Precarización y reforma laboral. Cómo no ser un país de pibes-bicicleta
Días atrás, un accidente de un repartidor de pizza puso en evidencia una dura realidad para la juventud y un modelo de país precarizado que aplica el PRO, pero que viene de antes. ¿Qué medidas tomar ante la precarización?
Mientras vemos a Macri decir en sus spots que todo lo hacen para generar trabajo, el INDEC y este modelo de país de “pibes-bicicleta” lo desmienten. La realidad es más cruel aún porque quien fue atropellado al repartir pizza era un técnico electrónico de 63 años. Ernesto quedó tirado y avisó que no podía moverse. Pero la respuesta de Glovo fue indignante: “¿Cómo se encuentra el pedido? ¿Está en buen o mal estado para poder ser entregado?”. Ni una pregunta por su salud.
Y encima le piden “mandar una foto de los productos…” La imagen de ese chat y celular ensangrentado se viralizó por una periodista. Ante el escándalo, la empresa dijo reconocer el “error” en aplicar un supuesto protocolo que se preocuparía por el trabajador. Pero la Asociación de Personal de Plataformas (APP) de redes como Glovo, Pedidos Ya, Rappi o Uber denuncia que, ante cada accidente, le piden certeza al repartidor por si no fue “simulado” para quedarse con el producto y si lo van a entregar o no igual, sin importar cómo esté la persona.
No tienen cobertura ni ART. Por eso fue un paso que la empresa contratara un “seguro de responsabilidad civil”; pese a no cubrir mucho. Y reclaman a la Secretaría de Trabajo que reconozca la relación laboral entre empresas de plataformas y repartidores.
En este marco, el FMI y los empresarios le piden a Macri y al Frente de Todos que se comprometan a aplicar “reformas estructurales” como la laboral, previsional e impositiva. Pero no para mejorar estas condiciones esclavistas y denigrantes de trabajo, sino para “poder despedir sin causa a cualquier empleado” como pidió el presidente de la Cámara de la Construcción. Para poder “contratar y descontratar” si les parece, sin tener que indemnizar, contratar por día y rebajar salarios, en aras de la “productividad” capitalista.
Cola de 1 km por 50 puestos en un penal
Si algo faltaba para marcar la ausencia de empleo estable al que aspira el 65% de la juventud, fue la cola de un kilómetro en La Plata para hacerse de uno de los 50 puestos en el penal de Olmos. Vidal intentó minimizarlo, diciendo que hacían fila para “estudiar” en el servicio penitenciario. Pero ya vimos filas también de miles de jóvenes cuando se abrieron puestos en la policía. ¿Explicación? Empleo fijo, salario de 34 mil pesos, obra social, aportes jubilatorios, estabilidad.
Fue difícil encontrar en esas colas a jóvenes con “vocación” penitenciaria o policial. Lo que ocurre es que, coincidente el Indec, más del 90% de jóvenes cree que es cada vez más difícil conseguir empleo. La falta de oportunidades y un futuro como repartidor de pizzas, en un call center o el poder “vivir la incertidumbre y disfrutarla” como planteara el ex ministro de Educación, Esteban Bullrich, hace que miles acepten arriesgar sus vidas por un empleo “estable” y un salario cercano a la canasta familiar.
Para muestra basta un botón: según el INDEC, en el Gran La Plata hay más de 150 mil personas buscando trabajo. De esas, 37.000 no tienen ningún ingreso y 120.000 buscan un complemento porque el salario no les alcanza. En el conurbano, casi dos millones están en esa situación. Con Macri creció a 5,7 millones la cantidad de personas desocupadas y subocupadas. Es que, entre 2015 y 2019, la desocupación aumentó tres puntos, al pasar del 7,1% al 10,1%.
Juventud, ¿divino tesoro?
Según el INDEC, esa desocupación alcanza al 18,5% de los jóvenes y al 23,1% de las mujeres jóvenes, lo que evidencia además una clara brecha de género. Si tomamos la pobreza, entre las y los jóvenes las cifras alarman: el 46,6% son pobres y el 70% son vulnerables.
En el país hay 7,5 millones de jóvenes. De esos, un millón 27 mil son inactivos absolutos. Los famosos “ni-ni”. Y si vemos el 1,5 millón de jóvenes que trabajan, el 69% lo hace en forma precaria. Una enorme franja de alta vulnerabilidad. Este deterioro social lleva a que, en el “mercado” laboral, la juventud se vea expuesta al desempleo o aceptar condiciones muy precarias de contrato.
¿Cuál salida proponen? La receta del FMI es igual para Latinoamérica. El capital no tiene fronteras y las formas de explotar para un ciclo de acumulación capitalista son las mismas: aplicar reformas que “deben incluir una mayor apertura de las economías al comercio y a la inversión extranjera directa, flexibilizar las regulaciones en los mercados de productos y de mano de obra, fomentar la competencia y mejorar la calidad del capital humano y físico”, afirmó Werner del Fondo.
Macri fracasa desde 2017 cuando presentó su ley de reforma laboral esclavista. La lucha impidió aplicarla. Pero ya la burocracia de la CGT, la que hoy apoya a Alberto Fernández y Cristina, le había dado vía libre para votarla en el Congreso. Ahora vuelven a la carga. Funes de Rioja, vicepresidente de la Unión Industrial, reclamó facilidades para “descontratar” empleados. Pero ni la flexibilidad ni reducir aportes patronales, generaron empleos de calidad.
Alberto-CFK, FMI, dólar y reforma laboral
Fernández dice que no hará una reforma laboral, sino que primero habría que crecer. Aunque sí dijo estar a favor de “acortar privilegios” laborales de algunos sectores. ¿Qué significa? Uno de los más entusiastas burócratas cegetistas en apoyar a Alberto y Cristina, el dirigente del SMATA, Pignanelli, es vanguardia en esto de resignar conquistas.
Así, el 29 de mayo, en el paro general, SMATA avaló suspender a 1.500 trabajadores de Renault, reducirles la jornada laboral y una rebaja del 30% en los salarios para “sostener los puestos de trabajo”. Así lo vendieron, un pacto para “evitar despidos”. Pero era la mascarada del avance PRO-patronal en precarizar el empleo en una rama que ganó fortunas. Abarcó a la Ford, Peugeot, a Toyota, Honda, Fiat, General Motors y Volkswagen.
Por eso, el economista Guillermo Calvo dice que “Cristina es lo mejor que le puede pasar al país” porque “va a aplicar el ajuste con apoyo popular, culpando a Macri”. Mientras Guillermo Nielsen, economista de Alberto Fernández, prevé la reforma laboral cuando fue enviado al precoloquio de IDEA en Neuquén, como referente económico. Nielsen fue secretario de Finanzas de Duhalde y Néstor Kirchner, además embajador de Cristina en Alemania y reivindica los acuerdos de Vaca Muerta.
Allí el sindicato petrolero firmó una fuerte entrega de conquistas, al incrementar la sobreexplotación de trabajadores, aumenta los ritmos productivos y disminuye las condiciones de seguridad, lo que se cobró vidas obreras. Mayor precarización con contrataciones a término, como única metodología de contrato, el que puede ser incluso permanente. Se redujo personal, creó una comisión que sustituye las paritarias y perdieron otras conquistas (“privilegios” diría Alberto) como nunca antes.
Por si la reforma no se puede hacer por vía directa, en estos días Alberto ha dejado en claro que está a favor de “un dólar competitivo”. En un reportaje al oligárquico diario La Nación lo dijo clarito: “Todos sabemos que el dólar está subvaluado. El dólar futuro a diciembre está un 25% más caro”. Esto da un dólar a $56.
Y en El Destape, para ver cómo pagar al FMI, Fernández propuso “movilizar el mercado interno” y “tener un dólar competitivo, qué haga competitiva la producción argentina”. Al menear el retraso del dólar, no es más que anticipar a oídos del establishment y el Fondo una fuerte y nueva devaluación. Es decir, un golpe por vía indirecta a las condiciones de vida y trabajo de millones.
Las propuestas por izquierda
La única “reforma laboral” a favor del trabajador es la que plantemos desde la izquierda que se une: prohibición de despidos y suspensiones. Expropiación y estatización de toda empresa que cierre, puesta a producir bajo el control de los trabajadores. Basta de trabajo precario y en negro, todos a planta permanente. Trabajo para todos, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario entre ocupados y desocupados. ¡Abajo la reforma laboral flexibilizadora!
Así podremos poner fin a esta sociedad inequitativa con procesos de desocialización, anomia y pérdida de autoestima. Atacar la crisis educativa, al servicio del país delivery. Solo con un gobierno de los trabajadores y el socialismo habrá solución.
Francisco Torres