías populares y la juventud tienen derecho a decidir el futuro de Venezuela, por eso bregamos por una salida política independiente del imperialismo y la burocracia, que se plantee cambios de fondo mediante procesos constituyentes revolucionarios en la estrategia de un gobierno de los trabajadores y el pueblo. Para esta perspectiva sería un paso muy positivo que las fuerzas de la izquierda anticapitalista, obrera y socialista de Venezuela, puedan levantar una alternativa política común, frente a todos los poderes internacionales y nacionales en pugna.
La unidad de los sectores clasistas y revolucionarios permitiría impulsar con mucha más fuerza la organización y movilización independiente de los trabajadores, el pueblo pobre y la juventud, que es lo único que puede frenar la catástrofe actual e impedir un desenlace aun peor.
Al mismo tiempo se impone desarrollar una amplia unidad de acción para fortalecer y acompañar los reclamos concretos que se están llevando a cabo por trabajo, salarios, comida, salud, educación, luz y todos los derechos esenciales sociales y democráticos que están siendo avasallados.
A la vez la crisis política y social ha generado diversos espacios de confluencia o articulación, donde se debaten distintas propuestas políticas. Espacios que en sus inicios pudieron haber levantado algunas propuestas correctas, pero que en medio de la crisis y de las presiones internacionales, equivocadamente se deslizan a la pérdida de toda independencia y a posiciones ajenas a las que tiene que levantar la izquierda revolucionaria en este país.
Por ejemplo en el caso de la intersectorial de trabajadores, que venía organizando distintas acciones por reclamos específicos y correctos, allí distintos sectores clasistas vinimos dando en común una pelea, pero lamentablemente hubo sectores sindicales que decidieron ir detrás de los planteos y acciones de Guaidó, debilitando este espacio independiente, por lo cual se impone construir otros instrumentos de coordinación y de lucha en el plano sindical.
Y en el caso de la “Alianza por el Referéndum Consultivo (ARC)” que reúne a diversos dirigentes provenientes del chavismo, se venía semanas atrás de una reunión con Guaidó que si bien era táctica fue a la vez una acción muy cuestionable, y luego se pasó al envió de una carta a las autoridades de la ONU reivindicando su intervención bajo la frase “valoramos enormemente el papel que ha venido jugando usted, en su calidad de Secretario General de las Naciones Unidas en defensa del multilateralismo y la paz”. Lo cual manifiesta un muy equivocado curso político de sectores importantes de esta alianza ARC. Por experiencia histórica sabemos, que nunca las instituciones internacionales imperialistas son las que van a jugar un rol positivo. Por el contrario siempre la ONU y todo organismo político o económico del capitalismo imperialista actúan, de una u otra forma, al servicio de los intereses imperialistas que en cada momento mejor les convenga. Lo mismo vale en relación al Vaticano, el imperialismo europeo o algunos gobiernos burgueses díscolos.
En este sentido la ARC manifiesta un nuevo y serio error político que la coloca en la perspectiva como una instancia que no es útil para la grave situación que vive Venezuela. No se trata de la valoración que tengamos de algunos de sus integrantes ni de sus roles en años anteriores; se trata de ver cuál es la política correcta para intervenir hoy en la situación venezolana. Y en ese sentido creemos que todo espacio de articulación que no sea verdaderamente independiente del imperialismo de todo pelaje y de sus instituciones, no puede jugar un rol positivo. Como tampoco creemos correcto que se depositen expectativas en que la solución a la crisis sea tan solo una convocatoria a elecciones, cuando lo que está planteado es impulsar que el pueblo trabajador pueda decidir sobre todos los grandes temas nacionales e imponer cambios de fondo y esto solo será posible mediante su lucha y movilización.
Por todo esto volvemos a insistir en la importancia que tiene construir en Venezuela una respuesta de verdad obrera, socialista y anticapitalista en esta crisis profunda. Ir avanzando en algún espacio común de quienes creemos en la lucha antiimperialista, en la movilización independiente, y en un camino de verdaderas transformaciones sociales, económicas y políticas de carácter socialista. Es una tarea de los revolucionarios e internacionalistas de todo el mundo, realizar una gran campaña por estos objetivos.
Alejandro Bodart y Sergio Garcia