Davos 2020, Greta, Trump y Vaca Muerta
La alternativa es ecosocialismo o barbarie
Davos 2020, Greta, Trump y Vaca Muerta
Ha comenzado la 50ª edición del evento anual capitalista más influyente, el Foro Económico Mundial de Davos, bajo el lema “Partes interesadas para un mundo coherente y sostenible”[1].
Este ostentoso slogan, que esconde hipocresía y turbación a la vez, bosqueja el mundo polarizado en que vivimos. La amenaza de extinción por el calentamiento global y la responsabilidad del modo de producción capitalista en este asunto son inocultables. El ascendente activismo socioambiental a escala internacional y su fuerza también lo son.
Según su web oficial, el Foro Económico Mundial es “la organización internacional para la cooperación público-privada… involucra a los principales líderes políticos, empresariales, culturales y de otros ámbitos de la sociedad para dar forma a las agendas mundiales, regionales e industriales”.
La presencia de Greta Thunberg y el peso de la crisis climática en los debates reflejan el poder de esta otra ola verde, joven y global, que arrincona y denuncia a los Estados, gobiernos y corporaciones; que exige una salida civilizatoria ante el apocalipsis en el que nos han metido. Días antes del foro, la joven sueca exigía a los participantes de Davos que “de inmediato den un alto a todas las inversiones en exploración y extracción de combustibles fósiles, de inmediato detengan todos los subsidios y de inmediato comiencen a desinvertir de combustibles fósiles… Queremos que esto se haga ahora”[2]. El lunes 21 pronunció un incisivo discurso en ese mismo sentido, denunciando que, pese a las palabras vacías y disimulos, no se ha revertido la tendencia al desastre.
Las dolorosas postales de la Amazonia y Australia son una prueba irrefutable. También los datos de la ONG ambientalista Rainforest[3], cuyo informe acusa que desde el Acuerdo de París[4], firmado en 2016, aparte de las inversiones de otras empresas, 33 grandes bancos del mundo invirtieron 1.9 billones de dólares en las industrias de combustibles fósiles. Esta tendencia se acelera, con 600 mil millones de dólares invertidos en los últimos tres años.
El impacto es desastroso: las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) fósil en 2017 aumentaron un 1,2% en relación al año anterior, con un total de 37.1 mil millones de toneladas métricas[5]. En 2018 aumentaron aún más en un 1.9%, alcanzando un total de 37.9 mil millones[6]. Los datos de 2019 aún no se publican, pero se prevé otro firme aumento de estas emisiones de gases de efecto invernadero, que elevan el calentamiento global.
Simulación grotesca de la élite
La opinión pública influye sobre el accionar de los capitalistas, pero no hace que pierdan su lógica de clase social minoritaria y privilegiada. Como un animal depredador que ha sido descubierto por su presa, intenta camuflarse y atacar desde un nuevo ángulo. Por eso los capitalistas se vienen pintando de verde, se proclaman “ecológicos” y utilizan a sus fundaciones y ONGs para recuperar credibilidad, pero no pierden su voracidad extractivista:
- Gran Bretaña, tras anunciar una reducción del 2.53% en las emisiones de CO2 en su territorio, hace una inversión estatal de mil millones de libras para fracking en nuestro país[7].
- Alemania, con una reducción de emisiones de CO2 del 4.69%[8], desde el Deutsche Bank invirtió 53.939 millones de dólares entre 2016 y 2018.
- Japón redujo un 1.50% sus emisiones, mientras que tres de sus bancos invirtieron 185.847 millones de dólares en hidrocarburos.
- Canadá baja un 1.03% las emisiones interanuales, mientras en los últimos años invirtió 338.208 millones de dólares en combustibles fósiles.
- Consecuentes con su negacionismo del calentamiento global, los EE.UU. y China aumentaron sus emisiones de CO2 y también sus inversiones en el mercado de las energías fósiles.
No se puede confiar en ellos
El Foro de Davos es el más selecto club de ricos del mundo. Ellos razonan y actúan como clase social, no como especie. Por lo tanto, ante cualquier amenaza a la civilización, antepondrán su propia subsistencia como clase privilegiada. Prefieren seguir invirtiendo en energías fósiles que nos atan a su puñado de monopolios contaminantes en vez de hacerlo en energías renovables, cuyas fuentes están al alcance de la sociedad: viento, luz solar, mareas, etc. No quieren que peligre la ecuación propietarios explotadores versus clases explotadas. Es la dictadura de una clase social contra el presente y el futuro de todo el planeta, de todas las especies, incluida la humana.
Dar respuesta a la crisis climática supone para ellos perder sus privilegios de clase. Las transformaciones que necesitamos impulsar son inconciliables con una convivencia pacífica con el sistema capitalista e imperialista.
Greta les pregunta: “¿Qué les dirán a sus hijos… que parecía tan mala [la salida a la crisis climática] para la economía, que decidieron resignar la idea de asegurar futuras condiciones de vida sin siquiera intentarlo?”[9]
Ante esa pregunta, nosotres respondemos que los capitalistas y sus gobiernos son incapaces de desatar las transformaciones que el agravamiento de la crisis climática demanda con urgencia. Sin ir más lejos, el 76.5% de las empresas que participan de Davos 2020 explotan combustibles fósiles de forma directa o tienen grandes negocios con quienes lo hacen[10]. En el porcentaje restante tampoco encontramos empresas “honradas”, sino a grandes laboratorios farmacéuticos y fabricantes de agrotóxicos, monopolios de la alimentación y otras industrias extractivas que aportan al calentamiento global y/o a la contaminación.
Entonces, no debemos depositar las expectativas del movimiento socioambiental más que en nuestras propias fuerzas. A la vez que promovemos la unidad de acción con otros movimientos sociales para enfrentar las consecuencias y exigir cambios, hay que fortalecer una organización política socialista y revolucionaria para enfrentar y derrotar al capitalismo racista, patriarcal y ecocida.
Neutralizar la lucha, para que nada cambie
Ante el movimiento socioambiental, el establishment ha tomado con mucha seriedad la tarea de neutralizarlo para que no haga daño a los intereses capitalistas. Buscan separar la salida a la crisis climática de las posiciones anticapitalistas.
Desde el documental Una verdad incómoda[11] hasta la nota Dificultades ambientalistas[12], que publicó hace poco el diario Clarín, se pretende presentar una salida ecológica exenta de “ideologías” y que se limita a una salida individual a fin de desviar las críticas a sus responsables: las grandes industrias, los gobiernos, los Estados y el sistema capitalista en su conjunto. En el artículo argentino se lee: “Todas las buenas intenciones no tienen por qué transitar el mismo camino”. Buscan así aislar los reclamos socioambientales de los reclamos y propuestas que levantamos quienes cuestionamos la desigualdad social y demás efectos destructivos que provoca este sistema. La propia Thunberg, en su discurso en Davos, trató de despegarse de la dicotomía izquierda-derecha. Pero ¿es realmente posible hacerlo? Creemos que no.
La derecha en su totalidad banca el ecocidio, desde su versión negacionista con Trump, Scott Morrison y otros, hasta su versión moderada, que reconoce el calentamiento global pero pretende hacer negocios con él: Boris Johnson, Obama, Al Gore y otros. La izquierda, en cambio, es enemiga del capitalismo ecocida y busca empoderar al pueblo trabajador para que tome las riendas de la producción y de la política en base a una relación armónica con la naturaleza. Aquí no hay que confundir a la izquierda anticapitalista y socialista con la caricatura que algunos sectores representan, que reclamándose de “izquierda bolivariana” o castrista han hecho avanzar el productivismo sobre la base de regímenes autoritarios como el de Maduro en Venezuela.
Como dice la canción de los Redondos, “fijate de qué lado de la mecha te encontrás”. De este lado, cada vez somos más. De los capitalistas y sus gobernantes no queremos ni esperamos un ilusorio cambio de conducta ni una reflexión: sería perder el poco tiempo que resta. Lxs ecosocialistas queremos echarlos del poder para reorganizar toda la sociedad sobre nuevas bases, planificando democráticamente la producción en función de las necesidades de las mayorías y en armonía con la naturaleza.
La salida es ecosocialista
Tal vez éste sea el debate más importante que hoy debemos abordar desde el movimiento socioambiental para acertar en la perspectiva.
Los discursos de Davos y los acuerdos climáticos que suscriben los capitalistas en realidad son carnada para los distraídos. Lo que hace falta es confiscar todo el sistema bancario-financiero para redirigir las inversiones fósiles hacia las energías limpias de manera inmediata. Nacionalizar los bienes comunes naturales como el agua, las riquezas mineras, los hidrocarburos y demás para quitar a los monopolios del camino y comenzar a producir sólo lo socialmente necesario. Todo debe ser debatido y decidido democráticamente por los pueblos. Además, hay que decomisar las grandes extensiones de tierras fértiles y distribuirlas entre campesinos y pequeños productores, y así realmente producir para alimentar, sin agrotóxicos ni transgénicos. Es decir, imponer la participación directa de la población para que tome las riendas en la planificación social de la producción, para evitar burocratización en el poder y liberar tiempo reduciendo la jornada laboral sin bajar los salarios. Estas son algunas medidas, las más urgentes, que deben ordenar y concentrar nuestra acción colectiva para forjar una verdadera salida en esta habitación del pánico en la que han convertido a nuestro planeta. Para hacerlo, es preciso luchar para llevar al poder a gobiernos de les trabajadores y el pueblo.
Si saquea, contamina y precariza, no es progresismo
El fracking representa una de las mayores amenazas para el equilibrio climático en el mundo. Sin embargo, en Argentina escuchamos que podría ser nuestra salvación. ¿Tan desesperada es la situación de endeudamiento y crisis a la que nos condujeron Macri, el FMI y el PJ cómplice, que sólo podríamos elegir como “salida milagrosa” las cuestionadas energías fósiles?
La orientación extractivista y ecocida del gobierno de Fernández-PJ aparece cada vez más clara. Por eso enviaron como representante argentino al Foro de Davos a Guillermo Nielsen, el presidente de YPF S.A., explotadora de fracking en Vaca Muerta junto a Chevron y otras petroleras extranjeras.
En nuestro país, el saqueo es una política de Estado: con Macri y Juntos por el Cambio los subsidios a los combustibles fósiles representaron el 6.5% del presupuesto nacional y durante toda su gestión más del 92% de los subsidios totales a las energías. O sea, que las energías limpias apenas contaban con un 2% o 3%. Con Alberto Fernández y el PJ la cosa no mejora, ya que los combustibles fósiles sumarán más de 6.000 millones de dólares en subsidios, cifra que duplica lo que el Estado invirtió durante todo 2018 en las universidades nacionales[13].
Además, con la recientemente sancionada ley nacional de “solidaridad”, el gobierno les bajó las retenciones a las empresas de hidrocarburos y a las mineras, y encima les permite girar sus dólares libremente al exterior. Como si esto fuera poco, se creará un fondo público con esas retenciones para asegurarles un precio de 50 dólares el barril en caso de caída internacional en los precios del crudo[14]. El gobierno argumenta que semejantes condiciones leoninas deben ser aceptadas para “atraer” dólares necesarios para el pago de la descomunal y abusiva deuda externa. Lo correcto sería desconocerla, ya que no fue contraída en beneficio del pueblo argentino sino de un puñado de bancos abusivos y además fugaron buena parte: ¡son ellos los que deberían pagarla!
Vaca Muerta es un enorme peligro climático para nuestro pueblo y más allá. Es también más dependencia y sumisión, un engendro neocolonial y ecocida que crece amamantado por el Estado argentino[15], además de implicar despidos, precarización laboral y muertes obreras. En síntesis, en plena crisis climática, parece que estamos viviendo en el virreinato de las petroleras y megamineras. Y esto, de progresismo, no tiene nada.
Es necesario tomar partida en medio de esta locura. Te ofrecemos un puesto de lucha en la Red Ecosocialista y el MST. Militá con nosotres.
Leonel Acosta.
[1] En http://www3.weforum.org/docs/WEF_AM20_Overview.pdf.
[2] En https://amp.theguardian.com/commentisfree/2020/jan/10/greta-thunberg-davos-tycoons-fossil-fuels-dismantle-climate-crisis.
[3] En https://www.ran.org/wp-content/uploads/2019/05/BOCC_2019_SUMMARY_vESP.pdf.
[4] Ese moderado acuerdo exige que las inversiones financieras sean “consistentes con un camino hacia las bajas emisiones de gases de efecto invernadero” (Paris Agreement, United Nations Framework Convention on Climate Change, 2015, p. 3).
[5] En https://ec.europa.eu/jrc/en/publication/fossil-co2-emissions-all-world-countries-2018-report.
[6] En https://edgar.jrc.ec.europa.eu/overview.php?v=booklet2019.
[7] En https://www.infobae.com/economia/2019/10/29/en-plena-campana-por-la-energia-renovable-el-reino-unido-financiara-el-fracking-en-vaca-muerta/.
[8] En https://datosmacro.expansion.com/energia-y-medio-ambiente/emisiones-co2?anio=2018.
[9] En https://www.youtube.com/watch?v=iae6cNoBWRo.
[10] En https://es.weforum.org/events/world-economic-forum-annual-meeting-2020/about.
[11] Película y libro basados en la exposición del ex vicepresidente estadounidense Al Gore sobre el calentamiento global. 2006.
[12] En https://www.clarin.com/opinion/dificultades-ambientalistas_0_GKLPUlzf.html
[13] En https://www.infobae.com/economia/2019/10/29/en-plena-campana-por-la-energia-renovable-el-reino-unido-financiara-el-fracking-en-vaca-muerta/
[14] En eldestapeweb.com/nota/exclusivo-el-millonario-acuerdo-de-alberto-fernandez-con-las-petroleras-202011811100
[15] En https://ieefa.org/informe-ieefa-el-plan-argentino-de-fracking-en-vaca-muerta-de-patagonia-es-financieramente-riesgoso-fiscalmente-peligroso. Los principales “inversores” en Vaca Muerta (Chevron, ExxonMobil, Equinor, Total, Shell y Tecpetrol) son totalmente dependientes de los millonarios subsidios del Estado nacional.