Presentamos proyecto Para eliminar los peajes. Rutas argentinas
Las rutas unen, por ellas se transportan nuestros bienes comunes, el producto de nuestro trabajo y también, por qué no, permiten el placer de viajar y conocer nuestra tierra. Pero, como todo en este sistema, las rutas también son un negocio lucrativo para un par de vivos. En esta nota te cuento la historia de las rutas y el surgimiento de la estafa de los peajes. También nuestra propuesta alternativa.
Escribe: Luciana Echevarría, legisladora.
En 1932 se creó la Dirección Nacio-nal de Vialidad y un impuesto especial para financiar las obras que consistía en un monto fijo cobrado por cada litro de nafta. En 1958 un decreto del gobierno modifica ese impuesto, que deja de ser un monto fijo y pasa a ser un porcentaje (el 35%). En 1960 se crea el Fondo Nacional Complementario de Vialidad con el objetivo de recaudar, a través de un gravamen a la venta de cubiertas y vehículos, para construir, en el plazo de diez años, 15 mil kilómetros de caminos.
El primer paso en el camino de la privatización lo da la dictadura genocida, como no podía ser de otra manera: en 1979, a través de un decreto transfiere tramos importantes de rutas nacionales a las provincias. Quedando la Dirección de Vialidad Nacional con funciones reducidas. Y luego, durante el gobierno de Alfonsín, a través de un decreto pergeñado por el Ministro de Obras Públicas Rodolfo Terragno, se da origen al embrión de las privatizaciones futuras. Bajo el nombre de «Desmonopolización de los Servicios Públicos Prestados por Empresas Estatales» se habilita la participación de privados en los servicios estatales, entre ellos, la concesión de rutas.
Finalmente, la ley privatizadora por excelencia llegó de la mano de Menem. Conocida como Reforma del Estado, la 23.696 habilitó el desguace total de todas las empresas públicas. «Nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado» dijo Dromi y vendió todo: agua, gas, luz, trenes, aviones, petróleo, teléfonos, rutas, puertos, aeropuertos, astilleros, usinas, barcos, fábricas, minas, medios de comunicación… Todo.
Peajes, estafa por partida doble
Todo el proceso privatizador fue escandaloso. Los de arriba regalaron todo, incluso fuimos de los pocos países que perdieron su petróleo sin mediar una guerra.
Pero el caso del peaje es paradigmático. El 21 de septiembre del 89 Menem dictó el decreto 823 por el cual las rutas son entregadas a privados a través del cobro de peajes y creó esta verdadera estafa que subsiste hasta nuestros días. ¿Por qué digo que es una estafa? Primero porque las «licitaciones» fueron una truchada, y como siempre, se benefició a los empresarios amigos, que en menos de un año ya se habían repartido el total de los corredores. Los adjudicatarios mayoritarios fueron Pérez Companc, con aproximadamente el 10% de las rutas, Techint con el 12%, Macri con el 11% y Benito Roggio e Hijos con el 17,5%. Los mismos nombres que hasta el día de hoy siguen haciéndose millonarios a costa de los negocios con el Estado.
Segundo, porque el mecanismo del peaje es totalmente inconstitucional, cobrar por transitar sin garantizar vías alternativas es lisa y llanamente impedir el derecho al libre tránsito reconocido en la Constitución Nacional.
Y tercero, porque es de los fraudes más grandes de las privatizaciones, porque no solo privatizó algo que era de todos -permitiendo que empresas privadas lucren con un servicio básico- sino que además, el Estado continuó cobrándonos por el mismo servicio a través del impuesto al combustible. Una estafa al cuadrado. Las denuncias por coimas, malversación de fondos, incumplimiento de deberes de funcionario público en relación a los peajes abundan. También abundan los incumplimientos empresarios. Y sin embargo, no solo no van presos, sino que el negocio sigue hasta hoy en todo el país y año tras año se les autorizan aumentos brutales.
Eliminar los peajes es la salida
Sobran los motivos para terminar con los peajes. Si hace falta aclararlo no aportan ninguna ventaja a la población y significan un costo altísimo para les trabajadores y sectores populares. En nuestra provincia, por ejemplo, los peajes se concentran en los accesos a la Capital, por ende todes les que vienen de las ciudades dormitorio a trabajar a Córdoba deben pagarlos. Si a eso le sumamos que pagamos la nafta más cara del país, el costo de transportarse es obsceno. Por si esto fuera poco, la empresa prestadora Caminos de las Sierras es una Sociedad Anónima cuyo único accionista es el propio Estado Cordobés, que ahora pretende meter un tarifazo del 35%.
Por todo esto presenté un proyecto para eliminar los peajes en toda la provincia de Córdoba, que fue apoyado por CONADUV (Comité Nacional de Defensa del Usuario Vial).
En el planteo de que las obras pasen de inmediato a manos del Estado provincial, a través del Ministerio de Obras Públicas y sean controladas por una Comisión independiente de trabajadores y usuarios. Y que los trabajadores de Caminos de las Sierras pasen a ser planta permanente del Ministerio de Obras Públicas, respetando todos sus derechos.
La corrupción y los negociados matan
La estafa tiene su rostro más espantoso en las cifras de muertos en las rutas. Año tras año miles de personas mueren en accidentes viales. Para ser exactos el año pasado cada día murieron 19 personas en siniestros evitables. Las pésimas condiciones en las que se encuentran los caminos, son uno de los elementos que las provocan. También la cantidad de autos y vehículos de carga volcados a las rutas por no existir medios de transporte alternativos, como el tren.
Por eso a la propuesta de eliminar los peajes y recuperar las rutas, se suma un plan integral de recuperación del ferrocarril en manos del Estado y con control de sus trabajadores y usuarios.
Los distintos gobiernos no solo desmantelaron el tren, entregándolo a empresas que no invirtieron un solo peso, sino que además, por la ley de emergencia ferroviaria de De la Rúa, es el Estado el que paga salarios e inversiones, por lo tanto, el negocio es redondo. Semejante fraude cuenta con la complicidad de la burocracia ferroviaria, responsable del asesinato de Mariano Ferreyra. Otra vez, la corrupción y los negociados matan.
Terminar con todos los curros y elaborar un plan de desarrollo del tren y de obras viales no puede hacerse teniendo como norte la ganancia empresaria. Solo los trabajadores pueden diseñarlo. Nuestro partido y nuestra banca están al servicio de esa tarea.