¡Amazonas en llamas! No hay planeta B
Huelga general mundial climática 20S – Todes a las calles!
El lunes 19/8 la ciudad más grande de Brasil, San Pablo, se oscureció del todo a las tres de la tarde. Se hizo de noche, una noche cargada de humo, hollín y cenizas. En una combinación de fenómenos climáticos, el humo que cubrió San Pablo se originó a partir de la destrucción del Amazonas, que desde el 1º/8 se viene quemando sin pausa, afectando a los estados de Acre, Amazonas, Rondonia y Mato Grosso do Sul. A esta altura, ya nadie duda que los incendios de ese pulmón del planeta son el resultado de la indiscriminada deforestación y de privilegiar los negocios y el saqueo por sobre la vida y la naturaleza.
¡Bolsonaro y su gobierno son responsables!
En otro de los disparates a los que el presidente de Brasil y amigo de Macri nos tiene acostumbrados, Bolsonaro culpó a las ONG ambientalistas de promover los incendios. Nunca escuchó las advertencias de los agricultores de Pará, Rondonia y Mato Grosso ni a las organizaciones ambientalistas. Es al revés: el incendio de la Amazonia es fruto directo de las políticas de tala indiscriminada y ataques a los pueblos nativos e indígenas que viven allí. Ricardo Galvao, director del INPE (Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil) declaró que es “innegable el aumento de la deforestación, que en el último año aumentó un 88% y ya llega a más de 1.864 km2, más del triple que en julio de 2018”. Galvao es un respetado físico y miembro de la Academia Brasileña de Ciencias y fue despedido por Bolsonaro tras esas declaraciones.
Bolsonaro aplica a nivel ambiental la misma política de ajuste y destrucción hacia la educación, la ciencia, la técnica, los servicios públicos y la economía. Con la clásica receta neoliberal entrega los bienes comunes y desmantela la educación pública y la investigación científica.
Una destrucción que viene de años
Todas las zonas de bosques de Brasil y en especial la Amazonia vienen siendo destruídos desde hace años mediante los cambios en el Código Forestal y la construcción de plantas hidroeléctricas como la de Belo Monte, pero con Bolsonaro y su ministro Salles la brutalidad pegó un salto. Esa política la promueven los grandes ganaderos y terratenientes, los buscadores de metales preciosos y las compañías mineras. La libertad para la posesión y el uso indiscriminado de armas para esos sectores ha facilitado la formación de milicias que defienden los intereses de los latifundistas.
Los grandes sectores de la agroindustria y la minería son los principales interesados en esa línea destructiva. Hace dos meses, el Ministerio de Agricultura aprobó el uso de 51 pesticidas nuevos en el mercado brasileño, totalizando casi 300 pesticidas en 2019. La tasa de aprobación del uso de pesticidas es la más alta de la historia. Los resultados de la destrucción se sintieron más allá del Amazonas. Las megamineras, a su vez, pretenden abrir nuevas áreas de exploración y son responsables de dos de los mayores delitos ambientales en el mundo: la ruptura de las represas Mariana y Brumadinho en Minas Gerais.
No hay planeta B! 20 S, huelga general mundial climática!
En todo el mundo se han levantado voces de crítica a Bolsonaro y su política. La revista The Economist, el presidente francés Macron, los gobiernos de Alemania, Canadá, Finlandia y hasta el de EE.UU., pero no nos podemos confundir. Los líderes imperialistas buscan fortalecer sus posiciones políticas en sus países pero en el plano internacional apoyan a las multinacionales agroindustriales o mineras que se benefician con lo que está pasando.
Solo la lucha popular, en Brasil y a nivel internacional, puede frenar esta política de deforestación y saqueo que está haciendo que la humanidad pierda su principal pulmón verde. Está planteada una movilización internacional contra el despojo de los recursos naturales y la destrucción del ambiente por parte de las transnacionales y sus gobiernos.
Los días 24 y 25/8 se realizaron actos y actividades en más de cien ciudades del mundo. Caetano Veloso y Sonia Braga encabezaron una gran marcha en Río de Janeiro con la consigna “Quemen a los fascistas. No los bosques!”. Desde el MST en el FIT Unidad y la Red Ecosocialista participamos ante la embajada de Brasil en Buenos Aires y en muchas capitales provinciales de Argentina. Desde la LIS estamos impulsando una campaña mundial para frenar la deforestación y la destrucción de la Amazonia. El 20 de septiembre está convocada una movilización y una huelga general climática mundial. Llamamos a impulsarla desde cada universidad, barrio, lugar de trabajo y estudio. Hay que tomarla con mucha fuerza para frenar este verdadero ecocidio impulsado por Bolsonaro y el sistema capitalista.
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