Diálogo polémico con Svampa y Viale. De pactos y transiciones
La socióloga Maristella Svampa y el abogado Enrique Viale publicaron un documento que titularon “Hacia un gran pacto económico y ecosocial” 1. Recogemos el guante y opinamos sobre la propuesta. Puntos en común y ambigüedades. Nuestro aporte, en diálogo, en polémica.
Escribe: Mariano Rosa, coordinación de la Red Ecosocialista de Argentina.
La pandemia plantea un cruce de caminos. La intelectualidad, sensible a esas turbulencias, interviene con propuestas, planteos, búsqueda de opciones. En otro artículo de esta publicación nos referimos al libro oficialista que excluye la perspectiva del marxismo militante, del trotskismo que representamos. La propuesta de Svampa y Viale se resume en 5 puntos y una definición: hace falta un pacto económico y ecosocial. El propósito de responder a la encrucijada civilizatoria, lo compartimos. A la vez, Maristella y Quique son compañeros de ruta. Por lo tanto, polemizamos desde esa ubicación con afecto y respeto. Los 5 puntos que plantea la declaración se resumen en 3 nudos problemáticos: el sociosanitario –sistema nacional de cuidados-, el ecosocial –sobre la transición productiva- y el económico – ingreso universal, reforma tributaria y deuda. Queremos interpelar esos 3 nudos y abrir un intercambio con la propuesta de los autores.
La salud del 99 %, no las ganancias del 1 %
Una de las propuestas del “pacto” consiste en un Sistema Nacional de Cuidados. En la declaración se reivindica el derecho a la salud pública, y claro, lo compartimos. También se critica la mercantilización de la salud, y obvio, apoyamos. Sin embargo, creemos que la forma de asegurar ese derecho social para el conjunto de la población, después de décadas de desmantelamiento de lo público y trasvasamiento al campo de lo privado, es con una política concreta: declarar de utilidad social toda la capacidad instalada de las prepagas, su aparatología, personal, farmacias y laboratorios. Ese paradigma asegura una infraestructura indispensable para centralizar una respuesta de escala a los efectos socio-sanitarios de la pandemia. A la vez, es un dispositivo que puede funcionar con eficiencia basado en la activa participación del personal de salud a través de organismos democráticos en cada hospital, sanatorio o dependencia del sector: Comités de Crisis para una gestión transversal de un Sistema Unificado de Salud. Esta determinación como política pública implica superar el umbral de la propiedad privada de los capitalistas de la enfermedad. Centenares de organizaciones impulsan a escala internacional una propuesta de este calibre 2. Del “pacto” de Svampa-Viale no surge esta perspectiva con claridad. ¿Están de acuerdo?
Hay vida después del extractivismo (y seguro vale la pena)
Svampa y Viale cuestionan el extractivismo y han escrito –y leímos- fundamentadas críticas al modelo de “maldesarrollo” dominante 3. Impugnan los pilares de esa matriz: el agronegocio, la megaminería, el fracking y la cementación urbana especulativa. La convergencia del derecho a la justicia social y ambiental, como ellos, la reivindicamos. A la vez, queremos enfatizar un aspecto: no alcanza, opinamos, con reforzar la agroecología: tiene que sustituir al agro-negocio. Esto supone adoptar una medida crucial: reforma agraria, la tierra para el que la trabaja y la estrategia de producir comida saludable, suficiente, accesible. Para salir de la matriz petro-dependiente y avanzar hacia renovables y limpias, también se requiere una decisión: estatizar bajo control social todo el circuito energético (sin indemnizar) y desenvolver un plan de transición, hacia esa otra matriz. Otra vez, el umbral: la propiedad privada de las corporaciones. En fin, el pacto ¿incluye esas medidas? ¿se las plantea como horizonte?
Soberanía, ahorro social y estructura de ingresos
Tres medidas económicas plantea la propuesta de Svampa y Viale: suspender el pago de la deuda, una reforma tributaria y un ingreso ciudadano universal. Las tres son un positivo punto de apoyo. Sin embargo este nudo, el económico, supone problematizar también otras decisiones, complementarias, indisociables de aquéllas. Sobre la deuda, hay razones históricas de jurisprudencia burguesa y claro, de elemental soberanía, para directamente más que suspender repudiar y desconocer un engranaje inaceptable de neocolonialidad. Por lo tanto, no pagar y redestinar esos recursos es inexorable para un rumbo independiente de país. ¿Qué hacer frente al lobby del capital financiero? ¿Cómo actuar frente a la amenaza de fuga y las presiones sobre el dólar? Las medidas defensivas básicas de todo país soberano son por lo menos dos: estatizar el sistema financiero de conjunto y hacer lo propio con el comercio internacional del país. El ahorro nacional y las decisiones sobre que importar/exportar en el plano comercial tienen que ser un resorte central de política pública estatal, a favor de la mayoría. Otra vez el umbral, la propiedad privada que aparece como escollo. En simultáneo, el esquema de impuestos tiene que invertirse: confiscar a los confiscadores. Eliminar el IVA, el impuesto al salario y gravar las fortunas, de verdad. ¿Coincidimos en esta hoja de ruta? Lo dejamos como interrogante.
Para reorientar, planificar, expropiar: sobre el Estado.
Todo el enfoque de la declaración está atravesado por un concepto: otro rol para el Estado, su capacidad para transformar la economía, dicen los autores. En este punto quizá tenemos un antagonismo más marcado. Bajo las condiciones del capitalismo, el Estado es su Estado. Vale decir: el Estado concentra funciones que instrumentan el ejercicio del poder del capital y su clase dominante: la burguesía que en esta época se resume en 200 corporaciones planetarias. Discrepamos con la tesis del Estado como campo de disputa para lograr reformas duraderas a favor de la mayoría social, digamos: la clase trabajadora y el conjunto de los sectores subalternos. El aparato concentrado de represión, la democracia del capital con su casta de privilegiados y su división de poderes que más bien es división de tareas para la hegemonía de los que mandan, no puede ser reformado como estrategia. En todo caso, habrá coyunturas donde las relaciones de fuerza le imponen límites o hasta le arrancan medidas a favor de la mayoría o de algún sector. Pero es solamente temporal. Este Estado asegura la dominación del capitalismo en sus más diversas variantes. Por lo tanto, la clave para reorganizar la economía, las relaciones sociales, el metabolismo con los ecosistemas consiste en desmantelar este Estado y construir otro transitorio basado en organizaciones democráticas de la clase obrera y las mayorías para una gestión de transición pos-capitalista hacia otro modelo social: la criatura innombrable.
El (in) nombrable, esa criatura
Todo nuestro diálogo con la propuesta de Svampa y Viale, al final, se resume en una idea. La época y la encrucijada del COVID19 exacerba un veredicto: la fractura de la relación entre la humanidad y la naturaleza tiene una causa sistémica, estructural, histórica, no contingente y se llama capitalismo. En tiempos de propuestas de post-neoliberalismo, de neo-keynesianismo, de capitalismo progresista y más, replantearse todo, cuestionar los pilares del modo actual de producir/consumir/reproducir ideología, implica pensar en un modelo opuesto por el vértice a partir de un parámetro: producir para consumir, lo socialmente necesario. Y esto, supone otra democracia, real: de los que producen todo. Otras relaciones entre las personas, sin explotación ni opresiones. Otro metabolismo con la naturaleza, sin la lógica de góndola que impone la rapiña de la ganancia. En fin, esa criatura social, económica y política se llama socialismo, y más que nunca, interpela, reaparece.
1. https://n9.cl/xh4w
2. https://n9.cl/2cw7
3. Maldesarrollo: la Argentina del extractivismo y el despojo, Enrique Viale, Maristella Svampa (2014)