Ideas locas
Otra vez la locura. Hace días Alberto Fernández declaró que “Un sistema más justo no es perseguir a nadie. Esas ideas locas de que queremos quedarnos con las empresas, de que queremos castigar a los ricos, no, no, no, queremos un país más justo.” El recurso de tildar de “locas” a ideas que pretenden hacer transformaciones de fondo es común en quienes defienden el statu quo. En 2009 el entonces dirigente de la CGT y la UOM Belén arremetió contra la “zurda loca” por pelear contra el modelo sindical burocrático. “Locas” tildaron en su momento a las Madres de Plaza de Mayo para desvirtuar su lucha. A nuestra corriente se la conoció en la década del 80 como “locos del no pago” por la campaña permanente de denuncia a la deuda externa contraída por la dictadura y legitimada por Alfonsín (y todos los gobiernos que lo sucedieron).
Discurso y realidad. Los llamamientos del presidente a construir un país más justo se contradicen con las medidas concretas tomadas por su gobierno: salvataje a las empresas y ajuste a los sectores populares con congelamiento y rebajas salariales, despidos, suspensiones, falta de entrega de alimentos a comedores y una IFE insuficiente en monto y cantidad. Lxs socialistas del MST sostenemos que “locura” es pretender hacer un “sistema más justo” sin salir de los límites del capitalismo, un régimen cuya lógica es incrementar la ganancia privada de lxs capitalistas a costa de la miseria de las mayorías y la destrucción ambiental. En momentos de crisis sanitaria y económica como las que vivimos, más que “locas”, las ideas que planteamos se vuelven necesarias y urgentes.
Recuperar lo nuestro. Los resortes fundamentales de nuestra economía están en manos privadas: las tierras, el petróleo, las grandes fábricas, los bancos, las empresas de servicios. Lejos de beneficiar al conjunto de población, la obtención de ganancias a cualquier costo, punto departida y de llegada de la lógica capitalista genera empresarios cada vez más ricos y un pueblo cada vez más pobre. Esta situación no se arregla con discursos. Es preciso poner los principales resortes económicos en manos de toda la sociedad. Un primer paso es re estatizar todas las empresas privatizadas en los ’90s, sin indemnización y con control de trabajadores y usuarios.
La deuda o la vida. Afrontar la crisis sanitaria y social exige recursos. En este marco, lo que es una verdadera locura es llevar pagados más de U$ 4 mil millones a los buitres y al FMI en lo que va del año y seguir negociando con los bonistas un acuerdo que legitima los fraudes de la dictadura y del macrismo y nos somete a las políticas de los organismos financieros internacionales. Por eso desde el MST en el FITU sostenemos que hay que declarar un default soberano para destinar esos fondos a las necesidades obreras y populares. Al mismo tiempo levantamos la necesidad de un impuesto a las grandes fortunas, como plantea el proyecto el FITU que el FDT y el macrismo rechazaron. Los ricos, a los que AF no quiere perseguir hicieron mayormente sus fortunas al amparo de la dictadura, estatizado sus deudas o como parte de negocios y negociados con el poder político. Es hora de que el peso de la crisis recaiga sobre sus espaldas y no sobre las del pueblo trabajador.
Controlar nuestros recursos. ¿Hay locura mayor que permitir que se fuguen capitales en un país donde aumentan la pobreza y la indigencia? Hay USD 320.000 millones en el exterior y sólo en los últimos cinco años se fugaron USD 86.000 millones. Nos dicen que hay que flexibilizar las relaciones laborales para atraer inversiones, pero sólo recuperando los capitales expatriados e impidiendo nuevas fugas se obtendrían más recursos de lo que han venido de inversiones extranjeras en los últimos 20 años. Además controlando el dinero que se produce en el país se podría orientar el crédito al desarrollo de la industria nacional, a los sectores populares y las pequeñas empresas en lugar de facilitar la especulación de los grandes capitales. Para eso hay que nacionalizar la banca. Y para poner nuestras riquezas al servicio de las necesidades sociales y no de las ganancias capitalistas también nacionalizar el comercio exterior, hoy controlado por un puñado de corporaciones.
El trabajo, un derecho social. A fines de 2019 había 2 millones de desocupadxs, cifra que ya aumentó en la medida que las grandes empresas aprovechan la cuarentena para despedir miles de trabajadorxs, suspender y rebajar salarios. Hablamos de empresas que facturan millones al año. Prohibir los despidos realmente, expropiando a aquellas que no cumplan y abrir sus libros (que demostrarían que nunca pierden) en lugar de aportarle subsidios con fondos de la ANSES es una medida indispensable. Junto con eso reducir la jornada laboral sin reducción salarial: trabajar menos para trabajar todxs es cuestión elemental de supervivencia.
Defender el medio ambiente. La política productiva del gobierno está orientada a profundizar el modelo extractivista: deforestación, agrotóxicos, megaminería y fracking. A pedido de las corporaciones, y lejos de las necesidades de los pueblos que cada vez más se levantan y enfrentan con la movilización estos proyectos de saqueo y contaminación. Es preciso un modelo distinto: con orientación social y cuidado ambiental, prohibiendo esas industrias y haciendo una inmediata reconversión hacia un modelo agroecológico y de energías renovables. Para eso re-nacionalizar el petróleo y reforma agraria. Locura es seguir dejando en manos de los “conquistadores del desierto” y el capital financiero de los pooles de siembra la producción agropecuaria orientada a commodities mientras más de la mitad de lxs niñxs de nuestro país sufre desnutrición.
Dar vuelta todo. Las ideas que planteamos lxs socialistas, lejos de ser locas o utópicas, son más urgentes y necesarias que nunca. Son parte fundamental de un programa para dar respuesta a la crisis, priorizando los intereses de las mayorías por sobre las ganancias de una minoría privilegiada. Sólo la clase trabajadora puede llevar adelante este programa, por eso la pelea por un gobierno obrero y popular no sólo es necesaria sino indispensable. Con esa perspectiva construimos el MST en el FIT Unidad.